Capítulo 3 - ¿Universidad?

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Al entrar, nos quedamos de piedra con toda la gente que hay en el hall, pensaba que habría gente pero no tanta, dado que aún no han empezado las clases.
Empezamos a caminar por uno de los pasillos, no tenemos ni idea de a donde nos dirigimos,nos dejamos llevar por la curiosidad del momento, la cual, por mi parte, es exagerada.
Al rato de seguir caminando llegamos a lo que es el gimnasio, yo por suerte he escogido atletismo, pero Rachel con lo vaga que es no ha escogido ningún deporte para el primer año, me lo esperaba de ella. Según ella, el deporte es "algo" para gente aburrida.
  Al entrar en el gimnasio nos quedamos con la boca abierta. Es enorme. Además, contiene muchas gradas, las cuales se deben de llenar cada vez que haya algún partido. Es alucinante. Nunca había visto un gimnasio tan grande, y mira que los he visto de grandes dimensiones. Cuando me fijo bien, veo que hay chicos entrenando, pero nose para qué tipo de deporte. Ni siquiera han empezado las clases aun y ya están entrenando, qué ganas de amargarse antes de que empiece el semestre. Cuando veo que se pasan la pelota y las meten en la canasta, ya sé de qué se trata. Creo que son los de el equipo de baloncesto, comentan por ahí que es uno de los mejores equipos de basket, ya que tienen muchos premios y buenos jugadores. Además de que, Rachel me comentara que la mayoría de sus jugadores son muy guapos.  

  Cuando dejo de admirar el gigante gimnasio, me giro para decirle a Rachel si nos vamos ya para deshacer las maletas. Pero, para mi sorpresa, me encuentro sola. Y cómo no, la veo un poco más allá, hablando con uno de los jugadores del equipo de baloncesto. Es increíble. Todavía no han empezado las clases, y ya está reclutando víctimas. Pobrecitos. La que les espera.  

De repente, siento como alguien me da un tremendo balonazo en todo el culo, y, ¡joder! ¡Como duele! Y sin pensármelo, sin girarme, grito con toda mi mala leche por el maldito dolor que tengo en la nalga derecha:

- ¿Se puede saber quién es el gilipollas que no tiene cuidado con la dichosa pelotita? - Grito un poco fuerte para que me oiga bien, quienquiera que la haya tirado.

- ¡Lo siento mucho preciosa! no sabia que le iba a dar en "cierto" lugar de su cuerpo - dice mirando de reojo mi trasero. Pero, vamos a ver, ¿preciosa? ¿quién le ha dado el derecho para hablarme así?

Me giro para encararlo, y me encuentro con un chico un poco más alto que yo, moreno, ojos verdes y bastante guapo. Ah, y gilipollas, que es lo más que importa aquí.

- ¡Ni lo siento ni nada! a ver si miramos dónde tiramos la pelotita campeón- le suelto con toda mi mala uva.

- Hasta luego cascarrabias - me suelta con una sonrisa, y se va corriendo con el resto del equipo.

Osea, el me daña mi precioso trasero, y yo soy la cascarrabias. Perfecto. Todo perfecto. Y si todos aquí son igual de imbéciles, vamos a tener un serio problema.

El amor dá asco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora