Capítulo 9: Problemas.

22 5 0
                                    

-¡Elena, mi vida! - dijo mi madre soltando las maletas y en unos segundos ya estaba envuelta en un gigantesco abrazo.

La última vez que había escuchado a mi madre era virgen, y ahora no lo era, mierda...

-No sabes cuanto te he extrañado.

Lo cierto es que había extrañado mucho ese tipo de abrazos. Ya saben, el amor de una madre no tiene comparación. Pero es que ni siquiera podía mirarla a los ojos por la estupidez que había cometido. Extrañamente cuando perdí mi virginidad mirar a los ojos a las personas de otra manera se había vuelto muy difícil.

Entramos y éstos posaron sus ojos en Adam, sobre todo mi madre quien al parecer le agradó mucho verlo.

-Sra Annie, Sr Robert - saludó Adam cordialmente.

-¡Chiquillo, cómo has crecido! - dijo mi madre abrazándolo.

-No mucho - le sonrió.

-Me alegra verlo hijo - dijo mi padre.

-Igualmente señor.

-Y dime... Has cuidado mucho a mi hija ¿verdad?

Papá, siempre haciendo inoportunidades.

-Se lo aseguro, somos muy unidos - aseguró Adam.

-Uña y mugre - sonreí falsamente.

Y no era mentira, en realidad teníamos un pequeño lazo de odio y amistad difícil de irrumpir.

-¿Dónde está mi pequeño Peter? - dijo mi madre emocionada.

***

¿Ya les había dicho que mi vida apesta verdad? Pues en ese momento no tenía duda de que fuera cierto. Mi situación no era la mejor de todas y para colmo a mis padres les da la garrotera y deciden venir hasta acá, justo en mis peores momentos. No era que no los extrañaba o no los quería cerca, sólo que con ellos presentes se me haría difícil pensar las cosas con claridad, como el qué ocurriría entre Adam y yo, por ejemplo. A pesar de que Adam sea amigo cercano de la familia, mi papá era muy terco y tacaño en eso de estar muy cerca de los hombres.

Si no querías que estuviera muy cerca de los hombres tal vez hubieras pensado mejor el mandarme a Miami con mi hermano y sus amigos.

Me pareció muy extraño el que mis padres hayan llegado así de repente, sin siquiera avisar.

Me encontraba al día siguiente vestida y desayunada para ir al instituto, así que mi hermano dispuso a llevarme.

-Mamá dijo que tiene que discutir un asunto contigo ¿Tienes idea?

Negué con la cabeza.

Llegamos al instituto y luego de despedir a mi hermano, caminé al aula de clases. Allí se encontraban Megan y Ruby y al mirarme, me llamaron desesperadamente.

-¿Qué pasa?

-Mírala, no dice ni una palabra - dice Megan señalando a Ruby quien estaba sentada al lado de nosotras.

-Yo, he hecho algo muy malo... - comenzó a decir Ruby.

-Buenos días clase - dijo la profesora Vega de castellano.

¡Maldita profesora Vega! ¿Todo el tiempo tiene que arruinarlo todo?

-Voy a ser muy directa con ustedes, pronto terminará el lapso escolar y lo último que quiero es seguir viéndolos hasta diciembre. Así que les asignaré a cada grupo de cinco personas un trabajo para que me lo entreguen mañana mismo y esa será la prueba de lapso. Pueden comenzar ahora.

MI PERFECTO DESASTREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora