dieciocho.

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Mira a la pequeña niña fantasma de la que proviene la voz y se queda sin palabras. No había notado la herida en el brazo pero ahora se vuelve un dolor punzante que mancha su camiseta de mangas largas con sangre que mana lentamente.

-Quinae Bishoff -murmura lentamente dejando las palabras flotar en el aire como ella, que se eleva unas cuantas pulgadas del suelo.

Gala e incluso Zachary son un par de centímetros más bajos que ella. El cabello rubio del mismo tono que el de su hermana tiene una resequedad demacrada como lo que parece ella, un fantasma de amargura y dolor.

-Esa soy yo -señala con un deje de inocencia falsa e irónica.
Y entonces aparece. Kalei Bishoff con una sonrisa amarga y unos ojos fríos pero sin ganas de venganza, a diferencia de Quinae.

-¿Qué piensas hacer? -pregunta a su pequeña hermana con el ceño fruncido y la voz llena de algo que no puedo ser otra cosa más que cautela.

-¿Qué crees que hago, hermana? Saludo a tus nuevos amigos -responde desafiante.

-¡No son mis amigos! -exclama Kalei consternada y los mira como si hubiese olvidado por completo que están ahí.

-¡Paff, niégalos! ¡Cómo negaste el hecho de que sí no hubiese sido por ti, ninguna de las dos hubiese muerto! -grita la menor de las hermanas.

Como sí no fuese una ironía del destino que la más pequeña fuera tan espeluznante. Se eleva hasta casi tocar el techo del lugar y pese a que carece de ojos, mira hacia todo y todos con una mirada terrorífica. La sonrisa que se posa en su rostro previene a su hermana mayor de que algo esta por suceder por lo que procede a intentar de hacer algo.

Quinae comienza a chillar, sin razón aparente para Zachary y para Gala, pero Kalei solo observa a su hermanita, concentrada en algo que ambos chicos desconocen.

-¡Salgan de aquí, no sé cuanto más la podré detener! -exclama Kalei sin ni siquiera darles un vistazo.

Cuál película de terror, Quinae es arrojada a un extremo de la habitación, y antes de que Gala cierre la puerta tras ella, susurra:

-No creas que esto ha acabado. Lo único que han hecho es aumentar mi odio hacia ustedes...

Y la sonrisa aumenta de tamaño, como una sonrisa feliz que darías al recibir una buena noticia o al esperar algo con ansías y felicidad; claro que, probablemente, lo que ella ansía y le hace feliz es ver el tormento de los demás.

Gala y Zach corren lejos de la casa. En conjunto con lo que esta pasando adentro, una tormenta se avecina afuera. El cielo está nublado y gotas de lluvia comienzan ya a descender.

-¿A dónde vamos ahora? -pregunta Zachary con frustración, se encuentra sin aliento y en sus ojos hay un poco de terror impregnado.

-Sé a donde ir, tendremos que hacerle una visita a mi tío Jorah -responde Gala y suspira. No se queda atrás, no sabe que fue lo que pasó con exactitud pero le causo escalofríos-. Creo que debería ir sola. Difícilmente me recuerda a mí, no creo que un chico desconocido le cause gracia...

Trata de reír por el chiste de su amiga pero de su garganta sale un ruido seco. ¿Cómo poder reírse de verdad con todo lo que está sucediendo?

-Prométeme que no harás una total locura, Gala, por favor. Tienes que prometérmelo -le dice por lo bajo mientras que le toma las muñecas-. No entrarás a esa casa sola, dime que no lo harás.

-No lo haré, lo prometo -susurra, aunque en su mente es más como un "lo intentaré". Algo dentro de sí sabe que lo tendrá que hacer, aún si quiera hacerlo.

Zachary le da un beso en la frente y la abraza fuerte, como sí nunca la quisiese soltar.

-Te acompaño hasta la parada de autobuses, boba -le dice al oído y coloca un brazo sobre sus hombros.

La tormenta asoma, cae aún más fuerte la lluvia, para cuando llega al sanatorio, se encuentra lejos de los brazos de Zach y empapada en gran parte.

Se encuentra sola y suspira. Toca el timbre de entrada y nota que todavía siguen en pie los mismos tres edificios, solo que el de un piso, el que le pareció raro, se ve más desastroso que el anterior. Las ventanas tienen unas cortinas de flores, parecidas a las colocadas en los baños y el metal agrietado está roto en una parte, no como si hubiese sido por acción de la oxidación, más bien como si hubiesen intentado halarlo...

La puerta se abre de forma repentina, una muchacha que no conoce de nada, ni siquiera vio la vez que vino.

-Joven, ¿se encuentra bien? -pregunta con un asomo de preocupación-. Se quedó mirando a la nada.

-Uhm... sí estoy bien -contesta, despabilándose y tratando de alejar sus porqué de lo que le sucedió a la ventana.

Se dirige al mostrador y puede notar que todos son totalmente nuevos. Solo una señora de limpieza que cree haber visto se mantuvo en el lugar.

-¿Jorah McKenna está recibiendo visitas el día de hoy? -inquiere con su mejor intento de sonrisa-. Necesito hablar con él.

Todos muestran una expresión de sorpresa.

-¿Jo-Jorah McKenna? Sí, claro, solo dígame su nombre y la llevaremos  allá -murmura.

-Gala McKenna, vine recientemente a visitarlo.

-Bien, firme aquí, es un aviso de que ningún daño que ocurra es nuestra respomsabilidad y el joven Isaak la llevará -dice y acto seguido, le tiende una hoja con un par de nombres, fecha y hora.

'Son las personas que han venido esta semana', resuelve al observar detenidamente. Nada de esto tuvo que hacer la primera vez que fue a visitar a su tío. Ahora todo parece extraño, fuera de lugar y mucho más extraño.

El chico lleva un overol blanco y un garrote de policía en su mano, lo cual le parece raro a ella. Suben un piso más por escaleras y puede observar que estas puertas son de metal como las otras, sí, pero estas solo contienen una abertura pequeña, suficiente como para depositar un plato de comida en el espacio. Algunas manos se cuelan, moviéndose incesantes por el espacio abierto.

Gala entiende que este piso es para las personas con problemas mentales peligrosos. Y su tío no estaba en esta categoría antes, lo que la hace pensar como cambia el tiempo. La puerta dice N3 PG. El chico abre la puerta.

-¿Quiere estar a solas o le acompaño? -pregunta de manera respetuosa.

-A solas, por favor -responde. "Como cambian las cosas y en tan poco tiempo..."

-Está bien, tome esto, es un control, presione el botón blanco si necesita ayuda; el botón negro si decide irse, y el rojo si se trata de una emergencia -explica, mientras le enseña un control pequeño, del tamaño de su mano con los tres botones de los que le habló.

-¿Qué significa N3 PG? -pregunta pero Isaak ya ha cerrado la puerta tras él.

-Significa Nivel 3, peligroso -dice con una sonrisa irónica-. A los de pisos inferiores no es necesario ponérselo porque ni siquiera tienen un nivel de peligrosidad.

-Oh -murmura por lo bajo, no sabe que se supone que tiene que decir. Solo observa como su tío Jorah ha cambiado tanto. Luce demacrado y viejo, como sí la vida hubiese desaparecido de su cuerpo.

Trata de levantarse de la cama pero sus piernas flaquean por lo que vuelve a sentarse. Gala se coloca a su lado.

-¿A qué viniste? -formula la pregunta con un deje de tristeza, preocupación y desconfianza.

-Esto está yendo muy lejos. Necesito encontrar una salida. Necesito que me ayudes , tío Jorah -pide suplicante, incluso desesperada. Es su única opción, si él no puede, será una causa perdida...

Horror NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora