diecinueve.

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-¿Ya te diste cuenta qué no puedes sola? -pregunta con una sonrisa irónica.

-No dije que podía sola... -responde. Está cansada y quiere solo dormir y pensar que todo fue un sueño.

Mira fijamente el brazalete que tiene su tío en la mano, es metálico y desprende dos luces de color verde y rojo.

-Es para controlarme -dice al ver que estoy mirando-. Pero, no hablaremos de eso, ¿cierto? Había una mujer que me contó que hacer, pero no quería, yo no podía...

-Era por Kalei, ¿cierto? -intuye Gala. Es algo que ha sospechado desde la primera vez que vino a visitar a Jorah, la melancolía, la tristeza con la que él hablaba.

-Podía dejar que Quinae se fuera, claro, pero Kalei ama a su hermana, pueden ser fantasmas, Quinae puede ser terrorífica pero ella la quiere demasiado. En cambio, yo quería demasiado a Kalei como para dejarla ir -murmura y cierra los ojos-. Fue una total estupidez de mi parte.

-¿Qué tengo que hacer? -pregunta ella.

Jorah abre los ojos y la observa detenidamente, tratando de analizar si ella lo hará o no. No quiere decirle, no, es Kalei. Y tiene la esperanza de verla nuevamente.

-¡¿Qué tengo que hacer?! -eleva su tono de voz y le tironea un poco.

-No, no puedo. Lo siento, Gala. Es muy díficil para mí -explica.

-¡Dime! No solucionarás nada. Estás siendo egoísta, Kalei no es feliz, Quinae no es feliz, tú no eres feliz, nadie lo es. Estás tratando de vivir en una fantasía. Joder, dime qué es -habla, casi gritando, llena de desesperación.

Jorah traga fuerte, cierra sus ojos mientras una lágrima se derrama por su mejilla. Esas palabras, aunque verdaderas, son un poco dolorosas. Estás tratando de vivir en una fantasía. Lo sabe. Pero, también sabe que es lo único que tiene para aferrarse y trata de hacerlo con todas sus fuerzas.

-Hay un pequeño armario en el sótano, apuesto a que ni siquiera sabías que había uno, ¿cierto? -dice con una sonrisita de superioridad.

-No..., ¿dónde está? -pregunta Gala.

-¿Ves aquel pequeño mueble cerca de la escalera? ¿Aquel que por alguna razón nadie mueve? Intenta hacerlo y encontrarás un pequeño pomo. Cuando bajes, lo único que verás es un gran armario con puertas de vidrios y dos gavetas inferiores -contesta suspicioso-. En una de esas gavetas, encontrarás un vestido blanco, con encajes y bordados delicados pero lleno de sangre, es el vestido de Quinae, que está guardado ahí desde que ocurrió aquel asesinato...

Gala emite un pequeño chillido y exclama:
-¡¿He vivido con esa cosa en mi casa durante todo este tiempo?!

-Sí, al igual que has vivido todo este tiempo con Quinae y Kalei, así que eso es una pequeña cosa comparado con esto -dice entornandos los ojos.

El enfermero de hace unos momentos toca la puerta levemente, Gala profiera un "adelante" y aparece el chico, con un rostro un poco preocupado pero tratando de disimular.

-Le quedan quince minutos, señorita -anuncia-. Sí puede bajar antes, se le es agradecido -continúa, da una sonrisa falsa y se retira.

-Tienes que bajar al sótano y tomar el vestido, no lo sueltes por nada en el mundo, Gala, no, ahí desatarás a la fiera, y ni Kalei ni nadie podrán detener a Quinae de lo que es capaz de hacer, no lo dejes caer al piso ni que toque el suelo, es por tu bien y lo demás, cuando tengas el vestido en tus manos, sabrás que hacer o te dejarán saber que hacer. No tuve el valor para hacerlo y no lo tendré por... diversos motivos. Pero tú, tienes que hacerlo, son almas en pena y ambos lo sabemos y lo mejor es su liberación -su tono baja y es casi un susurro, mira a la nada, dándose cuenta de la magnitud de sus palabras cuando las dice.

Su voz es, usualmente, rasposa pero suena como si tuviera un nudo en la garganta que le causa que suene entrecortada.

-Lo haré -dice Gala mientras se tapa el rostro con sus manos-. O intentaré -agrega con una sonrisa de poca esperanza.

-Muy bien y tienes que prometerme algo.

-¿Qué? -inquiere dubitativa.

-Promételo, solo promételo -responde.

-Lo prometo -acepta, él le dio la maneta de dejar de atormentarse, ¿qué son unas pequeñas palabras y una promesa?

-Tienes que buscar el modo de sacarme de aquí, Gala, ya no aguanto más -la mira esperanzado, sus palabras son sinceras y puede ver una pizca de tristeza en sus ojos.

-Lo haré o intentaré -repite nuevamente sus palabras pero no hay esperanza en sus ojos porque de eso, sinceramente, no sabe que esperar.

Tampoco sabe que esperar de la locura que hará en su casa pero, al menos tiene un plan...

-Muy bien, es mejor que te vayas, no queremos hacerles esperar, ¿o sí? -cambia el tema rápido y se levanta de un salto.

-Supongo que no -responde Gala y lo abraza con cariño-. Adiós, tío Jorah.

Por un momento, él no sabe si responder al abrazo pero dudoso, lo hace. Se siente muy raro, hace mucho que no recibía un abrazo. Hace mucho que nadie lo visitaba y ahora todo cambió. Sin embargo, todavía siente esa vacío, sabe que hizo lo correcto al decirle como deshacere se Quinae y Kalei, aún así es algo triste.

Él y Kalei tuvieron un inicio espantoso, justo como Gala pero le había tomado con el tiempo, cierto afecto a esa chica fantasma, ya no sabía que pensar. Los fantasmas son fantasmas y nadie puede transformar ese hecho, pero de esa misma manera, el aprecio a una persona -incluso si ella no lo es- es eso y tampoco se puede cambiar. Se está volviendo loco, definitivamente, piensa.

Gala rompe el abrazo y le da una sonrisa cálida, como si entendiera lo que sucede y quisiera reconfortarle, se retira de la habitación y cierra la puerta.

Baja y apunta su nombre, hora de salisa y se va. Se pregunta a donde debe ir. Lo primero que se le ocurre es la casa de Zachary, ahí encontraría apoyo y aliento para lo que está a punto de hacer, incluso si él no quiera que lo haga.

Pero otro pensamiento cruza su mente, Spencer, la que se podría decir que fue su mejor amiga. Debería hacer las pases con ella, aceptar la culpa en parte, sí, porque la tuvo de alguna manera, duda pero al final se decide. Vamos, demuestra que eres valiente, se anima.

Le escribe a Zach diciendo que cree haber encontrado la manera y que más tarde irá a su casa, le explica que quiere hacer las pases con Spencer. Un par de minutos después, aparece el leído pero él no responde. A Gala le parece extraño pero lo deja así y va hacia donde su ex-mejor amiga con una mente positiva y pensando que pueden ser por lo menos, amigas.

Que se siente nerviosa, eso es obvio. En primer lugar, ni siquiera sabe porque dejaron de ser amigas y segundo, ella se siente arrepentida de no haberse tomado la molestia de preguntar el porqué. Sin embargo, trata de respirar lentamente e ir hacia adelante, con los pensamientos más positivos que se le pasen por la cabeza. Es la única forma de evitar entrar en un ataque de nervios y terminar en vez de tratar de arreglar las cosas, corriendo hacia el lado opuesto, evitando el tema y dándose por vencida.

Pero, todo lo que tiene que ser, será. O espera que sea lo mejor que ella espera.

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⏰ Última actualización: Jul 17, 2016 ⏰

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