Adoptada por los Malik

Chile, parte 2

Abro los ojos, casi sin ganas. Lo primero que veo es Niall. Mi estómago se contrae al recordar la noche anterior. Mi yo verdadera interior empezó a gritar y a correr como idiota en círculos.

Yo y Niall Horan, desnudos en una cama. No hace falta decir más.

-Hola -dice Niall, con su sexy voz ronca de mañana.

-Hola -respondo, sonriendo.

-¿Cómo amaneciste?

-¿Tú qué crees?

Él se ríe y luego hace una sonrisa pervertida. Yo hago lo mismo.

-¿Un rapidito?

-Jodete, Horan.

-Jodeme tú.

-Mañana.

-Ah. ¿Por qué?

-Mañana estaremos en Argentina, Ni. Esperate solo un poco más.

Él hace un puchero.

-Me voy a bañar -le digo. Ahora, ¿cómo me paro sin que el rubio me vea?

-¿Me pu...?

-No -respondo, tajante, adelantandome a la pregunta.

-No me dejaste terminar. -Lo miro seria-. Sí, tienes razón, era bastante predecible.

Le sonrío y le abrazo, acurrucandome contra su pecho; él comienza a acariciar mi pelo. Estuvimos un rato así, hasta que mi rubio me acordó de mi baño, con lo que hice una mueca. No quería bañarme, porque tenía el olor de Niall, pero lo tenía que hacer.

-No me mires -le dije, tapandome con timidez, a lo que Niall rio.
Se dio vuelta en su lugar, para taparse los ojos con la almohada, dejándome una vista de su espalda. Gracias a Dios que no tenía indicios de nuestra "salvaje noche".

¿Y con qué te vas a vestir? Mierda. No tengo ropa limpia.

-Niall no teng... ¿Por qué mi maleta está acá?

-¿Yo que sé? -dice, y me mira-. Cuando desperté hace bastante rato ya estaba aquí. Seguramente la trajo tu loca amiga.

Matilda está loca, pienso, rodando los ojos.

-No me veas, Niall.

El se tapa los ojos y yo voy hacia mía maleta y saco ropa interior y la camiseta de fútbol que me regaló Zayn (esa que dice Malik). Tomo mis jeans del suelo (se cayeron de la cama) y corro al baño; antes de entrar me doy vuelta, pero Niall cumplió su promesa (creo).

Cierro la puerta (pero sin pestillo) y dejo mi ropa encima del váter (con la tapa abajo, obviamente). Me hago un moño -para no mojar mi pelo-, me meto a la ducha y enciendo el agua. Dejo que «la lluvia artificial» me moje los hombros, lo que me relaja; no me sorprendería que me durmiera aquí mismo.

Siento que abren la puerta y que levantan la tapa y el sonido de líquido cayendo sobre el agua. ¿Niall está haciendo pipí? Jajajajaja. Luego siento que bajan la tapa (wow) y que tiran la cadena.

-¿Me puedo lavar las manos, cierto?

-Claro que sí, Niall -le digo, riendo.

-¿Por qué no te quieres bañar conmigo? -pregunta mi rubio, lavándose las manos.

-¿Sabías que un buen número de facturas de pene se debe al sexo en la ducha? -le pregunto, sacando la cabeza por la cortina. Él abre los ojos y se resguarda -con la mano- su entrepierna.