Capítulo 14

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Narra Gabi

Subí a su casa, llamé al timbre. No tardó mucho en abrirme.
Yo: Hola feo - dije bromeando. Nos dimos dos besos.
AM: Qué pena que yo no pueda decir lo mismo - dijo mientras me miraba de arriba a abajo.
Sonreí. De pronto, ví a un perrito saltar hacia mí. Era Macareno.
AM: ¡Macareno! ¡Ven aquí! - ordenó, pero el perro seguía jugando conmigo.
Yo: No te hace mucho caso - dije riéndome.
AM: Anda, pasa.
Entré a su casa.
Yo: ¿Estás sólo? - pregunté por curiosidad. Esto hizo que me mirara con cara traviesa.
AM: Sí, ¿por qué lo preguntas?
Yo: Tonto, no me pongas esa cara, lo pregunto por curiosidad.
AM: Ya, ya...
Yo: Bueno qué, ¿me enseñas lo que sabes? - dije sentándome en el sofá.
AM: Sí, pero tiene que ser en mi habitación. Sígueme.
Le seguí hasta su cuarto, lo tenía todo ordenado y limpio. Todas sus estanterías eran con libros de música o instrumentos musicales. Además, en el escritorio tenía una mesa de mezclas, un teclado y un ordenador.
Yo: Ala - dije boquiabierta mirando todo su repertorio musical.
AM: ¿Qué pasa?
Yo: ¿Tienes todos los instrumentos? - pregunté riendo.
AM: Ojalá los tuviera todos... Ten, siéntate, si quieres - dijo ofreciéndome su cama - ¿o prefieres una silla?
Yo: En la cama estoy bien.
AM: Vale...
Yo: ¿Qué instrumentos tocas?
AM: El piano, la guitarra y estoy aprendiendo a tocar la batería.
Yo: Wow, ¡yo quiero escucharlo!
AM: Pues... empiezo por una canción que he compuesto esta semana, ¿quieres? - preguntó tímidamente.
Yo: ¡Sí!
Abraham comenzó a cantar a son de la guitarra. La canción decía así:

Es cómo amar la luz de la mañana,
es cómo besar el sol.
Baby ¡It's you! La fuerza de la vida, baby.
Baby ¡It's you! La que hace todo girar.
Baby ¡It's you! Mi física y mi química, baby.
Baby ¡It's you! Después de ti no hay más...

Me cantó la canción entera, y la verdad es que me quede boquiabierta. ¡Cantaba increíble!
AM: ¿Y bien? ¿Qué te ha parecido? - preguntó nervioso esperando mi respuesta. Tardé unos segundos en reaccionar.
Yo: Abraham, ¿cómo es posible que cantes así y no estés en ninguna discográfica ni nada? -pregunté sorprendida. Mis ojos estaban abiertos de par en par.
AM: Gracias Gabi - dijo sonriendo.
Yo: No, gracias no. Responde a mi pregunta.
AM: ¿Lo de la discográfica? No sé, no creo que tenga el talento suficiente como para ir a una disc...
Yo: Lo tienes - interrumpí.
AM: No sé Gabi. ¿Y si no lo tengo? ¿Y si me rechazan? No quiero pensarlo, qué vergüenza...
Yo: Ah, que tienes miedo a que te digan que no... Abraham, en esta vida vas a tener que afrontar muchas cosas que no te gusten.
AM: Ya, pero es que... No lo sé, en serio, no es algo que se me haya pasado mucho por la cabeza.
Yo: Pero Abraham, ¡tienes mucho talento! ¡Tienes una voz increíble! ¿Y vas a permitir que el mundo se quede sin escucharla? Me niego, es que me da rabia. En serio... tienes mucho talento.
AM: Pero, ¿sabes de música?
Yo: Bueno, yo quizás no mucho, pero mi padre sí.
AM: ¿Es músico?
Yo: No, trabaja en Sony Music.
Abraham se sorprendió cuando le dije eso.
Me levanté de su cama, y me senté en su regazo. A él le resulto extraño, pero, nada más me senté, ya me había cogido de la cintura.
Yo: Abraham, mírame a los ojos.
AM: Dime.
Yo: Tienes talento.
AM: Si tú lo dic..
Yo: Sh, calla. Tienes talento y vamos a demostrárselo a todos los de ahí fuera. Te vas a presentar a discográficas, ¿si? Porque estoy segura de que te van a coger.
AM: ¿Tú crees?...
Abraham estaba muy perdido, y yo, por suerte, podía ayudarle. Le llevaríamos a Sony, hablaría con mi padre antes, claro. Pero, necesito saber si sus padres estaban de acuerdo o no.
Estuvimos hablando un buen rato, hasta que llegó su madre a casa.
Mamá: Ya estoy en casa Abraham.
AM: ¿Ya ha llegado? ¿¡Qué hora es!? - me preguntó.
Yo: Las ocho y diez.
AM: Joe... Ven, te la voy a presentar - me llevó hasta la cocina. Qué corte... - Mamá, esta es Gabi. Gabi, esta es mi madre.
Susana: Encantada Gabi, yo soy Susana - me dió dos besos, parecía simpática.
Yo: Un placer.
Susi: ¿Cómo estás? Quiero saber un poquito de ti.
Yo: Bien, vale - dije sonriendo. Me invitó a sentarme. Estuvimos hablando unos minutos para conocernos mejor. Nos caímos muy bien.
Susi: ¿Por qué no te quedas a cenar?
AM: ¡Sí! ¡Eso!
Me encantó la idea, pero tenía que preguntar a mis padres.
Yo: Por mí perfecto, pero tengo que preguntar si me dejan.
Susi: No hay problema.
Llamé a mi madre.

Mamá: ¿Si?
Yo: Mamá, ¿puedo quedarme a cenar a casa de Abraham?
Mamá: ¿¡A cenar!?
Yo: Sí, me han invitado.
Mamá: ¿Él o su madre?
Yo: Los dos.
Mamá: Eh... Está bien... pero te quiero pronto en casa, que mañana hay colegio.
Yo: ¡Gracias!

Colgué el teléfono.
AM: ¿Te ha dejado?
Yo: ¡Sí! Gracias por invitarme...
Susi: De nada hija. ¿Te gustan los espaguetis?
Yo: Sí.
Susi: Vale, pues voy a ir empezando. Abraham, tienes que sacar a Macareno a pasear.
AM: Voy...
Yo: ¿Te acompaño?
AM: No hace falta, ahora hace frío en la calle... Pero, cómo quieras.
Yo: Bueno, pues te espero aquí.
AM: Vale.
Le puso la correa a Macareno y bajó a pasearle. Me quedé sola con su madre. Pensé que era el mejor momento para hablar sobre lo de Abraham y su voz, así que fui a la cocina, dónde estaba ella preparando la cena.

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