-Quedan cinco minutos de clase. Seguro que alguno de vosotros creerá que se ha librado, pero hoy era el día tope para entregar los trabajos de Napoleón. Así que por favor traermelo a la mesa- dijo la profesora de historia acomodándose sobre su asiento y colocándose las gafas.
Cher desvió su mirada a Dylan en las primeras filas. Sobre su mesa podía ver el trabajo que ella había redactado. El nuevo se giró un momento para devolverle la mirada y tras dedicarle una sonrisa se levantó de su silla, cogió el trabajo de la mesa y lo abrió sacando el primer trabajo de su interior. Dejó el resto del trabajo que había redactado Cher y se acercó a la mesa de la profesora con el cómic. La morena se levantó veloz y recorrió el pasillo entre las mesas. Dylan dejó el trabajo sobre la mesa y otro alumno dejó el suyo encima. Cuando Cher fue a retirar el trabajo del montón, Dylan se dio cuenta y le agarró la mano para impedírselo y la arrastró sin hacer mucho alborto entre la gente que se acercaba a la mesa. Sabía que Cher no haría ninguna escenita, si lo hacía deberían dar una explicación y eso conllevaría que vieran el trabajo igual. Las mejillas de Cher estaban rojas de la ira que le causaba que no le hubiera hecho caso.
-¿Eres imbécil o que te pasa?- le soltó Cher sin alzar mucho la voz.
-Si alguien es imbécil aquí eres tú, que por tu mierda reputación nadie puede ver lo que eres capaz de hacer- le espetó- ¿No eras la que le importaba una mierda lo que pensaran?
-Ya te dije, que no era por eso. Entregar un cómic como trabajo no es un trabajo- se defendió.
-¿Quién lo dice? No nos pusieron ninguna regla. Es original y seguro que tendremos una buena nota. Además pensaba que a ti te darían igual las notas.
-No me interesa mucho eso de sacar notazas, pero joder tampoco quiero entregar un dibujito como trabajo.
-¿Dibujito? Es un dibujazo y te aseguro que vale como trabajo. Y ahora deja las tonterías, ya está entregando y verás que tengo razón cuando los traiga corregidos el lunes.
Cher se quedó sin palabras, nunca nadie la hablaba así a no ser que tuvieran mucha confianza. Por un lado le producía una sensación de respeto ante él y por otra pura furia. Notó como alguien les miraba y divisó a Connor Lawchance, un pelirrojo al que pillaba muchas veces mirándola.
-¿Y tú que miras?- le gruñó.
-Na-nada- tartamudeó.
Entonces se dio cuenta de lo que el chico observaba curioso. Dylan seguía agarrándole la mano. Rápidamente la apartó haciendo que Dylan soltara una pequeña risa. El timbre marcó el final de la clase, terminaron de entregar los trabajos y Cher salió disparada al pasillo.
El cielo se cubrió de un tono anaranjado comenzando la cuenta atrás para que la noche se hiciera con San Diego. Las cadenas que algunos tenían colgando de su cazadoras o de sus pantalones brillaban con la luz mientras esperaban a cierta distancia de la casa. Hace ya una hora los tres últimos invitados habían entrado en la casa. Parecía mentira que allí dentro se alojara una fiesta, no se oía nada de música ni alboroto, sino fuera porque se veía a mucha gente Cher dudaría de que esa fuera la casa de Carlota.
-Bien ¿todos tenéis claro el plan?- preguntó Cher tirando lo poco que quedaba de su cigarro al suelo.
Su visión recorrió a cada uno de los presentes. Su ceño se frunció al ver la boca de Duce abrirse levemente. En cuanto el chico se dio cuenta, cambió de opinión.
-¿El resto?- preguntó dirigiéndose a Clark que colgaba el teléfono que los comunicaba con todos los que esperaban algo más alejados. El rubio asintió.
La oscuridad se hizo reina y marcó el disparo de salida.
-Hora de divertirse.
Norah, que decidió apuntarse, se separó del grupo para ocuparse de su parte del plan mientras el resto del grupo allí presente se desplazaba a la parte trasera de la casa. Sus tacones golpeaban el suelo de la entrada y antes de llamar se acicaló el pelo. Se metió en su papel de rica, pija y chillona y llamó a la puerta. Un chico de pelo rubio le abrió.
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Sorry, I'm bad
Fiksi RemajaEn la mayoría de historias se habla de la típica chica tímida, dulce y solitaria. Marginada por los demás por pura envidia. Ponemos a las chicas populares como personas con la vida solucionada, sin ningún problema al que enfrentarse. Pero yo creo qu...