doce.

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Gala y Zachary caminan por los pasillos de Westminster en busca de Spencer. Hace ya, un par de días que ambos no hablan con ella y necesitan (más bien, Gala necesita) contarle todo lo sucedido. Piensa hablarle sobre lo que ha pasado, incluso de lo que Zach llamó, casa embrujada.

—Pensará que estás loca —refunfuña su mejor amigo por lo bajo.

Él piensa que contarle a Spencer es muy mala idea. Por que, según él, la chica que han considerado amiga ha cambiado mucho.

—Llevamos años siendo amigas. Seguro que entenderá —responde Gala convencida de que Spencer no la defraudará e incluso le ayudará a buscar respuestas.

—No lo creo —dice él y la conversación termina.

Observan al tercer complemento de su pequeño grupo de amigos.

Su cabello rubio ondulado con reflejos cae por su espalda hasta la cintura. Agarra un tirabuzón y lo envuelve en uno de sus dedos mientras ríe por algo que Jason, su novio dice con una sonrisa de autosuficiencia. Ambos se acercan, sin obviar el hecho (aunque no digan nada) de que su amiga ha cambiado —demasiado— últimamente. Ya no usa pantalones holgados ni camisetas grandes. Ahora luce una diminuta falda jean (de cual, Gala está muy segura que si se agacha, dejará entrever todo), una blusa ajustada con escote color lila, botas de cuero marrón que llegan hasta sus tobillos y un ridículo bolso de mano. O eso cree Zachary.

—Hola —saluda Gala tratando de parecer calmada aunque sabe que este no es su lugar. Spencer entorna los ojos como si la chica que antes consideraba su mejor amiga, fue un estorbo.

—Hola, ¿cómo te llamas? —pregunta Jason. 

Tiene el cabello color caramelo y unos bonitos ojos verdes que hacen resaltar su rostro entero. Es alto, casi de la misma estatura que Zachary. Mientras que este último luce cono el tipo de chico que no va al gimnasio. Jason tiene un cuerpo más trabajado.

—Gala McKenna —responde con una sonrisa amable—. ¿Y tú? —agrega.

—Jason, Jason Wienberg —dice sonriente. 

La observa, pensando que ella luce enigmática y que chicas como Gala McKenna siempre vienen con problemas y muchos secretos por descubrir.

El ambiente te torna tenso y algo pesado. Ya no hay palabras de por medio, lo que lo vuelve incómodo. Spencer mira a Gala y Zach, desafiante y —por el bien de todos— habla.

—¿Qué quieren? —indaga con cierto aire de celos por la actitud de su novio a Gala. Se tranquiliza, diciéndose que ella jamás podrá tener a alguien como Jason.

—Necesitamos hablarte en privado —pronuncia la pelinegra señalando con la mano a otro lugar fuera del área de receso—. Es algo personal.

—Bueno, resulta que Jason y yo somos pareja ahora. Y estamos de acuerdo en decirnos todo, ¿cierto, amor? —dice.

Lo mira de una forma tonta (incluso con un poco de admiración). Zach quiere reír al ver la manera en la que Spencer actúa y la persona absurda en la que se ha convertido pero mantiene el semblante serio tratando de evitar alguna bochornosa escena.

—Es, en serio, algo muy personal, Spencer —responde Zachary—. ¿Te podrías por favor ir, Jason? —pregunta con falsa modestia.

—No se irá, ¿cierto, cariño? —exclama Spencer, furiosa.

—Tengo que irme. Los chicos me llaman. 

Señala a un grupo de amigos reunidos riendo y se aleja sin despedirse —por lo menos— de su novia.

—Mi madre y mi hermana están hospitalizadas —susurra. Por un momento, el semblante de Spencer se afloja pero tan rápido como llegó, se fue.

—¿Y eso a mi qué? —dice cortante con la mirada clavada en la persona al lado de Gala, Zachary.

Gala retrocede unos pasos, como sí lo que dijo Spencer le hubiese golpeado, realmente. Porque se sintió traicionada. ¿Acaso su mejor amiga ya no le importa ella? Su actitud desafiante no le molestó cuando llegaron. Luego, pensó que se le pasaría cuando supiese lo que pasó, pero a pesar de eso, su semblante sigue distante. Distante de las palabras de Gala, que creía que era la mejor amiga de Spencer, hasta ese preciso momento. Sigue insistiendo, su amiga no la puede dejar así como si nada.

—Necesito que me ayudes. Hay algo en mi casa que me está causando problemas —murmura y baja la mirada. 

La peliamarilla la mira incrédula.

—¿Me estás hablando en serio? —grita con una sonrisa burlona en su rostro.

La atención de todos, se posa en esos tres chicos, incluso la de Jason —que hace unos momentos, reía con sus amigos— que los mira con una ceja enarcada. Zach lo fulmina con la mirada pero él no aparta la vista.

—Sí, supongo —responde confusa ante tal cambio repentino por parte de Spencer. 

—¡He estado muchos años siendo la sombra de Gala McKenna y ahora no pienso regresar a serlo! —explota con toda la furia contenida. 

Como si hubiera sido una bomba de tiempo puesta en cuenta regresiva, esperando el momento justo para explotar. Gala escucha sus palabras, sin poder creer lo que sus oídos escuchan y la mira enojada e incrédula.

—¿Has estado siendo mi sombra? —repite sus palabras, malhumorada—. ¡Nadie te obligó! ¡Yo estuve ahí todo el maldito tiempo y nunca te pedí nada a cambio! Cuando por una vez te necesito, ¿me vienes con esto? —exclama sin poder creerlo todavía.

—¿Sabes lo qué es sentirse excluida por la que consideras tu mejor amiga y el chico que te gusta? —le reprocha, señalando a Gala. 

Cuando dice lo último, posa ambas manos en su boca.

—¿Qué? —susurra Zach que apenas ha dicho unas pocas palabras y comienza a alejarse sin quitar la mueca de sorpresa en su rostro.

—¡Lo dije! ¿Estás feliz, Gala McKenna? —grita Spencer con lágrimas asomando en sus ojos y su rostro completamente rojo.

—Lo siento —dice y se aleja en busca de Zachary.

Aquellas palabras hacen mella en Gala y cuando busca a su amigo es cuando realmente ve la magnitud de lo que dijo Spencer. ¿Ella ha sido la sombra de Gala? ¿Desde hace cuándo ella ha guardado todos esos sentimientos por Zach? Se acerca a él pero el timbre de entrada a clases interrumpe su no comenzada conversación. Ella se despide con la mano, prometiendo una pronta charla sobre el tema. Zachary le da una sonrisa tranquilizadora y ambos se marchan.

La hora de salida llega y ambos se reúnen en la entrada principal del colegio Westminster.

—No quiero hablar sobre lo que dijo Spencer —se aproxima a decir Zachary y agrega: —pero, tengo una nueva médium a la que podemos consultar. Su nombre es Aria Rocco.

—No quiero seguir con esto pero se lo prometí a mi madre —dice y suspira.

Y no es como si no quisiera destruir al monstruo, más bien es porque se le hace difícil creer toda la situación por la que atraviesa. Peor aún, el hecho de que todo parece en calma como si lo que sea que la atormenta, quiere hacer que se carcoma su cerebro esperando lo siguiente.

—Sí —es lo único que dice Zach.

Gran parte de las miradas están posadas en ellos dos, incluso la del novio de Spencer. Gala se comienza a incomodar y excusándose a sí misma, diciendo que tiene cosas más importantes que hacer que aguantar como la gente los mira, se marchan rápidamente del lugar.

En todo el camino, no permite toque alguno por parte de Zach. Siente que debe guardar lealtad a la que ahora debería considerar ex mejor amiga Spencer. 

Gala, al ver la casa de Aria Rocco, piensa que aquellas dos médiums no tienen absolutamente nada en común. Si las fachadas de las casas lucen diferentes de manera absoluta, las personas dentro de ella también, se dice a sí misma, manteniendo la esperanza de que está sí encontrará las respuestas a las preguntas que Gala tiene.

Este capítulo está dedicado a @sismax Iré dedicando los capítulos porque he visto que algunas personas, votan mis capítulos y los guardan en su biblioteca. :3 También gracias por los 2.7k  de leídos y los 170 votos. Son los mejores y se los agradezco muchote.

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