cinco.

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La respiración se le entrecorta, como si hubieran quitado todo el oxígeno de la habitación y para reducirlo a nada. Se levanta y tose, hasta que ha recuperado el aliento y sus pulmones se llenaron del aire suficiente. Aún así, continúa inhalando y exhalando rápidamente, como si toda la ventilación del lugar fuera a desaparecer nuevamente.

El pulso acelerándose por la conmoción. El recuerdo del sueño es fresco y vivo, como si hubiera pasado por ello en carne propia. La niña casi muerta, llena de sufrimiento y dolor; con su vestimenta empapada en sangre y la mirada vacía formada por dos cuencos negros, uno de ellos con un botón. Aquella voz terrorífica que le decía que estaba marcada, con ese tono tenebroso, lúgubre y que promete que es en serio y no hay ningún final feliz. El ambiente que se sentía tan pesado y hostil, como si fuera el infierno mismo -y si no lo era, así lo sintió-. Un escalofrío recorre su columna vertebral al recordar todo aquello, como si de un flashback rápido se tratase,.

Una sensación de ardor se arrastra por su brazo derecho, sintiéndose aún más horrible en el área de la muñeca y la palma de la mano. Mira la escena aterrorizada; comienza a escribirse algo, por el momento, indistinguible, una marca roja parecida carbón en llamas que arde horrores, para después de unos segundos, volverse completamente negra. Formando una pequeña 'L' que se extiende por su muñeca derecha, rodeando a esta, runas ilegibles e indescifrables para ella. Trata de encontrar alguna pista en aquello parecido a runas, pero todo es un enredo que no puede entender.

Recuerda las palabras del sueño. "Estás marcada y lo estarás hasta el día de tu muerte". Las palabras de aquel sueño -o más bien, pesadilla- hacen que se estremezca y la sensación de inseguridad se esparce más en ella. ¿Fue todo eso real o solo un simple mal sueño? Inclusive aunque haya sido solo una terrorífica pesadilla, nada de lo que está pasa es realmente cuerdo o por lo menos, normal y para nada horroroso.

¿A que se refería ese ente cuando dijo que estaba marcada?

Desde que tuvo aquel primer sueño, se ha vuelto completamente nerviosa, con la sensación de ser observada a cada momento del día, algún extraño monstruo que la tortura, volviéndola asustadiza, lenta, ansiosa, histérica y neurótica.

No entiende nada. El estrés se acrecienta más en ella. Esa sensación indescrifrable que simplemente sucede cuando no sabes que hacer, nace en ella.

—Para todo esto —dice a nadie en particular.

Incluso, en su asustada mente -tal vez, por ese motivo-, alcanza a escuchar una risa tenebrosa. Un ataque de coraje la invade. ¿Tanta tortura, noches de terror y pesadillas, miedo -sobre todo, miedo- es eso lo único que tiene que decir? A pesar de que está terroríficada por todo lo ocurrido, no puede evitar sentirse un loco frustrada por la situación.

—¿Es eso todo lo que tienes que decir? —grita con todas sus fuerzas. —No sé quién o que tipo de monstruo seas, pero da la cara. Aterrorizándome, haciendo que muera del miedo, que a cada momento del día viva con la constante sensación de que me observan -susurra esto último. Una lágrima deslizándose por su mejilla izquierda.

Se tira al suelo, acurrucándose. Nada sucede. ¿Es esto el fin de todos los tenebrosos sucesos? Desea que aquello sea un completo sueño, incluyendo todo lo que ha sucedido. Recuerda esa frase "Si deseas algo tan fuertemente, se hará realidad". Pero ella jamás querría algo como eso. Ella quiere que esto no se hubiera hecho realidad.

Escucha algunos toques en la puerta y da un respingo.

No, por favor. No, pide silenciosamente que no sea eso tocando a su puerta para darle el último campanazo de vida. Los momentos de películas de terror donde la chica -ilusa- abre la puerta, corren por su mente.

Es sólo una trampa, Gala. Ignorálo.

A pesar de todos sus intentos por no continuar, se acerca silenciosamente y se apoya a la puerta.

—¿Quién es? —dice, con los ojos cerrados, por temor a ver por la mirilla a algún terrorífico monstruo.

—Zach y Spencer, boba. ¿A quién más esperas, eh? —dice la voz chillona siempre conocida de Spencer. Abre los ojos y abre la puerta. Dándoles la cara a sus dos grandes amigos.

Por el rabillo del ojo pudo observar una sombra deslizarse por las paredes antes de abrir completamente la puerta.

Era una trampa.

Dice aquella voz en su mente que le avisa lo que sucedió. ¿Qué es todo esto? Se dice a sí misma. ¿Es una trampa?

Él... Él trataba de engañarte. Hacerte creer que no debías confiar en las personas al otro lado de la puerta. Cuando, en realidad, en quién no debes confiar es en él.

—¿Gala? ¿Te encuentras bien? —interfiere Zach con mirada desconcertante.

—Eh, sí, estaba pensando en algo. ¿Porqué vinieron? —pregunta.

—¡Gala, por el amor de Dios! Hoy estás despistada —dice Spen mientras hace gestos con las manos, enfatizando sus palabras.—Ayer Zach te llamo para salir y como no fuiste al instituto, te mande un mensaje diciendo que íbamos a tu casa. Presta más atención, tonta.

—No leí el mensaje. Pueden solo dejarlo pasar ¿sí? —pide, haciendo una súplica con sus manos.

—Vale, trata de estar más atenta. ¿Y sí no contestabas porque algo te pasaba? Estábamos preocupados por ti, Gala —explica Spencer poniendo un rostro triste.

—Lo siento —susurra.—Vamos —agrega, más enérgica y espera a que salgan para seguirlos.

Antes de cerrar la puerta, puede ver esa sombra aparecer nuevamente, como si la siguiera y observará a cada momento. Su piel se eriza y da un portazo.

¡¿Lo ves?! Trata de hacerte daño. ¡Ten cuidado!

Calláte, piensa, solo eres mi subconsciente. Así que, deja de hacer esto.

¡Escucháme!

—¡No, detente! —dice. Sus amigos la miran con una incógnita plasmada en el rostro.—Me refiero a que me esperen, chicos.

¡No te vayas!

La voz en su mente le pide eso. La ignora, eso es lo que debe hacer. Tal vez sí sea un poltergeist y hay que ignorarlos para que desaparezcan de su vida.

—No nos hemos movido, Gala. Estás paranoica.

Se dirigen a una heladería, en el transcurso del viaje, la sensación de sentirse observada ha cesado casi completamente. Las sombras han desaparecido; en el transcurso, no las ve en ninguna esquina, callejón oscuro o cualquier lugar. Las voces -o más bien, la única voz que llego a diferenciar de las otras, la que le advirtió- ya no están, como si nunca hubiese existido. Acto de magia o milagro, agradece que ya nada de aquello este.

Pero no puede evitar sentirse nerviosa, ni asustarse por lo más mínimo, sobresaltarse o dar un respingo y luego actuar como si nada hubiese pasado. Mira a cada persona que parezca sospechosa, como si ellos fueran los culpables de -lo que ella cree- sus delirios.

A pesar de todo aquello, parece normal, como cuando salían juntos antes de que todo comenzará. Como si todo volviese a la normalidad o al menos, por un momento. Y disfruta la sensación, porque en su mente dos preguntas surgen.

¿Todo volverá a la normalidad? O ¿Los monstruos que la atormentan esperan el momento indicado para atacarla y destruir su mundo?

Horror NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora