Capítulo 42

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-¿Qué quieres Kathrine? –dijo Julianna con tono cansado.

-Necesito hablarte, en persona. ¿Dónde estás?

-¿Qué?

-¿Dónde estás? Dime por favor.

-En Nueva Esparta, Venezuela...

-Ok.

-¡Espera! Ehm –dijo Julianna mientras se frotaba la frente con la yema de sus dedos– ¿Qué es todo esto?

-Lo sabrás en dos días. Adiós, debo hacer unas llamadas.

-Espera, pero ¿al menos Piero lo sabe? –Dijo ella con preocupación– Ey, Kathrine, ¿estás ahí? –dijo ella, pero en lo que vio su celular de nuevo se dio cuenta que ella ya había colgado.

Ahora todo estaba peor, ¿Y si él no lo sabe? ¿Ella debía decirle? Se preguntaba Julianna a cada momento después de esa rara llamada. Además ¿Qué se supone que quería Kathrine de ella? tampoco era como que Julianna quería verla, pues estaba enojada por su arbitraria decisión de abortar un inocente bebé. Julianna se quedo un momento con la cabeza hacia arriba con los ojos cerrados, luego volvió a bajar su cabeza y se terminó su taza de té, tenía trabajo que hacer y no podía seguir perdiendo su tiempo pensando en posibilidades.

Dos días más tarde Julianna se encontraba de nuevo en su oficina, para su suerte no tenía trabajo que hacer ni clientes pendientes así que solo se limitó a organizar su agenda, a comer un poco. Pero de pronto, esa tranquila tarde se tornó en complicada cuando hubo un ligero toqueteo del otro lado de la puerta. Julianna dio un profundo suspiro pues probablemente se trataba de algún cliente, así que sin más ganas dijo su ligero "pase".

-Buenas tardes –dijo Julianna sin mirar hacia la puerta para ver a la persona que entraba a la oficina, ella estaba escribiendo algo en un papel.

-Hola Julianna –dijo la otra persona. En ese momento Julianna dejo de escribir y lo único que le vino a la mente fue "Mierda, olvide que ella vendría".

-Si viniste... -dijo Julianna con un tono indiferente pero esta vez viéndola directamente– ¿Cerrarías la puerta por favor? Gracias –le dijo ella a su asistente que aun seguía de pie en el marco de la puerta, él se despidió con un gesto con su cabeza y luego cerró la puerta–. Entonces dime, ¿Qué es lo que quieres?

-Tomar una decisión –dijo Kathrine. Julianna frunció el ceño al oír esa frase, pues ellas nunca fueron ni siquiera compañeras alguna vez.

-Mmmm –murmuró Julianna–. Prosigue...

-Tengo miedo ¿sabes? Tengo miedo de tener este bebé. Sé que ya hablamos sobre esto alguna vez pero es que ahora se siente más real. Es decir, yo no quiero abortar pero tampoco lo quiero tener. Estoy tan confundida y mi familia no me ayuda. Estoy sola –dijo la joven con los ojos llorosos.

-Ok. Primero: esto se lo buscaron ustedes. Lo que quiero decir es que al consentir el tener relaciones con alguien estas de una vez aceptando todo lo que puede traer consigo, eso incluye obviamente el embarazo no deseado. Segundo: no estoy de acuerdo con el aborto porque además que mata una vida inocente que podría llegar a ser la persona que descubra la cura del cáncer también te arriesgas tu también ¿lo sabías? –Dijo Julianna lo más seria que pudo, le partía el corazón verla así pero también le molestaba su actitud de querer tirarlo todo solo para que ella no quedara "mal"– Lo otro que te quiero decir es que Piero en serio quiere a este bebé, no sé si te lo ha dicho pero ya le compró su primera pijama. No puedes solo pensar en ti en una situación como esta. No es justo.

-Es verdad... –dijo Kathrine cabizbaja, pues se sentía como una idiota por el solo pensar abortar al bebé– No lo haré. No abortaré.

-¿Lo prometes? Solo te digo que Piero se encargará del bebé también, él tomará su responsabilidad. Él es una buena persona. Además no estás sola, Piero y nosotros esteremos con ustedes.

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