C27 Lila

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Sentada esperando a su único amigo cercano By miraba a la nada esperando alguna noticia de su hermano o de su cuñada. Su teléfono alumbrara notificando varios mensajes y llamadas.

Al abrirlos vio que tenia dos mensajes de Jhon, quince mensajes de un grupo de Whatsapp con sus amigos, dos llamadas de Yariela y un mensaje de la misma diciendo que ya estaba camino al hospital con los niños.

-Hola- susurro esa voz tan conocída cerca de su oído haciendo que pegara un brinco.

-Hola-respondio contenta llamando con la mano a la camarera.

-Que tal todo?- pregunto por educación más que por interés.

-Bien? Supongo. Ya despertó...

-Eso es bueno. Cierto?

-No tanto, a como lo había pronosticado Rob, sufre de amnesia, no sabemos si es temporal o permanente. Me preocupa el que cuando este listo para volver a casa que le diré. Aún no estoy lista para afrontar esta realidad. En Alemania las cosas eran seguras para mi, no tenia que preocuparme de decir o hacer lo correcto, y ahora creo que todo tiene gran importancia para los demás.

-Entiendo.

Alberto se removía incomodo en su asiento, por más que tratara de buscar las palabras correctas no lo conseguía, cada cosa le parecía menos correcta que la otra. Prefirió quedarse callado y dejarla desahogarse, parecía que no lo hacia, hacía mucho.

Tomo sus manos y les dio un suave apretón.

La sonriente camarera que la antendio la primera vez volvió para tomar el pedido.

-Yo quiero un café doble con una de azúcar y dos de crema por favor, ah y un trozo de pastel de durazno.

Al escuchar la palabra durazno el estómago de By rugió en señal de deseo. La camarera sonrío al verla, pues bien sabia que ya se había comido las cuatro rebanas de pastel.

-Usted desea algo señorita? -ofrecio reteniendo la carcajada. Esa hermosa mujer podía ser delgada pero comía como camionero.

Asintió emocionada, ya podía sentir el cremoso pastel de durazno.

-Un trozo de tarta de durazno y una malteada de chocolate si es posible-apenada bajo el rostro.

Alberto río al ver el gran apetito que poseía ese día en especifico, porque días atrás parecía una ardilla comiendo.

-Deberías decirle a Rob, que te vea ese asqueroso sarpullido.

Asintió, estaba harta que todos se preocuparan por ella cuando físicamente se encontraba perfecta, una pequeña alergia nunca mato a nadie, cierto?

-Dime, que era eso tan urgente de lo que ocupabas hablarme.

Alberto tensó sus músculos, mas de lo que habría querido demostrar, sus anchos hombros estaban rectos y tensos.

-Veras, no quiero que creas que abuso de ti ni nada por el estilo, pero quería pedirte un favor. Se que no debería tener ni la decencia de perdirlo por todo el daño que te he hecho, pero esto va más aya que mi y puedo dar lo que sea porque esto se cumpla.

Sus labios estaban en una fina linea, sus quijada tensa y sus manos en puños, debía ser algo grande para que el estuviese de ese modo. Aunque aún no sabia que favor era creía poco posible poder ayudarle.

-Acordamos que el pasado en el pasado deja de torturarte con eso. -bufo- Ahora dime- sonrío encantada cuando la camarera dejo sus pedidos.

Una vez se retiro Alberto jugo con la cucharilla del café buscando las palabras adecuadas.

Como supuso ninguna era la correcta así que solo trato de decirlo de la manera más sencilla.

-Estoy casado-sonrio feliz- Hace aproximadamente dos años me case con la chica de mis sueños. Disculpa-hizo una mueca por lo incomoda de la situación. By sin darle importancia lo instó a seguir. -No es perfecta, pero ante mis ojos si lo es, ha cometido errores y eso es lo que mas amo de ella, supo como salir adelante, pero tú más que nadie sabe que no se puede olvidar el pasado.

-Entiendo. Me alegro que encontraras tu chica ideal, pero aún no comprendo el como puedo ayudarte, bueno en que debo ayudarte.

-Dejame terminar por favor- miro por sobre su hombro como queriendo aliviar la incomodidad. -Como te decía todos comentemos errores de los cuales aveces no podemos escapar, pero tampoco podemos aferrarnos a ellos, Lila, disculpa así se llama mi esposa. -By asintió, la verdad estaba un poco confundida pero prefería no intervenir para ver donde llegaba todo. -A los meses de casarnos, ella me confesó que no podía tener hijos, secuela de un abuso cuando joven, me pidio que la perdonara por ser una mujer incompleta, en su momento no me molesto, pero luego del año de casados ella cada vez desaparecia de casa, ya no era la Lila de la que me enamoré...

-Quieres divorciarte? -pregunto asustada, creía recordar que el una vez dijo que cuando te casabas era para siempre.

-No!-su grito alerto a los demás comensales y luego de una disculpa creyó que lo correcto era decir las cosas sin tantos rodeos. -Quiero que me asesores legalmente sobre una posible adopción. -Listo, lo habia dicho, ese enorme peso sobre sus hombros había desaparecido como por arte de magia.

-Ah, eso. -rio- lo lamento, es que tu hisoria parecía tomar ese rumbo.

Negó divertido.

-Ella luego de su trabajo como maestra en la primaria de tus sobrinos ella acudía a una casa hogar. Iba a estar con niños a castigarse a si misma por no poder concebir.

-No más-pidió levantando su mano-Os ayudaré

True Love (S#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora