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- Esto es fabuloso, Ana. Realmente no esperaba que llegaras con el libro acabado en tan poco tiempo después de nuestra última reunión - me felicitó Mauricio -. El jefe estará muy contento; ya verás.

Sonreí complacida. - Gracias, Mau. Aprecio de verdad que hagan esto por mí.

- Nada de eso - se levantó de su silla y rodeó el escritorio para colocarse frente a mí -. Tú eres la que nos ha traído tanto éxito. Tus libros se venden como pan caliente por todo el lugar al que llega. Realmente creaste una obra maestra y aún sigo sin entender cómo es posible que alcances tal majestuosidad en tus escritos. Sino fuera porque te tengo frente a mí y he visto que tú eres la que escribe, no podría imaginar a alguien de tu edad escribiendo del romance puro y trágico del pasado, con tanta pasión y entrega.

Me reí divertida y le solté el mismo chiste de siempre. - Ya sabes, sigo pensando que tal vez tuve una vida pasada en la que caí enamorada de esa forma.

- Tal vez - me devolvió la ancha sonrisa y apretó mis manos -. Tenía una gran noticia que darte. De hecho planeaba llamarte hoy para que vinieras, pero tal parece que el destino te envió a mis manos.

Elevé una ceja curiosa.

- Estuve hablando con el jefe y creo que el acuerdo al que llegamos te va a fascinar - se aclaró la garganta -. Ok, esa palabra sonó un poco rara en mí - ambos reímos.

- Bueno, como te decía, el jefe y yo decidimos que sería muy bueno para tu carrera como escritora que amplíes tu panorama sobre el mundo y conozcas un nuevo país con su estilo de vida - él realmente parecía animado.

- ¿Y de qué país hablamos? - Pregunté dudosa.

- De la gran potencia, por supuesto - abrí la boca impresionada -. Hemos hablado con la embajada y están dispuestos a entregarte tu VISA. En cuanto al dinero y tu estancia, son otros puntos en los que no debes de molestarte. Claro, estamos hablando de que sólo serían dos semanas, pero supongo que eso sería suficiente para ti. ¿Qué dices?

- ¡Wow! - Atiné a decir de entrada -. Realmente no me lo esperaba. Estoy sin palabras. Creí que estaríamos hablando de un país europeo, pero nunca pensé que resultaría ser Estados Unidos. Es una decisión muy importante y creo que debo consultarla con mi hermano. ¿Me darías un poco de tiempo?

- Claro. Por eso trataba de buscarte lo antes posible. Sólo ten en cuenta que ésta es una oportunidad única que si sabes utilizar debidamente, puede llegar a abrir otro sin fin de oportunidades - me ayudó a levantarme de mi silla y me dio un beso en la mejilla, dando por terminada nuestra reunión -. Tienes una semana, linda. No la desaproveches. Espero tu respuesta lo antes posible.

- Gracias de nuevo, Mauricio - me despedí -. Saluda a tu esposa de mi parte.

- Por supuesto - dijo antes de que cerrara la puerta de su oficina.

Había venido hasta aquí esperando hablar de mi nuevo libro, pero ahora algo más importante se había presentado a mi vida. Era una oportunidad única como él lo había dicho, y no creía que fuera a desaprovecharla. Sin embargo, aún tenía que hablar con mi hermano. Después de todo, estábamos en esto juntos y no podía hacerlo a un lado ahora.

Y hablando de hacerlo a un lado, lo mejor sería que me diera prisa para ayudar a Lucía con los preparativos para esta noche. Mi hermano se merecía encontrar algo perfecto para sus invitados.


Eran alrededor de las siete cuando mi hermano y los inversionistas llegaron a la casa. Nuestro hogar no era el más lujoso; sin embargo tenía ciertas cosas que nos facilitaban mucho la vida y le daban comodidad a nuestra estancia. Lucía había sido nuestra empleada desde hace más de cuatro años. Llegó cuando nuestros padres murieron, y Steven rechazó la ayuda de nuestros abuelos para quedarnos en su casa, tras un incidente con nuestros tíos. Nunca fue una opción para él que alguien más me cuidara, ambos sentíamos que eso era lo que nuestros padres habrían querido y que por lo tanto, era lo correcto.

¿Qué Pasaría Si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora