La granja

44 3 0
                                    

Su respiración tranquila y pausada en mi cuello, sus brazos al rededor de mi cintura, el calor de su pecho desnudo contra mi espalda... En resúmen, no pude dormir en lo absoluto. Y Daemon que se daba el lujo hasta de suspirar entre sueños y hablar dormido el muy desgraciado. La buena noticia es que sólo susurraba mi nombre y eso me tenía tranquila, sabía que ocupaba su mente todo el día pero no pensé que fuese tan literal. Me alegraba. De alguna forma me relajaba pero no podía negar que mis malditas hormonas de adolescente me impedían siquiera mover un músculo con él detrás mío. Pasamos la noche así hasta que el cansancio venció a mis hormonas un par de horas antes de la hora predicha para hacer sonar la alarma al ritmo de mi canción favorita de The Legend of Zelda. Me giré para tomar mi celular de la cabecera antes de que le cayera encima a Daemon pero se me adelantó y lo lanzó a través de la habitación encestando perfectamente en el bote de la ropa sucia.

-Cinco minutos más...- y el demonio en mi cama que ni si quiera habís abierto los ojos por un segundo se volvió a abrazar a mi como si fuera yo una de esas almohadas para la gente muy sola.

-Nada de eso, si no nos apresuramos nos va a caer la tarde antes de si quiera salir de la casa. Anda, tenemos mucho que empacar y mover antes de ir con Ali y eso si es que acepta recibirnos.- refunfuñé jalándole una mejilla, pero parecía aún tan dormido que apenas y se quejó sin abrir los ojos.

-Estoy cansado... No me dejaste dormir bien.-

-¿Es en serio? ¡Tú no me dejaste dormir a mí y estabas hasta hablando dormido! Levántate ya, tengo hambre.-

-A veces eres demasiado aburrida, Pajarita.-

Daemon se incorporó en la cama y se talló los ojos mientras bostezaba. Me dio un poco de frío cuando quitó sus brazos de mi cintura pero ya era tarde para arrepentirse. Comenzó a rodar sobre la cama y me aplastó antes de dejarse caer al piso. Prácticamente se arrastró hasta la puerta y se levantó del piso tambaleante intentando acomodarse un poco el cabello revuelto y algo apelmazado en un lado, no pude evitar reírme de lo chistoso que se veía Daemon en ese momento y la carcajada se escapó cuando lo vi chocar con el marco de la puerta buscando la puerta de enfrente. Imagino que hicimos demasiado ruido porque en seguida salió Kuro de la habitación de enfrente mas o menos con la misma expresión que él y chocando el uno con el otro. Las risas de Mary y mías se escucharon tan fuerte que mamá terminó levantándose también, al salir de su habitación parecía que se quería reír pero estaba dispuesta a no hacerlo.

-Ustedes dos, están ebrios.- dijo con mirada reprobatoria a los dos tirados a mitad del pasillo.

-¡Mentiras! ¡Falacias! Somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario... y sé que ellas no van a responder a lo contrario.- rió Kuro, tumbándose en el piso.

-¿Cómo pueden estar ebrios si pasaron la noche sin moverse de la cama?- interrumpió Mary, sonriendo recargada en el marco de su puerta.

-Porque los demonios se embriagan de sentimientos, para ser más específica, de pensamientos pecaminosos.- contestó mamá cruzándose de brazos.

Mary y yo nos miramos con complicidad y nos reímos, mamá lo advirtió inmediatamente. Mierda, nos pillaron. En ese momento comencé a desear con fuerza que algo o alguien pasara para que mamá se olvidara del interrogatorio y como pudiendo escuchar mis pensamientos Natsumi entró por la ventana. Ah, cierto, efectivamente ella podía escuchar mis pensamientos. ¿Habría escuchado en todo lo que pensaba mientras dormía con Daemon? La vergüenza me invadía al mismo tiempo en que Natsumi me saludaba con una sonrisa pícara y un gesto de la mano. Mierda, lo había escuchado todo, incluso en este momento, seguía escuchando todo.

-¡Buenos días a todos!- soltó la peliazul saltando dentro de la casa.- Oh, veo que están un poco... Indispuestos, muchachos. ¿Qué tal algo de motivación?-

Orange DramaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora