Y...
¿Ahora qué?Daemon y yo estábamos sentados uno frente al otro, en el jardín, bajo la sombra de un naranjo en la granja de Ali. Al volver del bosque le expliqué todo lo que había pasado y lo que Natsumi me había dicho y el pareció entender incluso menos de lo que yo había entendido. Y él menos que yo tenía idea de lo que significaba el "día libre".
-Podríamos tener esa cita que no tuvimos antes... Digo, me hiciste tu esclavo de por vida de todas formas.- sugirió al fin, rascándose la nuca y mirando hacia arriba.-¡Ah, mira!-
Sonrió al ver las naranjas y de un salto trepó al árbol, estirando la mano para que subiera con él. Acepté y tomé su mano, divertida, no sabía muy bien porqué pero sentía haber pasado por esto muchas veces antes. Daemon me colocó sobre su rodilla en un movimiento rápido y tomó una naranja del árbol para pelarla, estaba en eso, tan concentrado, y yo lo miraba con la mayor cara de idiota del mundo. Definitivamente estaba enamorada de él. Me miró de reojo y me tendió la mitad de la naranja que había pelado, sabía que yo adoraba las naranjas y disfrutaba verme comerla.
-Está un poco ácida.- reí, y Daemon me abrazó con fuerza por la cintura.
-Será bueno ir a buscar un poco de azúcar, ¿dulcificar la situación?- dijo levantando las cejas.
Sus chistes podrán ser un asco pero tocándome así era imposible no reírme. Bajamos de un salto y me tomó de la mano todo el camino de vuelta, estaba más nerviosa de lo que imaginaba estaría y sentía mi cabeza en blanco. Malditas mariposas de mierda, estar enamorado te hace portarte como un completo imbécil. Entramos por la puerta de la cocina que era la más cercana, Daemon asaltó la alacena robando galletas, jugo y una pequeña bolsa de papitas que encontró y poniendo todo en una bolsa improvisada con el mantel de la cocina, clásico, tenía que ser rojo y a cuadros. En serio, es como el uniforme de los comedores de ancianas de campo. Sin ofender, Sara.
Hizo una ridícula impresión del Grinch robándose los regalos mientras metía la comida en su bolsa improvisada haciendo caras chistosas para hacerme reír y mi caja de risa no se oponía.-No creo que al amigo Alighieri le importe si me robo un poco su navidad.- canturreaba agitando su bolsa, trepado en la barra de la cocina.-¡Oh! Esto también me lo llevo.- me tomó por las piernas y me cargó afuera como costal de papas.
Me hizo señas de que guardara silencio y me sentó junto al árbol en el que estábamos, luego sacó del bolsillo de su chaqueta negra una pañoleta azul con la que me tapó los ojos. Escuché un montón de ruido, como si rompiera cosas, las golpeara o quemara y Daemon sonaba preocupado, entonces pronunció algunas palabras en latín y escuché una especie de mini explosión que me asustó un poco.
-¡Voilá! Ya puedes abrir los ojos Pajarita.- dijo con voz triunfante y cuando los abrí tenía una gran sorpresa.
El mantel estaba puesto en el piso, pero se veía un poco diferente, tenía un brillo que lo hacía hipnótico. Las galletas se veían mucho más ricas y grandes que las que yo había visto que él había metido en su bolsa improvisada y la botella de jugo era ahora de vino. Lo único que no cambió fue la bolsa de papitas (o al menos eso parecía). Daemon sacó dos copas (de quién sabe donde) y sirvió el vino en ellas, eran como pequeñas peceras en un palito pero con detalles plateados como si una enredadera de espinas estuviera estrujándola.
-Vamos a brindar, porque hoy hay algo que quiero darte. Escúchame bien, Tori, lo que te voy a dar es muy pero muy importante no solo para mi, si no para el infierno mismo.- Daemon se sentó frente a mi, con expresión nerviosa, incluso, se veía algo sonrojado.
Pareció dudar un momento, rebuscando en el bolsillo de su chaqueta, hasta que después de un suspiro decidido sacó una pequeña caja del color de sus ojos con las orillas negras como obsidiana, sacó una llave minúscula de debajo de su lengua y abrió la cajita mostrándomela. Él estaba con una rodilla en el piso y mirándome seriamente.
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Orange Drama
FantasiaTori es una chica de 17 años muy escéptica, no cree en fantasmas, demonios, alienígenas ni mucho menos en el amor. Después de muchos años lejos de su ciudad natal, Tori regresa con muchas ansias de probar las frutas del naranjo que plantó de muy peq...