-No lo puedo creer, simplemente no lo puedo creer -refunfuña mamá mientras camina hacia el auto-. Mi hija, una delincuente
-Y drogadicta -agrego ganándome una mirada amarga de su parte.
-Cállate -exclama subiendo al coche-. No me hagas desear haberte dejado toda la noche entre esas rejas. ¿Quién lo iba a pensar? La hija de Julia Swartz encarcelada por allanamiento. Qué vergüenza
-¿Para qué me sacaste si te avergüenza tanto? -pregunto entrando el auto.
-Porque tu padre no pudo venir en mi lugar y ninguna hija mía por muy delincuente que sea va a pasar una noche en la cárcel
-Y drogadicta -repito-, no olvides drogadicta
-¡Ya basta Susan! -grita alterada-. ¿Qué demonios es lo que quieres de nosotros? ¿Qué demonios te pasa? Tu padre y yo nos hemos matado para darle a ti y a tus hermanos todo. He cumplido cada uno de tus caprichos, ni siquiera te he reprochado que abandonaras la escuela de leyes pensando que necesitas un tiempo para aclarar tus ideas, tampoco esa afición tuya por dibujar, mucho menos tu terrible obsesión por los tatuajes, pero esto ya es demasiado
-Oh por todos los cielos ¡No vengas a actuar ahora como la madre herida y traicionada porque no lo eres! -exclamo-. Lo único herido aquí es tu orgullo, el horrible acto de que la hija de la defensora de las leyes Julia S haya estado en prisión
Mamá quita su mirada de la mía y se concentra en encender el auto.
Típico de ella: oír solamente el sonido de su voz e ignorarme por completo. Pero no, esta vez no, tiene que oírme.
-Y no me trates como si todo en mi te molestara. Hasta hace horas no sabias nada de eso ¡Si te enteraste que deje la escuela seis meses después de hacerlo y solo porque el imbécil de Pat te lo dijo!
-No llames a tu hermano de esa manera Susan -responde calmadamente, concentrada en conducir.
Resoplo en mi asiento y decido que es un caso perdido. De todo lo dicho, solo escucho la palabra imbécil y Pat en la misma oración y para ella es un sacrilegio.
Su querido, perfecto y primogénito Pat no debe ser llamado así jamás.
-Tu padre está muy decepcionado -dice después de un tiempo.
-¿Y qué? No es la gran novedad -miro por la ventana-. Parece ser el único sentimiento que ambos mantienen hacia mí
-No intentes culparnos de tus errores ahora. Tu sola te buscaste todo esto
Mamá gira y de inmediato frunzo el ceño.
-Pensé que íbamos a casa
Ella me mira unos segundos antes de volver su atención a la calle.
-Te quedaras con tu hermano un tiempo. Ni tu padre ni yo creemos que sea buena idea que te quedes en casa después de lo que hiciste. Serás una mala influencia para Kevin
Suspiro cerrando mis ojos y aprieto el puente de mi nariz con mis dedos.
-¿Así que yo debo salir de casa para que el pequeño Kevin no tenga una mala influencia? -río son humor-. Tiene diecisiete mamá, en la escuela tiene toda la mala influencia posible. Peores que yo, créeme, ¿o cómo crees que yo termine así?
-Tu padre y yo confiamos en que Kevin sabrá tomar buenas decisiones, y si tiene alguna duda podrá recurrir a nosotros. Le ayudaremos a elegir lo mejor
-¿Como lo hicieron conmigo? -la reto.
El auto se detiene y mamá baja sin responder. La imito y miro el edificio elevarse frente a mí. Hago una mueca al instante, como cada vez que vengo, al recordar que vive en el doceavo piso.
No me gustan las alturas.
-Sube, tu hermano te está esperando -replica mamá sujetando su IPhone.
-Mamá...
-No le causes problemas -es lo último que dice antes de subir el auto e irse.
Suspiro una vez más y le doy un nuevo vistazo al edificio frente a mí.
Vivir aquí será tan jodidamente difícil.

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Un divertido problema
RomanceSusan Swartz siempre deseo tener un poco de atención de sus padres, atención que nunca tuvo. Estaban demasiado ocupados hablando del futuro de su hermano mayor Patrick o asistiendo a los partidos de su prodigioso hermanito menor Kevin como para tene...