Epílogo

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-¿Estas segura de querer hacer esto?- quizo saber Alberto, al cual dos lágrimas corrían por sus mejillas.

By asintió suavemente. La idea era tan sensata como descabellada, paso toda la noche pensando en ello y solo logró que unas horribles ojeras se asomaran debajo de sus bellos orbes.

- La única cosa o mejor dicho persona que me seguía uniendo a este país, ya dejo muy claro lo que pensaba de ello, y prefirió depostriferar miles de aberrocidades antes de ponerse a pensar en las posibilidades de que fueran ciertas. -suspiro tragándose las lágrimas, ya había llorado mucho, no era bueno para su salud, además ya estaba cansada de llorar, nada se iba a arreglar por más que llorará, la decisión ya estaba tomada. -¿Hiciste lo que te pedí? -el muchacho asintió, su ojos seguían estando cerrados, no podía creer donde se encontraba, pero esta fue la decisión que ella tomo y por primera vez en años sentía que esto era lo correcto y que se lo debía.

-Gracias

-¿Que harás después de esto? -hablo Alberto abriendo los ojos por primera vez.

-Tomaré el tren que va a Ámsterdam, ahí un amigo me esperará y ayudará a rehacer mi vida. -asintió- Tranquilo -quito una de las lágrimas- ¡podrás llamarme cuando quieras!- dijo de lo abrazo tan fuerte que partes de su cuerpo sonaron haciéndolos reír.

Sentados cambiaron el chip telefónico de ella, y guardaron el del otro. Debían estar seguros que nadie que ella no quisiera tuviera su número de celular.

-Es tan increíble, años atrás me fui de este país porque estaba con el corazón roto y quería comenzar de nuevo -suspiro- y mirame ahora, con no solo el corazón sino el alma rota, y con el único apoyo de aquel loco adolescente que me rompió el corazón muchos años atrás. Es divertido ¿No crees?
Alberto asintió con un poco de miedo. Su mente trabaja lo más rápido que podía, sentía que la estaba traicionando, pero ellos debían estar juntos sin importar que, solo esperaba que por lo menos leyera la carta antes de que fuera tarde, aunque cada vez eran menos las posibilidades de que eso ocurriera.

-Señorita Byondi- hablo Tanner -estamos listos. Esperamos su indicación - Asintió. Miró a su primer amor agradecida, después de todo mantuvo el secreto. Sonrió y lo abrazo de nuevo.

-¡Vete por favor! -pidió sintiendo el ya tan común nudo en su garganta. El joven negó, ni loco se movería de ese lugar hasta que todo terminará.

-Estas muy demente si crees que te voy a dejar sola en este momento, así este del otro lado de la puerta estare contigo.

Tiro sus manos a la cintura y lo abrazo aún más escondiendo su rostro en la camisa del hombre que soportaba su peso porque se sentia desfallecer. El cansancio ya podía con ambos, fueron días muy duros para ambos, pero de algo estaban seguros, en un futuro todo valdría la pena.

-No puedo hacerlo si estas aquí, esta vez quiero hacer todo bien, pero sola. Si te quedas aquí conmigo, sentiría que no avanzó y ya es hora que me comporte como la mujer que soy. ¿Recuerdas lo dependiente que era?-asintió- Pues esta que vez aquí- levantó el rostro y lo miro con una pequeña sonrisa- de cierta manera ha madurado y es hora de que me haga cargo de mis decisiones y está- señaló el lugar- es mi primer decisión de la cual estoy completamente segura.

El joven volvió a abrazarla. Despedirse antes de tiempo estaba siendo más doloroso de lo que alguna vez pensaron. Recién su vida estaba comenzado a componerse y la de su amiga se desmoronaba como un castillo de arena a la orilla del mar.

-Cuidate. ¡Por favor! -beso su sien. La joven asintió y beso su mejilla.

-Dale mis saludos a Lila y un gran beso a Gigi. -asintieron sonriendo. Esa pequeña pulga apesar de haber entrado a su vida hace menos de una semana se gano el corazón de todos. Cuando crezca va a ser una completa belleza, esas enormes pestañas que los cautivaron, con el pasar de los años enamorará a cualquier hombre que sepa llegar a su corazón, porque a sus meses de nacida, era un completo ángel, pero se notaba que iba a tener su carácter fuerte.  -Promete que apenas se cumpla el lapso de prueba, irán a visitarme.

El joven rió divertido.

-Lo prometo- fijo su mirada al otro lado de la puerta donde Tanner se ponía cada vez más impaciente. -¡Ya vete! Están esperando que cruces esa puerta para poder cambiar tu vida.

By camino decidida, sin mirar atrás.

~~~

Por otro lado Jhon estaba maldiciendo a todo ser vivo que se cruzara en su camino. La maldita carta, la prueba en la que salia el resultado positivo, los meses. Todo calzaba con la vez que estuvieron juntos en el hotel. Corría por todo el estacionamiento del aeropuerto, corrió por todo el lugar, al parecer su "suerte" estaba de su lado. Si hubiese una escala en estupidez el ya la hubiese superado y por miles. Aún recordaba cada palabra dicha, jamas se sintió mas despreciable que como ahora. Recordaba el rostro lleno del maquillaje corrido. Sus lágrimas, primero eran de incertidumbre y felicidad. El las convirtió en lágrimas de dolor y eso, eso nunca se lo perdonaría.

Paso el detector de metales y hecho a correr de nuevo. Vio el boleto de avión para tratar de ver cual era la puerta de abordaje que debía cruzar para poder cambiar su horrible error.

Cuando por fin la encontró se dio cuenta que las azafatas ya habían cerrado las puertas. Corrió mas aprisa para ver si de algun modo podrían detener el despegue, pero no fue así. Antes de siquiera acercarse vio por la ventana el vuelo 3316 despegar. La había perdido y ahora si para siempre.

Paso sus manos por su cabello y lo jalo desesperado. Grito y lloro, ya nada le importaba, ni que lo viesen en ese estado, después de todo había perdido todo lo bueno que pudo haber tenido.

-Llegas tarde -murmuró una voz que el reconoció como la de Alberto.

Sin siquiera pensarlo se levanto y acorralo al joven.

-Alberto debes decirme a donde se fue. Te lo suplico debes decírmelo, debo hacerme cargo del embarazo de mi hijo o hija.

Alberto limpio sus ojos con la manga de su suéter.

-Llegaste tarde, muy tarde. Ya no hay embarazo del que debas hacerte cargo. Adiós.

Sus palabras lo dejaron estático, su rostro perdió todo color, se sintió mareado.

Las había perdido. Literalmente.

Fin

True Love (S#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora