-Ya fue suficiente Daemon, deja de molestarla.- interrumpió Amber.- Se hace tarde y no quiero que su madre pase por lo mismo que yo anoche.-
-Mamá tengo ciento ochenta y cinco años, se cuidarme solo.- respondió enfurruñado.
-Y yo lo sé, por eso quiero que tengas cuidado. Ah, por cierto, Natsumi llegó esta mañana del infierno y quiere verte. Supongo que no tardará en encontrarte ahora que ella duplica tu presencia.-
La mirada de Daemon pareció iluminarse con la mención de aquel nombre e inmediatamente ser ensombrecida por alguna clase de pensamiento oscuro. Por mi parte el comentario de Amber me había recordado la pregunta que había querido hacer a Daemon durante el desayuno y había olvidado. Esperé a que nos hubimos despedido de Amber y trepé de nuevo a su espalda, lo estaba disfrutando demasiado así que me encargué de hacerle en cierta forma doloroso el viaje diciéndole palabras estúpidas en tono bajito y susurrando en su oído lo que parecía estarle causando un gran problema entre la cabeza, el hígado y lo que sea que hubiera entre sus piernas.
-Refrigerador...- susurré con una risita burlona de la forma más sensual que pude, estábamos ya entrando a la calle donde vivíamos, estaba bastante oscuro debían ser al menos las diez de la noche.
-Tori, estás volviéndome loco con eso. Para ya.- rió un poco molesto mientras me bajaba de su espalda.
-¿Por qué? ¿No te divierte mi juego?-
-¿Y cómo se llama tu juego? ¿Molestemos a Daemon diciendo palabras estúpidas con la voz más sexy y provocadora que exista para ver que hace? Te lo juro que ya no se si reirme, llorar, encabronarme o qué.-
-Vamos, te has reído bastantes veces.-
-Y casi me ha costado el hígado... Además del dilema mental que me ha causado el mantener mis manos en tus lindos muslos y no llevarlas a otro lado, porque el juntarme tanto tiempo con Kuro ya me está dejando secuelas.-
-¿Kuro nació en la región de Lujuria no es cierto?-
-Así es, es un enano idiota igual que este.- interrumpió una voz en el árbol de mi ventana.
-Que fácil me encontraste, Natsumi.- rió Daemon.
-Vamos hermanito, se que tienes algo mejor que decirle a tu hermana mayor como palabras de bienvenida.- una chica un poquito más bajita que yo saltó del árbol con una agilidad impresionante.
Llevaba el largo cabello azul recojido en una larga coleta ligeramente ondulada y el fleco le caía sobre el rostro pálido y pecoso hacia la derecha. Vestía unos jeans algo gastados y una camiseta morada con la leyenda "Haters gonna hate" en el pecho junto con unos tenis tipo converse igual a los de Daemon, pero más gastados. Sus ojos violetas resaltaban brillantes en la oscuridad de la calle.
-Es porque no eres en lo absoluto bienvenida, Natsumi, vete con mamá, esta es mi casa ahora. No fastidies.- contestó Daemon enfurruñado.
-¿Ni si quiera nos vas a presentar? Si que eres un envidioso hermanito, debiste nacer en Envidia y no en Ira. Bien, entonces me presentaré yo.- en un movimiento que ni si quiera percibí la chica ya estaba parada frente a mí, sonriente.- Soy Natsumi, hermana mayor de Daemon. Tu debes ser la famosísima Pajarita de la que tanto habla, Satán, todo el infierno sabe de tu existencia y de lo mucho que este idiota te ama. En especial por lo chillón que se volvió cuando te fuiste, debiste verlo, hizo un río de obsidiana y hubo una tormenta terrible en el infierno, ¡se quemaron tantas almas ese día con sus lágrimas! Fue todo un espectáculo digno de un Ira como él.- rió abrazándome.
-Cállate de una buena vez, por el odio de Satán Natsumi.-
-Cállame si puedes cachorro.- siguió riendo. Daemon pareció haber perdido la paciencia y suspiró dejando que Natsumi lo abrazara igual que a mí.- Mucho mejor, ahora, dime, ¿Desde cuando vives aquí?-
ESTÁS LEYENDO
Orange Drama
FantasyTori es una chica de 17 años muy escéptica, no cree en fantasmas, demonios, alienígenas ni mucho menos en el amor. Después de muchos años lejos de su ciudad natal, Tori regresa con muchas ansias de probar las frutas del naranjo que plantó de muy peq...