Capítulo 6 - ¿Piropos?

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Como Rachel no se a decidido a aparecer, pues me he hecho un sándwich de jamón con queso y me lo he comido viendo un poco la televisión, se está echando Castle una de mis series preferidas por lo que decido verla sin ninguna duda. Al cabo de 10 minutos, empiezo a cerrar los ojos, y me hundo en un profundo sueño.

•• A la mañana siguiente me despierto a las 6, una hora antes de lo previsto, y menos mal porque me quedé dormida en el sofá y se me olvidó poner el despertador. Me pongo en pie y me dirijo al baño a refrescarme la cara, al mirarme al espejo noto que tengo los ojos un poco hinchados, debe de ser de dormir tanto ya que me dormiría sobre las 7 de la tarde. Me decido por darme una ducha fresquita, que me sienta de maravilla, al salir me pongo una toalla alrededor del cuerpo y otra alrededor del pelo, y no sé porqué me acuerdo de lo que me dijo el idiota de Carlos de quedarme para verlos bañarse pero no, eso sería una tentación para cualquier chica pero para mi no, solo tengo ojos para mi carrera y el futuro que quiero emprender. En seguida me quitó de la cabeza el pensamiento de Carlos y me voy a mi habitación para vestirme.

Me pongo un short vaquero y una camiseta rosa claro, con unas bailarinas a juego. Me peino un poco mi pelo enredado y me pongo solo un poco de rimel. No me gusta maquillarme para ir a clases, solo para salir. Sé que hay chicas que van súper monas a clase, pero, sintiéndolo mucho, no voy a madrugar dos horas antes todos los días para maquillarme. Me volvería loca, tarde o temprano.

Enseguida, me dirijo al cuarto de Rach para despertarla, como siempre.

Cuando abro la puerta me sorprendo al ver que su cama está vacía y perfectamente hecha. Me estoy preocupando un poco, ¿dónde ha pasado la noche? ¿estará bien? ¿le habrá pasado algo? Odio cuando alguien desaparece, y no tiene la decencia de mandar un simple mensaje. Joder, solo para que no me preocupe. Que tan solo llevamos un día viviendo juntas, y ya me hace esto. La voy a matar.

Para no atormentarme más voy al salón y cojo mi móvil, marco su número y la llamo.

Un tono...

Dos tonos...

Tres tonos....

- ¿Sí? ¿Quien es? - Oh, gracias a dios.

- Rachel, me puedes explicar ¿dónde estás y dónde has pasado la noche? - lo digo en un tono un poco elevado.

- Tranquila Isa, estoy bien, he pasado la noche en casa de un amigo, no te preocupes, nos vemos a la hora de comer y te cuento, un beso - me suelta como si quisiera deshacerse de mí.

- Un momento señorita no me cuelgu....

Y me colgó. Definitivamente, la voy a matar.

•• Al llegar a la universidad, estoy muy enfadada. No solo porque Rach haya pasado la noche fuera, sino que me ha dejado sola en nuestra casa nueva y no se designó en avisarme. Es cierto, que a veces tiene sus encuentros amorosos,pero, ¿el primer día de clase? no lo entiendo. No sé, podría esperar al menos uno o dos meses, hasta acostumbrarnos a vivir aquí, y a toda nuestra nueva vida. Pero no, no podía esperar. En el primer día, ya me ha dejado sola. Y por un hombre. Genial.

Ando tan absorta en mis pensamientos, que, sin querer, me tropiezo con un chico y hago que se la caigan los libros, ¡dios que torpe soy!

Me agacho y empiezo a ayudarlo con sus libros.

- Lo siento mucho, andaba tan distraída que no miraba por donde iba. - me disculpo avergonzada.

- Por ser tú, te perdono preciosa. - al oír esa voz, algo en el estómago me da ganas de vomitar. No puede ser. Con tantos estudiantes, ¿me tengo que tropezar con este?

- ¡Oh por favor! - exclamo molesta - tú otra vez. Es que, ¿no me puedo chocar con otra persona? - digo un tanto molesta y él me sonríe burlón.

- Podrá ser el destino preciosa, ¿no crees?

¿En serio? ¿El destino?

- No creo que el destino sea tan cruel conmigo y te ponga a ti para amargarme la existencia - le suelto molesta.

- ¡Vaya! eso me ha dolido preciosa - dice imitando una cara de dolor en su rostro.

- Pues lo siento, adiós - me giro y empiezo a andar. Pero cuando ya he avanzado unos pocos pasos, alguien me agarra del brazo y me hace dar la vuelta.

Al darme la vuelta, Carlos me tiene agarrada de la cintura con una mano, y con la otra me está tocando la cara. Estamos tan pegados, que siento su aliento en mi cara. Me mira a los ojos. Con esos ojos verdes. Es una mirada intensa. Tan intensa, que me intimida. Ambos no decimos ni una palabra. Tan solo nos miramos a los ojos. Hasta que Carlos carraspea, y habla:

- Hoy has venido especialmente guapa, me encanta observarte tan de cerca, así puedo apreciar toda tu belleza - y con un dedo me acaricia el pómulo. Vale. Esto ya se me ha ido de las manos. No sé porqué, pero, me falta el aire, y por mucho que lo intente no puedo hablar. No me salen las palabras. Mis labios no reaccionan. Lo que es algo muy extraño, nunca en mi vida me había pasado algo parecido a esta sensación. Pero me armo de valor, así que, me aparto un poco, y lo miro a los ojos de nuevo:

- Y eso es lo único que podrás hacer conmigo, observar, porque no quiero nada contigo - le suelto con mala leche. Esta sensación ha sido extraña. Y algo que no conocía antes, pero, no significa que quiera algo con este ser.

- Una chica difícil, mmm me gusta. - se aparta un poco, y me dedica una sonrisa burlona. Lo que me hace pensar que le gusta la situación, le divierte. Cosa que yo odio.

- Adiós Carlos - me voy de su lado. Tengo una clase a la que ir.

Esta vez, Carlos no dice nada cuando me voy, lo que por un momento me molesta que no la haga, pero, enseguida se me pasa.

Sin embargo, me siento rara. Ese chico, ha hecho que por un momento ,desaparezcan todos mis enfados y problemas. Aunque he de admitir que él también me enfada, por lo que también pertenece a esa serie de problemas que me perturban. Pero, no me cae tan mal como el primer día, ahora me cae un poco mejor... pero no mucho tampoco.

●● Cuando llega la hora de comer, me dirijo a la cafetería. Al entrar, no veo a Rach en ninguna mesa así que me decido a sentarme en una de ellas yo sola.

Pasan 10 minutos y no llega. Espero, por su bien, que no me deje plantada, porque no es poco el enfado que llevo ya, cómo para sumarle cosas.

- Hola Isabella, ¿te importo si me siento a comer contigo? - esa voz me resulta familiar, es el chico rubio. Michael creo que se llamaba, si no recuerdo mal.

- Hola Michael, pues la verdad que estaba esperando a mi amiga Rachel, pero como no aparece, puedes sentarte si quieres - le digo de buenas maneras.

- Pues muchas gracias Isa. - y Michael se sienta en el sitio que el día antes ocupa mi amiga.

Nos pasamos media hora hablando mientras comemos. Michael es un chico muy divertido y hay diversos temas para hablar con él. Aunque, en todo ese rato, no he parado de pensar en Rach.

Me despido de Michael y me voy a mi clase de literatura. La cual,no tenía porqué escogerla, ya que, es optativa, pero como me encanta la literatura no dudé ni un momento en cogerla. Para mi sorpresa, la clase fue genial, además de que el profesor era muy enrollado y explicaba muy bien. Lo que todos los alumnos agradecimos.

Al terminar, por fin, el día, me voy a casa. Pero, antes, decido llamar a Rachel. Quiero saber de ella. Y más le vale contestarme.

El amor dá asco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora