Capítulo 21

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Narra Abraham
Era la hora de comer, pero a penas tenía hambre. Estaba sólo en casa porque hoy mis padres trabajaban hasta más tarde, así que llamé a Gabi.
Gabi: ¿Si?
Yo: ¡Ey!
Gabi: ¡Hola amor! ¿Qué tal? ¿Nervioso?
Yo: ¡Muchoo! No tengo hambre ni compañía...
Gabi: ¿Estás sólo?
Yo: Sí...
Gabi: Yo iba a subir por la tarde pero no me importa ir antes eh. Jajaja
Yo: ¿Quieres que comamos juntos?
Gabi: Me encantaría, pero he de preguntárselo a mi madre.
Yo: Vale.
Gabi: Me ha dejado, pero en tu casa, ¿no?
Yo: ¡Sí!
Gabi: Voy para allá...
Yo: ¡Vale!
Qué bien, había conseguido lo que quería; verla y estar con ella. La suerte de que su casa esté debajo de la tuya...
Llamaron al timbre.
Gabi: ¡Amor! - dijo cuando abrí la puerta.
Yo: Qué bien que hayas subido, tenía ganas de verte, de abrazarte, de besarte... - me acerqué a sus labios y los besé despacio.
Gabi: Buf, Abraham... ¿Qué haces para gustarme tanto? -preguntó mientras me acariciaba el pelo.
Yo: Encanto natural -reí - Anda, pasa.
Gabi: ¿Qué me vas a preparar de comida, chef? ¿Tortilla de patata? - rió.
Yo: ¿A que tienes hambre?
Gabi: Hombre, claro...
Yo: Vale pues... te voy a preparar... -pensé unos instantes- déjame sorprenderte.
Gabi: Wow, vale. Yo esperaré aquí sentada...
Fui a la cocina y preparé algo de comida. Tardé unos quince minutos.
Cuando acabé, llevé los platos a la mesa, donde estaba Gabi sentada esperándome.
Gabi: Qué buena pinta -dijo mirando los platos.
Yo: Claro, tengo que tener energía esta tarde para ensayar como se debe...
Comimos juntos. Todo eran risas, risas y más risas. Cuando acabamos de comer, nos sentamos en el sofá. Encendí la televisión.
Gabi: ¿Te vas a dormir? -preguntó mientras se acurrucaba en mis piernas.
Yo: Pues... no creo que pueda -dije mirándola (INDIRECTA)
Gabi: Ay, lo siento... -dijo incorporándose.
Yo: ¡No! Es broma tonta... ven aquí -dije cogiéndola mientras la sentaba encima mía, de tal forma que quedáramos cara a cara.
Gabi: Eres tonto... -bromeó mientras me tocaba el pelo. Adoro que me toque el pelo.
Yo: Pero te encanto aún siendo tonto...
Gabi: Sí, eso no lo puedo negar... ¿Y qué te parece si dormimos la siesta, aunque sean solo veinte minutos? Estoy súper cansada.
Yo: Me parece genial. Pero, el sofá es pequeño para que dos personas duerman la siesta, ¿no crees? - dije mirándo a Gabi con una sonrisa torcida.
Gabi: Mmm... ¿Qué quieres decir? -respondió haciéndose la inocente.
Yo: Que en una cama estaríamos mejor.
Gabi: Ala, que directo -rió.
Yo: Si no te importa, claro...
Gabi: No, no, no. ¿Cómo me va a importar dormir contigo? ¿Estamos tontos?
Yo: Vale, vale... Yo te he avisado...
Gabi: ¿Avisado? ¿De qué? -preguntó confusa. Creo que se le pasó por la cabeza que quería hacer "algo más" que dormir, pero no. Lo que yo pretendía era hacerla cosquillas hasta que no pudiera más. Pero nada más, no iba a hacer nada extraño.
Yo: Nada, nada. Vamos.

Narra Gabi
En un segundo, había pasado del "tonteo" a la inseguridad y, tal vez, un poco de miedo. ¿Qué quería decir Abraham? ¿Quería hacer algo más? No creo... confío en él, sé cómo es, y no es de ese tipo de tíos que te llevan a la cama a la primera de canto. No, él no es así. Asique, por una parte, no debía tener miedo de nada, pero por otra... tenía cierta duda.
Le seguí hasta su habitación.
AM: Adelante, ponte cómoda -dijo invitándome a pasar.
Yo: Si...
Me tumbé en su cama, estaba un poco tensa, y creo que él lo notó. Se tumbó a mi lado.
AM: ¿Estás bien? -preguntó incorporándose para mirarme a los ojos.
Yo: Sí, sí. Estoy... bien.
AM: Entonces no te importará que haga esto... - de repente, comenzó a hacerme cosquillas de una manera descontrolada. Yo no podía parar de reír.
Yo: ¡Abraham...! ¡Para! ¡Para! -dije como pude intentando contener la risa, pero él siguió a lo suyo, no me hizo ni caso, hasta que, después de unos cinco minutos, cuando vió que no podía más, paró.
AM: Que, ¿no te lo esperabas, eh? -rió. Yo: TE MATO.
Cogí la almohada y comencé a darle varias veces, mientras él reía. No podía parar de reír. Dejé de darle y me senté a su lado.
Yo: Esta te la guardo.
AM: Pensabas que iba a hacer otra cosa -rió aún más.
Yo: Pues sí... me habías hecho dudar.
En ese momentó, Abraham paró de reír y se sentó enfrente mía.
AM: Gabi, yo no soy ese tipo de persona, no tengas miedo ni te preocupes, en serio -dijo mirándome a los ojos.
Yo: Ya, ya... Si se que no eres así pero... no sé, qué quieres que te diga, estaba dudando.
AM: No te preocupes. Gabi, -me cogió de las manos- tú me gustas, mucho, y por eso quiero ir despacio contigo. Nada de prisas... ¿Vale? Así que no te preocupes por eso.
Yo: Vale...
De repente, tenía muchas ganas de besarle, e iba a hacerlo, pero se me adelantó. Colocó su mano en mi pelo y juntó sus labios con los míos durante un buen rato.
Estaba en el paraíso...
AM: Puf -suspiró.
Yo: ¿Qué te pasa?
AM: Que te quiero mucho, eso pasa.
Yo: Oh... qué mono... Yo te quiero más...
Dormimos la siesta media hora, hasta que sonó la alarma de su móvil y nos despertó.
AM: Buenas tardes princesa.
Yo: ¿Ya?
AM: ¿Ya? ¿Cómo que ya? -rió.
Yo: Uf... qué sueño...
Abrí un poco los ojos, y vi que Abraham me estaba observando pensativo con una sonrisa.
Yo: Me vas a fundir con la mirada - bromeé - Será mejor que nos levantemos, nos queda mucho trabajo esta tarde.
AM: Sí, mejor.



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