-El nombre del líder... ¿Cual dijiste que era?-
-Todos lo conocíamos como Dev, si no mal recuerdo su nombre era Devon.-
No me lo podía creer, todo lo que Daemon me decía, todo lo que estaba sucediendo había pasado demasiado rápido como el agua de una cascada gigante en mi cabeza, de pronto deseaba que en realidad estuviese imaginando todo a mitad de una ducha. Corrí hacia la mesita de noche junto a mi cama y sostuve entre mis manos una vieja fotografía. Lentamente volví la mirada a Daemon, asustada.
-Dices, que un general de un ejército muy poderoso murió y estás buscando a las hijas de éste. ¿Cierto? ¿Hace cuántos años que pasó esto?-
-Diez años.-
-Sabes... Mi padre solía decir que lo entendería algún día, el porqué se iba.-
Le tendí la foto a Daemon, una vieja foto, de hacía diez años precisamente. En ella estábamos todos: Él sentado con Mary de cinco años sobre sus rodillas y yo parada frente a mamá, a su izquierda.
-Dev...on... Nuestro general.- susurró Daemon sonriéndole a la foto, atónito.
-Él es mi padre.-
-Ahora entiendo... Él ya debe saberlo. Por eso insistió en llamar su atención cuando pasó eso.-
-¿Por qué debería creerte?-
Daemon pareció vacilar por un segundo, entonces puso una expresión pensativa durante algunos minutos para al fin suspirar, como rindiéndose a encontrar una buena explicación.
-Cierto, no hay nada que yo pueda hacer para que me creas. Ni si quiera para convencerte de lo que está sucediendo, pero tú sí. Tu padre llevaba un diario, en él escribió la historia de esa guerra hasta el mismo día de su muerte, él les heredó dos joyas milenarias a sus hijas: el ojo de fénix y la garra de tigre. Si las encuentras, tal vez comprendas un poco al respecto. El diario está escondido, solo las herederas podrían verlo. Si decides buscar las reliquias... bueno, te lo explicaré en su momento.- se colocó el vendaje de vuelta, tratando de soportar el dolor y volvió a la rama frente a mi ventana.- Ah, una cosa más. Aún si no me crees y no confías en mi, por favor, tampoco confíes en él. Y prométeme que cerraras la ventana con seguro.-
-Lo prometo, no sea la de malas te de por meterte a intentar hacerme algo.-
-Número uno, no tienes tanta suerte y número dos, vas a ser tú la que termine por pedírmelo.- sonrió por encima del hombro y saltó del árbol, una figura negra se le unió segundos después y desaparecieron en la oscuridad.
~
-¿Estás seguro de que ellas son las herederas?- susurraron aquellas voces desde la oscuridad.
-Aún no, mi señor. Pero voy a averiguarlo, tengo una corazonada con estas dos.- contestaba Übel, con una rodilla en el piso frente al agujero de piedra en aquella cueva. Se llevó la mano al pecho e hizo una reverencia antes de salir, cambiando su semblante aterrador por una sonrisa angelical.
-¿Y bien, general? ¿Cuál es la orden a seguir?-
-Refúgiense en las montañas, necesitamos rodear el pueblo, no parece haber amenaza pero es probable que las reliquias se hallen aquí. Vayan tranquilos, pero no bajen la guardia.-
-Sí, señor.-
Pronto la enorme tropa de Ángeles se movilizó, se dividieron en cinco grandes manchas de gente dirigiéndose a diferentes partes rodeando la montaña. Unos pocos permanecieron con Übel y regresaron con él al pueblo, para hacer reconocimiento del terreno. Übel esperaba el reporte de sus subordinados sentado en el escritorio frente a la ventana, observaba la luna, pensativo mientras unos brazos enguantados se escurrían por detrás de su espalda, abrazándolo.
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Orange Drama
FantasyTori es una chica de 17 años muy escéptica, no cree en fantasmas, demonios, alienígenas ni mucho menos en el amor. Después de muchos años lejos de su ciudad natal, Tori regresa con muchas ansias de probar las frutas del naranjo que plantó de muy peq...