Soy muy joven para enamorarme.

89 5 0
                                    

-No puedo ser tu amigo, no puedo verte todos los días pasar por al lado mío.

Mi cara seria no demostraba ninguna clase de reacción ¿Cómo tenía que actuar? Ningún chico nunca me había vuelto a insistir después de que le dijera que no, pero por lo visto, siempre hay una primera vez.

El guitarrista del otro segundo. Alto,morocho, labios gruesos, ojos achinados y la cabeza llena de rulos. No estabamal, de hecho era bastante atractivo, pero le faltaba algo, algo que lo hicieraparecido a alguno de los tantos protagonistas de mis libros. Si, erainsoportable con eso, pero como quien tiene un sueño y quiere cumplirlo, no ibaa parar hasta encontrarlo.

El era de esos chicos que pasan por tu vida sin tener grandes expectativas y terminan siendo más importantes de lo que creías. Y así fue.

Lo conocí en el patio del colegio, estaba jugando al voley como en todos los recreos y lo vi pasar ¿Quien era? Jamás lo había visto, o no recordaba haberlo hecho. Me llamaba la atención, y no tuve mejor idea que invitarlo a jugar, el aceptó y se metió en el equipo contrario quedando enfrentado conmigo. Todo el partido fue un intercambio de sonrisas y así muchos partidos más. Hasta que llegó el día.

Le pedí que me acompañara a mi casa, la cual quedaba a sólo seis cuadras del colegio. Caminamos tres cuadras en silencio, y treinta más hablándonos todo. Cuando nos cansamos de caminar nos sentamos en el banco del medio de mi plaza preferida.

Lo miré, me miró, nos miramos, nos besamos.
Me miró, lo miré, me sonrió, nos abrazamos.

Los días siguientes fueron los más hermosos que tuve en meses, besos cortos y largos, besos dulces y rápidos.

A las semanas me pidió salir. Pero ¿Estaba lista para algo tan grande? No sabía cómo era, que tenía que hacer. Ante la desesperación del momento un repentino 'no' salió de mi boca cambiando por completo la expresión de su cara.
Y ¿Por qué no? No estaba lista.

Casi 4 meses después se me acercó para decirme que no podía seguir viéndome en los recreos sabiendo que no me podía tener. Me sentí mal, sentí lástima, confusión. Antes de darme cuenta sus labios estaban otra vez sobre los míos.

Era otra de esas hermosas tardes con él, después de su confesión no pudimos dejar de vernos, no importaba si yo tenía que faltar a voley o el a inglés, todo era posible a la hora de vernos.

Se negó a ir a la plaza, se negó a ir a mi casa, solo se quedo tranquilo cuando fuimos a un lugar en el que no había nadie, lo cual me llamó mucho la atención.

Sentados en ese pequeño boulevard de pasto seco y soledad me mira, mira el pasto mientras arranca hojitas amarillas nervioso. No era de sonrojarse pero estoy segura de que si lo fuera, en ese momento hubiera estado más que colorado.

Yo me limito a sonreírle, me gustaba pasar tiempo con él, nunca había sentido algo tan especial por alguien, por lo visto ya estaba en mi vida y había llegado para quedarse por bastante más tiempo del que yo creía. Y eso me lo confirmo al hacerme aquella pregunta tan inesperada y a la vez tan predecible.

-Te quiero preguntar algo, pero te vas a reír.
-¡Ay! ¿Cómo me voy a reír? No seas tonto.

Miles de ideas se me cruzaron por la mente, ¿Y si quería hacer conmigo algo nuevo? O por lo menos nuevo para mí. ¿Y si me preguntaba si me parecía lindo? ¿Qué iba a decirle?

Dudo un rato largo, tomó aire y me lo dijo.

-¿Querés... ser mi novia?

No pude evitar reírme, pero no en forma de burla como él creía, si no de tranquilidad, esperaba algo mucho más difícil de contestar; aunque ¿Quién sabe? Tal vez para el si era algo complicado, y siendo la segunda vez que lo hacía. Ese chico no se daba por vencido.

El miedo que había sentido la primera vez había desaparecido por completo, por fin estaba segura de algo. Si él había sido capaz de perder la dignidad al hacerme dos veces la misma pregunta, significaba que estaba dispuesto a muchas cosas más, y chicos como ese no se encuentran todos los días.

-¿Viste que te reíste?
-Perdón, perdón... ah, y sí, quiero ser tu novia.


Antología de una vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora