3

65 8 0
                                    

Franco

La mirada desenfocada de mis ojos veía más allá del espejo que tenía frente a mí. El sudor corría de manera lenta y continua por todo mi cuerpo. Mi respiración, apenas y era dificultosa. Podía sentir a un chico mirándome. Seguramente era nuevo; ellos era los únicos que me veían de esa forma... Cerré los ojos y tomé un respiro profundo. Una chica me miraba ahora. La observé detenidamente, parecía complacida por mi atención, no se daba cuenta de lo tonta que parecía frente a mis ojos. Desvié la mirada molesto. Ella no era...

La canción de Linkin Park que tenía como tono de llamada me retrajo de mis pensamientos. Con la mano derecha presioné el botón de llamada en mis manos libres, mientras que por el otro lado, me bajaba del aparato de ejercicio en el que había estado trabajando.

- ¿Hola? - Contesté en inglés. Rara vez recibía una llamada de alguien que supiera español.

- Franco, que bueno que hayas podido contestar - era la voz de Andrew -. Tengo un favor especial que pedirte. Espero que puedas ayudarme.

- Claro, en lo que se pueda - mi voz se escuchaba un poco agitada a pesar del poco tiempo que llevaba dentro del gimnasio-; pero creí que estaba en México en estos momentos.

- Si... De hecho tiene que ver con eso - hizo una pausa -. Verás, hemos aceptado firmar con tus compatriotas, pero aún queda mucho papeleo por hacer y necesitamos que alguien de acá viaje con nosotros de vuelta a Estados Unidos.

No entendía a dónde iba a parar esta conversación.

- Precisamente anoche ha surgido una candidata perfecta para todo el proceso, pero va a necesitar un lugar donde alojarse por un tiempo. Y nosotros hemos insistido para que se quedase con alguien de confianza, ya que no sabe mucho inglés y es muy joven para andar sola por una ciudad desconocida y con un idioma poco practicado.

Fruncí el ceño, esperando que agregara algo más. Cuando no lo hizo, me vi forzado a preguntar:

- ¿Entonces me está pidiendo que la deje quedarse en mi departamento? - El tono de mi voz era completamente desconocido para mí. Tal vez, lo más exacto sería decir que era un tono sepulcral.

- No solo eso, Franco - la determinación de su respuesta me hizo dudar por un momento -. Estoy hablando de que seas su guía y la trates de ayudar en todo lo que necesite. Ella estará ahí por trabajo, no por placer. Así que necesitará varias cosas en las que espero puedas ayudarle.

- ¿De qué clases de cosas estamos hablando? - Pregunté aún más dudoso.

- Información - miré mi reflejo levantando una ceja -. Ella es escritora, Franco. Así que estará investigando mucho sobre culturas y lugares. Además de que también tendrá que estar entrando y saliendo por la empresa para asegurarse de que todo está marchando conforme al acuerdo al que hemos llegado con nuestro socio, que es su hermano.

- ¿Qué edad tiene? - Formulé la pregunta con seriedad total. Esto no me sonaba muy bien.

- Diecinueve años, pero te aseguro que no te dará los problemas de una adolescente alocada - su tono de voz destilaba seguridad -. Ella es una muchacha encantadora y muy bien educada. Sabe a lo que va y no creo que se distraiga fácilmente. Después de todo, es una joven que ha alcanzado grandes metas aún para su corta edad.

- Entiendo eso, señor. Pero también espero que usted comprenda que esto es una responsabilidad demasiado grande para mí, considerando que ni siquiera conozco a la chica - trataba de convencerlo para que se diera cuenta de lo mala idea que era esto.

Pude oír un suspiro desde el otro lado de la línea. Apreté los labios. Esta llamada probablemente ni siquiera era para pedir mi opinión al respecto. Mi jefe parecía estar seguro de lo que hacía y dudaba que llegara a admitir un no por respuesta.

- Ya lo hemos planeado, Franco. Te pido que lo aceptes - me sorprendió que su voz no sonara para nada autoritaria, al contrario de lo que había imaginado -. La chica está emocionada y en cuánto al dinero o a cualquier otra cosa relacionada con gastos, no te preocupes. Nosotros nos haremos cargo. Tú sólo tienes que vigilar por su seguridad y porque pueda relacionarse con los demás. Al final, estoy seguro de que encontrarás esta experiencia gratificante. Ella es buena, dale una oportunidad.

Andrew seguía tratando de convencerme, pero yo dudaba que esto fuera a salir bien. Una chica tan joven podría no llegar a acoplarse con mi estilo de vida. Además estaba el hecho de que no sabía realmente como era su comportamiento. Muy bien podría ser el ángel que mi jefe describía, o bien podía ser una chica alocada y fiestera que acostumbraba a llegar a tales horas de la madrugada. Yo no era un ángel, no podía mentir, pero tampoco era de los que salían mucho o siquiera tenía tiempo para andar de fiesta. Más bien me la pasaba en casa, en el trabajo y en el gym. Dormía temprano y sólo salía de la casa para hacer compras y muy de vez en cuando, a pasear. Mi vida era solitaria desde hace años. En primera, porque en este país era difícil encontrar verdaderos amigos, y en segunda, porque no quería volver a pasar por lo mismo de hace años. La única ruptura de esta rutina era Max, pero justo ahora...

- ¿Y bien? - No me había dado cuenta de que la llamada seguía corriendo mientras yo me encerraba en mis pensamientos. Carraspeé y traté de pensarlo por un segundo más.

Al final, suspiré vencido. - Está bien, pero sabe que no tendré mucho tiempo para ella.

- Oh, por eso no te preocupes. Te daremos la mitad de la jornada diaria y tu paga seguirá igual. Y si tienen que salir todo el día, sólo será necesario que nos avisen - podía imaginar la sonrisa de mi jefe desde el otro lado de la línea.

- ¿Jefe, le puedo preguntar por qué hace esto por esa muchacha?

- Muy buena pregunta, hijo - me habló con cariño -; pero lamento decirte que ese es mi secreto.

La línea se quedó en silencio mientras yo trataba de comprender el por qué esa chica era tan importante para él.

- Les pasaré tu número a su hermano y a ella. Espero que eso no te incomode. ¿Prefieres algún medio en especial para que te contacten?

- Si tienen Line, estaría bien - susurré con cansancio. Ni siquiera el ejercicio me había dejado así de agotado.

- Muy bien. Ellos se pondrán en contacto contigo lo antes posible. Y Franco, muchas gracias... De verdad - la llamada se cortó al instante dejándome varado en medio del gimnasio sin saber realmente lo que tenía que hacer.

Pasó un minuto entero antes de que pudiera dejar de meditar sobre lo que esta decisión haría en mi vida. Tomé mis cosas y me vestí la sudadera que había traído desde casa. Ya ni siquiera mis músculos estaban lo suficientemente calientes como para continuar con el ejercicio, así que no tenía mucho caso que siguiera ahí parado como un idiota.

Salí a la calle y decidí ir todo el camino hasta mi casa caminando. El cielo estaba un poco nublado, pero aun así se podía sentir el calor del verano que se acercaba muy pronto a su fin. Algunas personas caminaban de un lado a otro, mientras que otras cuantas parecían detenerse a admirar el paisaje. Varias parejas estaban felizmente sentadas en algunas bancas de los parques o tomadas de la mano por las calles. Agaché la mirada tratando de sacar de mi mente todos aquellos recuerdos malos de mi pasado. Este no era momento para ponerse sentimental. Tenía que dejar de una vez por todas, todo aquello.

Seguí caminando en silencio y sin ningún pensamiento en específico hasta lograr pararme frente a mi edificio. Entonces chequé la hora en mi celular y descubrí varios mensajes nuevos. Abrí el programa y mi vista quedó congelada en una frase específica.


Soy yo quien se quedará contigo.


¿Qué Pasaría Si...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora