Capítulo 24: Boxing

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Antes de que Carmen realmente la pagara conmigo, me fui casi corriendo de la oficina. Fuera de ella de encontraban mis dos amigas cotorreando hasta que me miraron ansiosas. Me acerqué a ellas.

-¿Qué parte nos contarás primero, qué te dijo la directora... o Adam haciendo un escándalo? - masculló Ruby.

Suspiré y rasqué de mi nariz, técnicamente me picaba por el penetrante olor de cigarrillo en la habitación anterior.

-Ambas son inexplicables ¿quién le habrá dicho? - arqueé una ceja verdaderamente confusa.

-Créeme, hasta el más cabezahueca pudo haber sido. Aquí la lengua es bien practicada - suspiró Megan -. ¿Fue por la pelea de Adam, no? Me corto una teta a que sí.

Reí en mis adentros al haber acertado con cierta vulgaridad.
Qué equivocada estuve al pensar que mis dos amigas no me interrogarían demasiado, si de hecho siempre que hablaba con ellas, de alguna manera terminaban haciéndolo. Yo estaba segura de la sinceridad de mis amigas, pero a veces me preocupaba que hablábamos más de mi vida que de las suyas.

Luego de unos segundos de pensamientos, asentí a su pregunta.

--Pues me resultaba raro que no te había llamado la atención siendo una Parks - bromeó Ruby.

-Pues lo cierto que me trató bastante cabreada.

¿Qué carajos le pasaba a esa señora? ¿Creía que por ser una vieja zorra en su escritorio de lujo tendríamos que lamerle el culo? Pues estaba equivocada. Le demostraría que conmigo siempre sería la excepción.

Ay dios, realmente comenzaba a hablar como Adam.

-Que le den - masculló Megan -. Pues tenemos que reunirnos a hacer los ejercicios.

Ruby introdujo su teléfono en el bolso y comenzó a centrarse en la conversación.

-Pues me tocará ir a casa del ñoño de Alejandro, yo que pensaba salir con...

-Alex - interrumpimos Megan y yo al unísono.

-Entonces realmente van en serio - murmuré rascando otra vez mi nariz.

-Así funciona conmigo - respondió sonrojada.

De alguna manera me hacía feliz la idea de que ellos salieran, pues me agradaba la idea de que Alex y Adam eran amigos, así nosotras podríamos coincidir la mayoría de las veces, y compartir información justa y balanceada sobre ambos capullos.

-Pues yo tendré que ir a casa de Scott, y no está mal - ronroneó Megan.

-¿Por qué todas tenemos que ir a casa de ellos, acaso creen que somos unas zorras o algo? - pregunté irónica.

Ambas rieron animadamente, captando la atención de varios estudiantes que se encontraban alrededor.

-Mi dios Plutón estaría decepcionado de mí - habló Ruby con ironía-. Primero fui la diosa del amor y ahora terminaré en casa del más feo del salón.

Ahora me tocó a mí reírme. De alguna manera tenía razón, ése era mi apodo perfecto para ella; la diosa del amor, ya que siempre exponía su corazón. ¿Cómo lo hacía? Yo pensaba completamente diferente, hacía lo posible por no ilusionarme demasiado por miedo a enamorarme. Aunque Adam era la excepción, ya se había convertido en un caso perdido.

Yo estaba estúpidamente enamorada de ese idiota.

-Vamos, tampoco es que te acostarás con él - suspiró Megan -. Aunque te hace falta.

Ruby le dió una mirada asesina.

-Prefiero seguir en mi estado de abstinencia, y no tirarla por el barranco acostándome con un ñoño - contraatacó furtiva -. Aunque supongo que a alguien por ahí, definitivamente no le hace falta.

MI PERFECTO DESASTREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora