Por fin en mis manos

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-Hija, aun no entiendo como haces para que los enemigos te tengan tanto miedo- dijo mi padre sorprendido por la reacción de Marius

-Porque nunca has visto la manera de torturar de tu hija- le dijo Marius

-¿Y tu si?- le pregunté

-Claro, ¿quién crees que encontraba a sus hombres torturados?

- No lo sé, ni me importa la verdad- le dije riendo como una demente

-Eres una zorra con suerte- me dijo Marius y yo borré mi sonrisa

-Padre- dije girándome hacia él y bufé - no entiendo cómo es que todos los hombre que voy a matar me llaman zorra ¿tú me ves así?- le pregunté inocente

-Para nada cariño- dijo él sonriéndome, sabiendo que era lo que estaba haciendo

-Lástima, Marius parece que tengas ganas de sufrir porque una de las cosas que menos soporto es que me mientan y aquí estas tu, mintiéndome, pero llegó tu hora de sufrir y pagar por todo lo que me hiciste- me giré hacia mi padre- gracias, ya te puedes ir, ¡Y que empiece la diversión!- chillé como niña pequeña y mi padre sonrió negando con la cabeza

-¡Estás loca!- gritó Marius y yo lo golpeé

-Ya lo creo, loca por matarte- le susurré en la oreja

Dentro de la habitación solo habían hombres de mi padre que me miraban curiosos por ver la forma en la que lo torturaría.
Yo me acerqué a la chica que me miraba con temor, porque sería mi primer plato, para que Marius vea lo que se le viene encima

-Llego tu hora amor, pero antes te haré sufrir lo que me hizo sufrir tu novio, para que veas que clase de hombre tenías en tu vida- le dije y me giré hacia uno de los guardias- cinturón- exigí

-Noooo- gritó Marius- a ella no...- suplicó y yo me empecé a reír

-¿Sabes algo?- le pregunté mientras cogía el cinturón que me dieron- me dan lastima los hombres que suplican por una vida, ¿Qué no sabes que no sirve de nada? Lo único que haces es ponerte en ridículo -le dije

Cogí a la chica y la puse de rodillas

-Ahora sabrás lo que es sentir dolor- le dije y empecé a golpearla con el cinturón mientras ella chillaba de dolor y Marius me insultaba. Cuando vi que no le quedaba demasiado para morir de dolor la dejé al suelo y la cogí del pelo, ella aun me miraba pero apenas estaba consciente y le escupí en la cara como ella lo hizo

-Eso te pasa por puta, otra vez cuando te secuestren piensa mejor que hacer antes de escupir a tu enemigo- le dije y le di una cachetada y cayó inconsciente en el suelo

-¡Déjala!- grita Marius mientras llora y los hombres de dentro de la sala miran lo que he hecho con admiración y uno que otro con miedo

-Tranquilo, aun no está muerta, queda mucho que hacer- le dije riendo- ahora tu turno

Ahora sí que cogí el cuchillo que tenía en mis pantalones y me acerqué a él haciendo rodar la herramienta en mis dedos

-¿Sabes una cosa? Los cuchillos me vuelven loca, no sé porque, supongo que es porque puedes matar mas dolorosamente pero bueno ahora haremos la demostración ¿no es así?- pregunté a los chicos de la habitación y todos gritaron que si

-No por favo...- antes de que terminara cogí el cuchillo y le hice un corte profundo en el muslo haciendo que chillara

-Chillas como niña Marius, ¿y tú eras la mafia que quería hacerse con todas las demás?- reí y le volví a cortar

-Joder, para por favor, te daré todo lo que quieras pero si me matas mátame rápido- dijo llorando

-¿¡Sabes que!?- dije chillando y con ira contenida- estoy harta de que gente que se hace aquí la fuerte, la indestructible y cuando vas a matarlas te suplican- dije caminando de un lado a otro con las manos en la cabeza- ¿acaso tu tenías clemencia con la gente que matabas?¿conmigo? ¡no!- le grité enojada girándome

-Marius...- susurró la chica desde el suelo ya despertándose

-Me das asco y lástima- le dije

Tardé toda una tarde torturándolos hasta que murieron desangrados, todos los de la habitación me miraban con miedo y admiración mientras yo cansada me dirigía hasta la sala. Cuando lo vi corrí hacia él y me lancé a sus brazos

-Noel- susurré dándole besos por toda la cara- Te quiero- le dije con lágrimas

-Yo también- dijo intentando no tocarme la espalda- pero te tienes que ir a descansar en la cama

-Ven conmigo- le dije- Porfis

-La enfermera dijo descansar, no tener acción- se quejó mi padre y yo reí

-Solo vamos a dormir señor, me preocuparé personalmente de ello- dijo Noel mirándome con los ojos brillosos- Te amo- dijo dándome otro beso

-Mama, ¿Dónde está Lucia?-le pregunté 

-A bajo jugando- dijo ella

-Antes he estado jugando con ella- me dijo Noel

-Mañana ya se la podemos entregar a sus padres, el peligro ya ha pasado- dije cogiendo la mano de Noel- Nos vamos arriba

- Claro, yo me encargo de los cuerpos- dijo mi padre

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¡Quedan muy pocos capítulos de mi historia!

Espero que os esté gustando, porque yo escribiéndola me lo he pasado genial.

¡Votad y comentad todo lo que queráis!

Sin piedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora