16.

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—Entonces, ¿vas a mudarte?, ¿en serio? —pregunta Clara.

—Conseguí el dinero antes de lo planeado —digo simplemente—. Me dijiste que te buscara cuando lo obtuviera

Clara asiente y observa su reloj.

—¿Tienes tiempo esta noche? Creo que puedo mostrarte algo, o eso creo. Me pareció escuchar decir a Henry que tenía un piso disponible cerca de este

—¿El amante de turno? —pregunto riendo.

Ella ríe.

—Algo así —ahora mira su teléfono—. Entonces, ¿tienes tiempo?

—Sí, salgo a las ocho de cuidar a los chicos —esta vez miro yo mi teléfono—, y hablando de eso debo irme ahora o llegaré tarde

—De acuerdo, fue un gusto que vinieras —asegura Clara mientras se levanta—. Deberías hacerlo más seguido

—Lo tendré en mente

Salgo del pequeño pero acogedor apartamento, y doy un vistazo al complejo. Son aproximadamente ocho pisos por bloque, pero uno al lado del otro, lo que me encanta porque no hay pisos más arriba del uno. El apartamento de Clara tiene dos habitaciones, un baño y la sala de estar unida a la cocina. A primera vista parece pequeño, pero para una persona que vive sola, es perfecto. Me gustaría vivir acá. Realmente me gustaría.

Busco mi auto con rapidez y conduzco a casa de los Jacobson. Otra ventaja del piso de Clara: queda a pocos minutos de los suburbios, aunque no voy a durar demasiado en este trabajo, la cercanía siempre será una ventaja. El otro punto en mi agenda, será contarle a Pat de mi decisión, seguramente estará feliz, de eso estoy segura. Bajo del auto y camino hacia la puerta de la cocina, se me ha hecho una costumbre entrar por allí. Cuando lo hago, consigo a Dylan frente al televisor de la sala.

—¿No deberías estar haciendo tarea? —pregunto en voz alta.

Dylan me mira y sonríe.

—Hoy no tengo tarea, Sue —replica alegremente—. Pero Daniel si

—Oh, ¿significa que necesita ayuda?

Dylan niega con la cabeza.

—Logan está ayudándole

Logan...

Han pasado tres días desde nuestra conversación por teléfono. Él no volvió a llamarme y yo no había pensado en él hasta que Dylan lo ha mencionado, ni siquiera note su auto fuera cuando llegué. Miro sobre mi hombro, a las escaleras, probablemente estarán en la habitación de Daniel. Lo que significa que en cuanto bajen lo veré, ¿continuará sin hablarme, o lo hará?

—¿Sue?

Vuelvo mi atención hacia Dylan.

—¿Si?

—¿Me podrías hacer un sándwich?

Sonrío, revolviendo su cabello.

—Seguro. ¿Mantequilla de maní y jalea?

—¡Mi favorito! —exclama.

Voy directo a la cocina y comienzo a preparar las cosas. Decido hacer varios sándwich, para que Daniel coma al terminar a para mí. Estoy comenzando cuando de repente aparece una rubia frente a mí. Lleva un vestido color lila, su cuerpo es delgado y bien proporcionado y el cabello medio hasta por debajo de los hombros. Es más alta que yo, aunque lleva tacones, y su maquillaje parece ser perfecto. Me observa de pies a cabeza con sus ojos azules.

Un divertido problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora