Capítulo 2: ¿Odio o...?

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A la mañana siguiente me levanto y siento que la cabeza me va a explotar, bombea de dolor y maldigo en mi interior. El alcohol estaba aún en mi cuerpo como una canción que odias y no puedes sacarte de la cabeza.
Sólo había pasado una noche allí y ya extrañaba a mares a mis padres, y a Lauren por supuesto, mi mejor amiga de allá.

Pero la resaca se apoderó completamente de mi cuerpo y me impidió el seguir recordándolos por lo que revisé el cajón en la mesita de noche y conseguí una pastilla para el dolor de cabeza junto con un vaso de agua que sin poder recordarlo seguro lo había puesto allí anoche.

Voy a la cocina y está mi hermano despidiéndose de una chica y ella gritó.

-¡Melanie ya es hora de irnos!

Yo estaba algo extrañada pero lo siguiente fue que vi a Adam saliendo de la habitación con una de ellas besándola apasionadamente que me hizo retorcer del asco. Ni siquiera sabía por qué me molestaba, pero no eran celos, no podían ser celos. Eramos dos personas totalmente diferentes y eso era digamos que lo bueno, porque estar con él sería como ser otro plato del que a la mañana siguiente se olvidaría. Y yo, era virgen, si lo era y estaba orgullosa de decirlo. Y si simplemente esa persona me olvidara yo no se qué sería de mi.

-Ten, es muy bueno para la resaca - dijo mi hermano entregándome un jugo.

-¿Llamando a Elena? - dijo Adam riendo.

Me quedo asombrada cuando recuerdo lo que pasó en la discoteca, Adam me había defendido de un grandulon a punto de forzarme. No podía creer lo estúpida que había sido al dejarme forzar por un niño borracho, y menos creía que había sido demasiado débil como para no defenderme sola por lo que tenía que llegar Adam, qué tonta. Y ni siquiera le agradecí. Ni quería hacerlo, pero si no hubiera hecho lo que hizo quién sabe qué hubiera pasado. Como les dije, cuando toca toca.

-Adam yo... - lo miré apenada - Quería agradecerte por lo de anoche, de verdad.

-Ni siquiera tienes que agradecerlo.

-¿Qué hizo Adam anoche? - pregunta mi hermano y los dos nos quedamos callados por un momento.

-Trataron de forzar a Elena y yo me encargue de ello. -dijo Adam.
Peter puso los ojos como platos y corrió a abrazarme, yo le correspondí.

-Lo siento tanto Els, debí de estar al tanto de ti todo es mi culpa.

-Claro que no, no tienes ni una pizca de culpa. Nadie sabía que a ese tipo se le pasaran los tragos de esa manera - lo animé - Olvidemoslo.

-Siento que mi cabeza va a explotar en cualquier momento - dijo Ophelia bajando las escaleras.

Llevaba un short alto con un top blanco y unos lentes oscuros que tapaban perfectamente sus ojeras por dormir demasiado. Se veía radiante pero su cara la hacía verse algo adormecida. Peter la miró detenidamente y yo pude percatarme de ello, pero lo mejor era quedarme callada. Tenía un as bajo la manga que pronto usaría.

-Iré al centro comercial ¿Me acompañas? Éstos dos no están del todo presentables - le dijo Ophelia a Peter mirándonos a mi y a Adam.

-Ya vengo, cuidado con ella - le dijo a Adam entrecerrando los ojos.

-Tranquilo, es como mi hermanita.

La mentira más grande del mundo.

Se fueron quedando Adam y yo completamente solos.

Adam.

Ella era tan pulcra en cada cosa que hacía. Como reía, como se molestaba. Me gustaba molestarla de vez en cuando ya que sus cejas se juntaban cosa me me gustaba en ella, provocaba callarle los insultos con besos. Y la verdad es que un simple beso valían como diez abofetadas, pero valdrían la pena. Me gustaba que fuera diferente y no era como las demás chicas, su forma de hablar, me gustaba como se sonrojaba con el simple hecho de hablarle o de piropearla, la sangre corría a sus mejillas en cuestión de segundos, aunque ella no sabia que yo podía notarlo.

MI PERFECTO DESASTREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora