Liam está acariciando mi espalda con la yema de sus dedos. Puedo sentir en el momento exacto en que sus dedos se deslizan por las ramas marchitas del árbol que cubre gran parte de mi espalda. Siempre ha tenido una atracción hacia ese tatuaje en especial.
—Realmente te gusta ese árbol ¿no?
Lo miro por encima de mi hombro y él me regala una sonrisa torcida.
—Es mi favorito —dice simplemente.
Vuelvo a dejar mi cabeza sobre mis manos y suspiro. Logan dijo exactamente lo mismo hace unas horas, pero de él no puedo creerlo. No conoce mi cuerpo como lo hace Liam, y tampoco piensa lo mejor de mí. Sus palabras de más temprano esa noche regresan a mí y no sé porque tengo el impulso de preguntarle a Liam.
—¿Crees que estoy autodestruyéndome?
Sus caricias se detienen y sé que tengo su completa atención. Supongo que es lo bueno de convivir por tanto tiempo con una persona, comienzas a conocer sus manías.
—¿A qué te refieres? —pregunta tumbándose a mi lado, descansando su cabeza sobre su mano.
—¿Piensas que estoy autodestruyéndome al consumir drogas?
Su ceño se frunce.
—¿Por qué crees eso?
—Alguien me dijo que lo hacía —le explico.
Lo agradable de Liam es que no importa lo que le digas, él nunca va a juzgarte y te escucha atentamente cuando lo necesitas. Creo que por eso es el único chico con el que continúo acostándome después de siete meses. No es solo sexo con él, pero tampoco es un romance. Somos amigos, buenos amigos, que si no tienen a otra persona para calentar sus sabanas, se buscan mutuamente.
—Por eso viniste aquí de improviso —afirma—. Ahora lo entiendo mejor
Sonrío, por su audacia. En unos pocos segundos ha logrado analizar lo que le estoy diciendo y unirlo a mi razón de estar aquí.
—Odio que me conozcas bien
—Te encanta. Hace el sexo mucho mejor —asegura con un guiño.
Giro en la cama para estar sobre la espalda.
—Sigues sin responder mi pregunta —le recuerdo mirando el techo.
—No creo que estés autodestruyéndote, Sue. Simplemente estás por encima de lo que muchos entienden por libertad. Estas disfrutando de tu juventud sin preocuparte demasiado por lo que te depara el futuro, y creo que eso es admirable. Te mueves junto a la corriente, mientras la mayoría de nosotros se mueve contra esta
Giro mi cabeza para mirarlo.
—Si no te conociera bien, diría que estás enamorado de mí
Él se ríe.
—No vuelvas a pedirme un puto consejo
Me muevo para estar recostada sobre su pecho.
—Para él consumir drogas está mal
—¿Ese él es tan importante que te molesta que lo piense?
Hago una mueca.
—No del todo, pero fue quien me consiguió el empleo y siento curiosidad por saber si otros piensan lo mismo
—Bueno, a riesgo de que digas que estoy enamorado de ti, no creo que esté mal. No eres una adicta, Sue, lo hacemos de vez en cuando. Yo lo hago más seguido que tu, y te puedo asegurar que no soy un maldito adicto ni auto destructor de mi vida

ESTÁS LEYENDO
Un divertido problema
RomanceSusan Swartz siempre deseo tener un poco de atención de sus padres, atención que nunca tuvo. Estaban demasiado ocupados hablando del futuro de su hermano mayor Patrick o asistiendo a los partidos de su prodigioso hermanito menor Kevin como para tene...