siete.

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Se levanta y tose. Siente un nudo en la garganta. Completamente seca. Jadea, tratando de buscar aire. ¿Esto siempre tiene que sucederle a ella?

¿Y si hay alguien escondido en la casa? ¿Y es el culpable de aquello? La idea es desechada rápidamente de su cabeza. Una persona normal no es capaz de hacer que todos esos extraños y terroríficos eventos sucedan.

Pero su instinto. Aquel que últimamente no le avisaba sobre nada y la dejaba a la intemperie para prepararse a lo que tendría por delante. Ese mismo sentido que le fallo, le avisa que esa voz molesta que lo único que hacia era darle escalofríos y hacerle dudar de su cordura, ha desaparecido. Una alarma silenciosa se activa en su mente.

—¿A dónde habrá ido a parar? ¿O sólo era mi imaginación? —susurra, observando todo lenta y cuidadosamente.

Todo está colocado de manera correcta en su lugar. Como ella, cree, lo dejo. Pero el sentimiento de inquietud sigue ahí. Trata de levantarse. Más no puede y emite un gritito de dolor, incontenible. Examina el lugar exacto de donde proviene aquel dolor.

Una gran herida se extiende por su costado izquierdo, pero diferente a las otras, no sabe como sucedió. De gran tamaño, una profunda línea, todavía sin cicatrizar, mira más atenta,  unos puntos típicos de cuando se hace alguna circuncisión. Lo que la asusta aún más, es el hecho de que en el tiempo que ella se desmayo, no puedo ser suficiente para hacerlo y que quedara de esa manera.

¿Cuánto tiempo estuvo en ese estado? Se arrastra por la habitación, el dolor no le permite caminar o siquiera levantarse. Se encontraba en el otro extremo de la misma. Se desliza por el piso hasta que llega junto a su cama y se aferra a ella. Tratando de sujetarse a la sábana y de ahí, subir y acostarse. Cumple su cometido.

La herida no está abierta, tampoco luce infectada, pero no llega a entender completamente como le duele horrores. Observa el despertador que indica que son las once y diez. Si llego a su casa a las nueve y cuarenta y ya estaba lista para bañarse a eso de las diez. Eso significa que estuvo alrededor de una hora y diez minutos desmayada. ¡Una hora! ¿Acaso nadie fue a ver sí todo estaba en orden? ¡¿Cómo nadie se entero de que estaba inconsciente en el piso?! El saber eso la preocupa un poco.

Probablemente fue mientras se desmayo. Pero ¿quién la hizo? Comienza a sudar frío. ¿Aquella extraña criatura de sus sueños? ¿El dueño de la risa malévola? ¿O la pequeña niña sin ojos propietaria de un cuerpo muerto y lleno de dolor?

Lágrimas brotan de sus ojos. Recuerda lo que sus amigos alguna vez en sus estúpidos cuentos e historia de terror que le solían contar, decían «No les tengas miedo. Ellos aman eso».

A su mente viene un lugar. El árbol del patio de su casa. Inexplicablemente, esa recuerdo se posa en su mente. Y dirigida por no sabe que, baja las escaleras. Intenta zafarse de lo que sea que hace que ella quiera ir hacia ese árbol. ¡En medio de la noche!

—¿A dónde te diriges? —dice la ya conocida voz de su madre. Aquella extraña cosa que parece haberla poseído, se detiene—. Gala Elena ¿a dónde ibas?

—Mamá. Yo... No lo sé. Solo quería tomar aire. —Oculta el hecho de que una criatura extraña prácticamente se había apoderado de su cuerpo y la inmovilizo, negándole ser dueña de algo que por motivos obvios, le pertenece.

—Sólo ve a dormir. Por favor —dice su madre, obviamente cansada. Y suspira profundamente.

Gala camina lentamente. De regreso a su habitación. Mira por última vez a su madre. Hay ojeras más pronunciadas que antes, bolsas debajo de sus ojos, su cabello rubio perdiendo su brillo natural e incluso su piel se torno más pálida, parece que ha envejecido un par de años en estos días. ¿Por qué? ¿Acaso a ella también...? Deja la frase inconclusa en su cabeza. El solo hecho de pensarlo la preocupa y le hace pensar que es absurdo. Solo la torturan a ella.

Sube las escaleras calladamente. Estar en su habitación la asusta más que cualquiera cosa. Pero es lo que tiene y con lo que -lastimosamente-, se tiene que conformar. Si le dice a su madre, es bastante probable que a) le diga que solo se asusto en la noche e imagino aquello o b) que está loca y que la llevará a un manicomio. Aunque no cree que su madre sea capaz de lo último. Todo se ha vuelto diferente, las cosas han cambiado más de lo que ella esperaba. Terrorífico...

No siento nada, absolutamente nada cuando la criatura/el monstruo le obligo a hacer aquello. Como si ella hubiese sido echada de lado en su propio cuerpo. Dejada una esquina alejada en la cual no sentía. Pero eso no sucede ahora, que cada paso que da para subir las escaleras, es un esfuerzo monumental.  Incluso emite unos gemidos de dolor que trata de ahogar mordiéndose la mano para que nadie la escuche.

Cuando llega a su habitación, lo primero que hace es tirarse en su cama, relegando la tarea de bañarse para otro momento en el que se sienta bien. Solo quiere dormir y no despertar, nunca más. Pero sabe que debe afrontar las cosas que vienen por delante.

¿Y sí solo le digo a alguien? Tal vez todo se arreglará. Desaparecerá...

Duerme, el cansancio la agobia. Es el motivo principal por el cual ha dormido. El sueño, el estrés acaban con ella. Si por ella fuera, no dormiría, estaría atenta a cada movimiento, no quiere que nada suceda. Tal vez como la voz desapareció, todo lo demás lo hará. Y ante su último pensamiento del día, se duerme.

Unas manos la tocan suavemente.

—Gala —una voz tierna y dulce le habla. Adormilada, se soba los ojos con las manos, tratando de enfocar su mirada. Cuando acostumbra la mirada, emite un chillido. ¡Era esa niña!—. ¿Qué pasa. Gala? —El recuerdo se desvaneció y solo queda el somnoliento rostro de una de sus hermanas.

El cabello castaño de su hermana cae despeinado y lleva consigo un peluche. Es Samantha, es más unida a Gala que Jessica a su hermana mayor.

—¿Qué sucede, Sam? —pregunta.

—Tuve una pesadilla y no puedo dormir. ¿Puedo dormir contigo hoy? —contesta, con su tierna voz. Siente pánico. ¿Ella también es víctima de los monstruos y las pesadillas? Aún así, ¿y sí es sólo la perturbadora niña y también es capa de transformarse o algo parecido?

—Sí. —Es lo único que atina a decir y se hace a un lado para que su hermana pueda acostarse. Quiere hacer vigía en la noche, tal vez sea una trampa, para acorralarlas a ambas, atacarlas y hacerles morir de miedo. Aunque se fuerce a mantener los ojos abiertos, el agotamiento acaba con ella y rendida por el mismo, se duerme.

Esa noche completamente oscura y con todo lo que sucedió en el día, no tuvo ninguna pesadilla, tampoco se levantó en la noche y pudo dormir en paz.

Horror NightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora