-Recordar, trazos suaves. Sin apretar.
Una mujer de estatura media, rellenita, con pelo largo castaño oscuro y grandes ojos azules paseaba entre los pupitres observando el trabajo de su alumnos.
-He dicho sin apretar, Mery- su acento irlandés le delataba.
-Jane, ¿puedes venir un momento?- dijo uno de los alumnos.
-Si, ya voy- la profesora cruzó el laberinto de mesas y se alejó de Mery.
-No estaba apretando- dijo casi en susurro Mery, ahora sin Jane cerca de ella.
Una joven de su lado se levantó un poco para poder ver el trabajo de su compañera.
-Si, si que estabas apretando- le contradijo a favor de la irlandesa.
-¡Que va!
La compañera de Mery recogió el dibujo de la castaña y lo comparó con el suyo.
-Si, mira- la joven le mostró los dos dibujos- Hay mucha diferencia.
-Agg vale, intentaré apretar menos- la chica le quitó su dibujo y volvió a lo suyo.
El timbre resonó por todo el instituto y los alumnos empezaron a recoger al segundo, como si les viniera la vida en ello.
-Okay chicos, el próximo día seguimos- dijo Jane volviendo a su escritorio para recoger sus cosas.
Mery metía con velocidad las cosas en su vacía mochila.
-Estoy deseando salir de esta cárcel- dijo colocando su mochila a su espalda- Vamos.
Su compañera le siguió y salieron de la clase. Una vez en el pasillo, saliendo del instituto, una chica de pelo rizado corto y oscuro se acercó a ellas enfundada en una cazadora de cuero.
-Hey, chicas ¿que tal?- una pompeta de chicle rosa se infló sobre sus labios y explotó al instante.
-Harta del instituto- respondió Mery sin pararse.
La callada de pelo castaño que iba detrás de ellas sin soltar una palabra registraba con los ojos cada detalle de su alrededor. Recta, con un aire de superioridad y desprecio hacia el resto de adolescentes que sacaban o metían libros en sus taquillas, a los dos lados del pasillo. Los de su alrededor actuaban acorde a esto. Parecía que su mirada verdosa cargada de negro maquillaje les pegaba a las taquillas como si un imán los atrayera y no les dejara acercarse a la chica. Puede que por puro miedo o puro respeto o simplemente sabían que acercarse y hablarle no servía de nada, a no ser que tuvieras una razón que a ella le interesara. Los inocentes de primero observaban la actuación de los de sus compañeras mayores e intuían como comportarse ante ella o intentaban comportarse como los de su grupo intentando que un futuro la chica les mirara con algo más de aprecio.
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Sorry, I'm bad
Teen FictionEn la mayoría de historias se habla de la típica chica tímida, dulce y solitaria. Marginada por los demás por pura envidia. Ponemos a las chicas populares como personas con la vida solucionada, sin ningún problema al que enfrentarse. Pero yo creo qu...