Alex y yo estábamos en mi cuarto.
Alex estaba tumbado en mi cama con las manos entrelazadas bajo la nuca. Yo estaba sentada en el suelo con el libro de química y la libreta apoyados en mi regazo. Sí, primer día y ya con tarea.
El ritmo de Discordia inundaba la habitación y me impedía concentrarme en las fórmulas.
— Alex —lo llamé, él siguió con los ojos cerrados.— Alex...
Alex alargó una mano y le dio más voz a su móvil que se encontraba sobre mi mesilla. Bufé y me levanté dejando las cosas de química sobre el suelo. Me arrodillé al borde de la cama y puse las manos sobre el estómago de Alex.
— Alex, Alex, Alex, Alex... ¡Alex! Alex, Alex, Alex, Alex, ¡Alex! —bufé. A veces él era tan... irritante.
Como seguía sin hacerme caso opté por pasar una de mis rodillas a cada lado de su cuerpo.
— Alex —le hablé una última vez más. No contestó.— Muy bien, tú mismo.
Deslicé mis manos a sus costillas y comencé a retorcer levemente trozos de piel entre mis dedos. Alex abrió los ojos y una carcajada brotó del fondo de su garganta. Sonreí y empecé a hacerle cosquillas más rápido. Él se reía compulsivamente. Llevó las manos a mi cintura intentando tirarme. Reí y pataleé cuando consiguió tirarme y atrapar mi cuerpo bajo el suyo. De un sólo movimiento me colocó las manos sobre la cabeza, agarrándolas con las suyas. Eché la cabeza hacia atrás en la almohada y reí.
— Es injusto —le miré.
— Nunca podrás ganarme en un guerra de cosquillas Bird.
Inflé las mejillas y sellé los labios. Alex rió y se acercó a mí para dejar un beso en mi frente.
— Quizá algún día te deje ganarme.
Saqué la lengua y le lamí la punta de la nariz. Alex se carcajeó y limpió su nariz en el hueco de mi cuello. Reí por las cosquillas que me causaban sus movimientos.
— Te odio, Alexander Moore —dije cuando se levantó de encima de mi cuerpo y se sentó en la esquina de la cama.
— Me amas, Bird Contray.
Rodé los ojos y me incorporé en la cama.
— Tanto como al sida, cariño.
— Entonces es mucho.
Reí y le lancé un cojín blanco con unos pájaros negros que atrapó antes de que le impactara en la cara.
— Cambiando de tema, ¿qué tal te van las cosas con Claudia?
Alex abrazó el cojín —supongo que imaginando que era Claudia— y me miró emocionado, no intentó ni reprimir la sonrisa que se expandía can rapidez por su cara.
— ¡Genial! Mañana quedamos para ir a tomar unos kebaps, y el viernes tenemos una cita más... cita.
— Ya casi puedo oír las campanas de boda —reí. Alex también lo hizo—. Esa chica... te gusta de verdad y se te nota, espero que no lo jodas, Alex.
— Sí —admitió dándome la razón en ambas cosas—, yo también espero no joderlo todo. Además vamos a ir juntos al baile de bienvenida.
— Queda un mes —achiqué los ojos divertida— ¿cómo sabes que no vais a tener otros... planes? —reí moviendo las cejas de arriba a abajo.
— Pondremos en practica esos planes en el baile...
Reímos.
Él se acomodó en mi dirección y apoyó el cojín a lo largo de su regazo.
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Tinta Peligrosa
Teen FictionFue como caerse en un precipicio sin fin. Una vez se halló allí metida, tan sólo rodeada de oscuridad, no se vio capaz de salir. Ella consideraba tener una vida normal antes de conocerle, una vida complicada, pero normal al fin y al cabo. Después ca...