Capítulo 7

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Cerré la puerta del coche. Había conseguido aparcar en un sitio muy cercano a  la entrada del instituto, por lo que los restos de lluvia de la noche no me mojarían.

Subí los escalones de la entrada con cuidado, ese día había decidido llevar una falda negra de vuelo, y aunque llevase ropa interior bonita no estaba dispuesta a que los chicos me vieran nada que yo no quisiese.

Pasé frente a la taquilla 332, la miré de reojo. ¿Qué y quién era lo que me esperaba allí? Tenía clara una cosa: nada de eso me daba buena espina.

Me dirigí a la taquilla de Alex, había quedado con él y con Claudia allí. 

Claudia ya estaba allí.

— ¡Hola Claudia! —exclamé contenta, aquella chica me caía genial.

— ¡Bird! —ambas nos acercamos a la otra y nos dimos un corto abrazo— Te juro que me sigue resultando extraño verte maquillada todos los días, ¡el año pasado no querías ni ver el maquillaje!

Reímos.

— Lo sé, pero como este es nuestro último año aquí... quería hacer algo distinto.

Una animadora rubia, linda y muy simpática, pasó corriendo por nuestro lado con un gran número de globos de todos los colores.

— ¡Hola chicas! —saludó.

— ¡Hola Karen!

La observamos correr por el pasillo hasta que desapareció al girar por una esquina.

— Bird, al final no vas a ir con nadie al baile, ¿verdad?

Negué: — Claudia, me caes genial, pero si tú o Alex me insistís en que vaya al baile con alguien, ya os podéis ir yendo a la...

— Bird... no te voy a insistir si no quieres, pero necesito que me hagas un favor, ¿lo harás por mí? —dijo juntando las manos y llevando su labio inferior hacia abajo.

Bufé.

— Exactamente —enarqué una ceja— ¿en qué consiste ese favor?

— Verás, estoy cansada de que mi primo Aidan anda de... 'flor en flor' por así decirlo, y tal vez si te conoce...

— No pienso hacerme su novia.

— No es eso, yo sólo quiero que te conozca. Tal vez si te conoce y os hacéis amigos... tú  tal vez... —Claudia se veía realmente apenada al hablar de esa parte de su primo— verás Bird, él se junta con malas compañías, y tú tal vez puedas conseguir que se aleje de ellos.

Apreté los labios.

A pesar de que yo no tenía tanta relación con Claudia, ella me caía estupendamente y sabía que ella también haría algo así por mí si yo lo necesitase. O bueno, eso quería creer.

— ¿Sólo tendré que hacerme su amiga?

—Si surge algo más, no seré yo quien os lo impida... —rió angelicalmente.

Rodé los ojos, aunque se me escapó una sonrisilla.

— ¿Tendré que comportarme como una chica fresa?

— No.

— ¿Tendré que llevar vestido?

— No si no quieres.

— Entonces... —suspiré— trato hecho.

— ¡Genial! —me envolvió en sus brazos y comenzó a dar saltitos mientras dábamos vueltas, de vez en cuando me daba algún que otro beso en la mejilla.

Tinta PeligrosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora