Estaba preocupado. No sabía nada de Elías. Concretamente, desde que salió a intentar convencer a Edmond de que no hiciese nada.
Cogí mi teléfono y volví a marcar su número. Como desde hacía semanas, no contestó.
Bufé y lancé el teléfono a algún lugar de mi cama. Tanto Dakota como Ryder estaban ocupados y no pensaba hablarle a Aidan. Su comportamiento en el hospital me había tocado las pelotas. ¿Quién cojones se creía él para defender a esa bastarda?
Bufé y me levanté de la cama.
Aidan se estaba enamorando de Alessia. Él no estaba dejando a nosotros por esa... tonta niña. No iba a permitir que nadie destruyera nuestra organización —aquella que nos había llevado tanto tiempo fundar—, ni desde dentro ni desde fuera. Nadie mandaría a Inferno al mismísimo infierno. Como Dominik me llamaba.
Era increíble pensar como ella tenía el poder de destrozar toda mi vida sin ni siquiera intentarlo. Ella había separado a mi familia en un principio, ¿y ahora quiere separar a mi segunda familia? Oh... ni si quiera le dejaría pensarlo. Acabaría con ella antes de que ella acabase conmigo.
Todo por culpa de mi padre. El muy bastardo no era capaz de ponerse un condón al ponerle los cuernos a mi madre. Fantástico. Y aún encima dejaba a Susan embarazada. Aún más fantástico.
Me encontraba sin trabajo que hacer, sin nadie con quien salir y solo en un dúplex a las afueras de la ciudad. La vida me sonreía.
Gruñí.
Iba a salir, no iba a estar ni un minuto más encerrado en esa casa. Tomé una chaqueta y el móvil, por si alguien llamaba, cosa que dudaba a estas alturas de la tarde. Bajé a la planta principal, dirigiéndome al recibidor, dónde me aseguré de coger ambos pares de llaves que necesitaba y de llevar muy bien oculto mi revólver en mi espalda, sujetado entre el cinturón y el pantalón. Esa mierda que hacían en las películas de colocarlo entre la piel y el pantalón no funcionaba, se caía y era jodidamente incómodo... a parte, de que te descubría, haciendo el trabajo encargado más complicado.
Abrí el portón con el control remoto y salí de la alejada casa en mi todo-terreno negro, con ventanillas blindadas, por cierto, nunca está de más asegurarse.
Conduje durante, una hora, más o menos, hasta casi el otro extremo de la ciudad, donde había un tranquilo mirador, que era a donde me dirigía.
Aquel mirador lo había descubierto en mismo día que había descubierto el engaño de Edmond. Desde allí se veía absolutamente toda la ciudad, desde el barrio más oscuro, hasta la calle más transitada. No había muchas cosas que me gustasen, pero ver los atardeceres desde allí era una de las pocas que sí lo hacían. Se veía cómo lentamente el sol se iba escondiendo tras los altos edificios, tiñendo de colores anaranjados y violáceos, en esos momentos, no se escuchaba el ruido de los coches o de las personas, ni siquiera de los pájaros cantando o de cualquier otro animal... pareciera que, todo el mundo, estuviese donde estuviese, detuviera su tiempo lo suficiente como para apreciar ese pequeño momento, donde todo encajaba. Admirando el momento en el que ni el bien ni el mal existían, ni la luz ni la oscuridad, sólo armonía y paz, mucha paz; viendo cómo una gran bola de fuego se ocultaba tímidamente para desatar el caos con su desaparición.
Entonces, un estridente sonido rompió ese pequeño momento en el que yo no me sentí culpable por nada de lo que había hecho, o de lo que haría.
Descolgué la llamada: — Estaba teniendo un puto momento para mí, más vale que lo que tengas que decirme valga la pena o te parto las piernas.
— A eso lo llamo yo descolgar el teléfono con estilo y delicadeza; 'estideza' lo llamaría.
Rodé los ojos ante el comentario y colgué, dándome la vuelta.
— ¿Nunca te han dicho que es de maleducados colgar cuando te están hablando?
— ¿Sabes que aún sigo teniendo ganas de romperte cada hueso del cuerpo, Aidan?
El rió.
— Claro que lo sé —comenzó con tono cantarín— pero como jefe adjunto de nuestra gran organización —entonces su cara cambió, una sonrisa macabra colgando de sus labios—, debo decirte que tenemos trabajo que hacer. Así que tú y yo solucionaremos nuestras mierdas más adelante.
Saqué el revólver de su semi-escondite y miré la recámara, llena de balas.
— ¿Cuántos son?
— Tres: padre, madre e hijo. El padre nos debe una importante suma de dinero, y ¿adivina qué? Su plazo ha expirado.
— ¿Tú y yo? —pregunté mientras yo subía a mi coche y él a su moto.
— ¿Acaso lo dudabas? Dakota y Ryder están demasiado ocupados aspirándose la cara el uno al otro.
Reí entre dientes.
Aidan nunca cambiaba. Puede que ambos estuviésemos cabreados, pero él seguía siendo el único que conseguía hacerme reír. Aidan era el pegamento que no dejaba que nos destruyéramos los unos a los otros, ese cabrón mantenía unido al grupo.
— Sabes... —susurré— me encanta mi trabajo.
Él rió: — ¿Qué parte? ¿La de contrabandista? ¿Jefe de Inferno? ¿O la de semi-drogadicto?
Aidan se colocó el casco e hizo rugir la moto.
— No soy ni un contrabandista, ni un drogadicto, ni participo en carreras, ni soy boxeador. Aunque sí soy el jefe de Inferno... —reímos— Pero volviendo al caso... simplemente, soy un asesino a sueldo... somos —enfaticé— asesinos a sueldo.
— ¿Y lo dices tan despreocupado? —rió Aidan.
Le sonreí torcidamente.
— Mueve el culo, tenemos trabajo que hacer.
Lo sé, lo sé, no merezco el perdón. No voy a poner excusas, simplemente se me ha atragantado esta novela, ¡aunque juro acabarla!
Aunque no sé en cuánto tiempo :3
Y así... es como me gané mi propio círculo en el infierno, queridos niños, hasta el tío Satán teme de mí xD
¡Nos leemos Little Birds!
P.D.: A lo mejor, recalco: a lo mejor, comienzo una nueva novela antes de fin de año. Aún no estoy muy segura, peero, estoy entre dos opciones, así que... espera, ¿sabéis qué? Aquellas que queráis seguir leyendo mis 'abortos en progreso' de novelas, mandadme un mensaje privado, y si veo que hay bastantes, publico un mensaje en mi perfil explicando ambas novelas. Y si nadie me manda un mensaje, pues... publico la que me dé la gana y ya XD
P.D.2.: Calculo que a esta novela le quedan al rededor de unos... ¿doce-trece capítulos? Contando estos pov's claro... aunque, al ritmo al que actualizo no creo que os importe mucho XD [¿Ya he dicho que siento mucho las actualizaciones lentas?]
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Tinta Peligrosa
Fiksi RemajaFue como caerse en un precipicio sin fin. Una vez se halló allí metida, tan sólo rodeada de oscuridad, no se vio capaz de salir. Ella consideraba tener una vida normal antes de conocerle, una vida complicada, pero normal al fin y al cabo. Después ca...