Cap 49

1K 69 17
                                    

Íbamos camino al hospital, en el auto de Mau.

-Más rápido...- no podía dejar de mover las piernas, cosa que siempre hago cuando estoy inquieta, nerviosa.

-Entiendo que quieras llegar ya, pero no tengo ganas de tener un accidente-. No le respondí. - Voy lo mas rápido que puedo-. Suspiró.

Cerré la boca durante el resto del viaje, aunque seguía moviendo la pierna como si mi vida dependiera de ello.

- ¿Y eso?- me incliné hacia adelante en el asiento de copiloto, pues el hospital estaba rebosando en patrullas y algun que otro periodista. - Mau, dime exactamente lo que te han dicho...

-Pues que al parecer tu genio amigo se ha escapado. Y ahora creen que es sospechoso del asesinato de Johana.-

-¿Johana?

-La hermana de Mariana...la encontraron anoche. Tenía puñaladas en todo el cuerpo, _____. Y él tenía...

-Imposible. ¿Cómo puede ser él, si también salió herido?

-Las personas pueden apuñalarse solas, ¿sabes?

-Pero...

-Debes decirle a los policías lo que sabes de él... Quizá parezca que no haría nada, pero Mariana...

-No lo compares con Mariana, yo te dije que esa zorra estaba loca.

-Vale, a lo que voy es que puede parecer inofensivo, pero de la misma manera podría ser culpable. Nunca se sabe...

Suspire. Él tenía razón.

~·~

-¿No recuerdas nada mas?- preguntó el oficial.

Negué con la cabeza y él asintió. Abrió la puerta de la habitación donde me estaban haciendo las preguntas y me dejaron ir. Mau estaba esperándome.

-Te odio por esto. Ese oficial tenía pinta de loco.

Rió.

-No, enserio- me puse "seria"- te miraba con esos ojos saltones que parecían que...

-¿Iban a saltar?

Reímos de nuevo.

-Oye, ¿puedo conducir?- miré a Mau.

-¿Trajiste tu licencia?

-No tengo licencia...

-Lo se-. Sonrió y subió al auto. Entendí que no conduciría esta vez...y quizá tampoco la próxima, ni la siguiente, ni la que siguiente a la siguiente, etc.

~·~

-¡Te dije que no tocaras mis cosas!- grité, al ver a Mau leyendo mi "diario". Verán, hace unas semanas noté que era sonámbula. Dicen que sonámbula puedes hacer muchas cosas raras, ¿y qué hacía yo? Escribía. No hacía más que escribir.
Al principio sólo eran garabatos, pero fueron tomando forma, hasta convertirse en letras. Cuando llegué a las dos semanas, ya había escrito dos meses de mi experiencia cuando estuve secuestrada.

-¡Y yo te dije que me dijeras la verdad! No lo entiendo, ______, odias a Mariana, ¿por qué estás encubriendola?- Se veía decepción en sus ojos, y en su rostro, y en su manera de hablar...básicamente, Mai era una máquina de emanar decepción.- Todas las veces que dijiste que no recordabas... ¿Por qué mentiste, _____?- se acercó y me cogió de las manos. Lo miré a los ojos...se veían tan tristes...- Sabes que no debes temerle a nada, yo estaré aquí para protegerte...

-Es lo que estoy haciendo...- sin darme cuenta, ya estaba derramando lágrimas- todo lo que quiero es protegerte, Mau. Eres mi vida, eres...todo lo que tengo.

Me abrazó. Escondi mi rostro en su cuello y traté de tranquilizarme. Me tenía agarrada de la cintura, pegada a su cuerpo, y yo tenía mis brazos detrás de su nuca.
Comencé a jugar con su cabello, que ahora estaba mucho más corto que antes.

- Eres idiota...- le hablé despacio.

- ¿Qué?

- No debiste cortarte el cabello, me gustaba cuando estaba desordenado y bien crazy- reí, aún sin levantar mi rostro. Es impresionante lo cómoda que puede llegar a ser una persona.

- Pendeja- sonrió.

Estos eran los momentos que me gustaban. Estar con él, juntos, abrazados, poder sentir su perfume, acariciar su cabello, sin que nadie nos moles...

-LLEGAMOOOS- gritó Sergio, desde el pie de las escaleras.

- Estoy odiándolo en este momento.
Levanté la cabeza y miré a Mau. Sí rostro tenía entre una mezcla de molestia con diversión. Sonreí y me puse de puntitas para besarle antes de que subieran a por nosotros. Lo
atraje más hacia mi, tirando del cuello de su camisa.
Sentía que estar en puntas de pie no era suficiente y no sabía cómo hacer para estar más alta. Comenzaba a desesperarme, necesitaba más de ese beso...

- TocToc, que suerte que fui yo el que los encontró- cantó Sergio desde la puerta, mientras la golpeaba ligeramente.

Nos separamos como si nos diéramos choques eléctricos al tocarnos (y en parte era cierto). Sergio sólo negó con la cabeza riendo y se marchó escaleras abajo.

~·~

-Mierda, no puedo creelo- dije abriendo grande los ojos al ver lo que mi mamá me acaba de regalar. Una maldita tarjeta de crédito para mi sola. Quizá a algunas no se les hace la gran cosa, pero mierda, ¡¿saben toda la comida que se puede comprar con eso?!... Digo, ropa, si, eso...
-Te quiero, te quiero, te quieroooo- brinque varias veces y luego la abracé.

-Yo también te quiero- rio dándome palmaditas en la espalda.

-Oigan, tienen que ver esto- Sergio entró en la cocina, con el control remoto aún en la mano.

-Los testigos dicen que ella huía de algo, como si la estuviesen persiguiendo, pero nadie había visto nada tras ella. Intentó cruzar la calle corriendo y un Jeep Negro, modelo 90, la atropelló mientras iba a 60 kilómetros por hora. Los paramédicos dijeron que al llegar, ella ya había muerto. Así es, Mariana Bonilla, quien comenzaba a convertirse en una sensación en internet, murió el día de hoy, atropellada por un conductor ebrio que confundió el acelerador con el freno.

Mariana...muerta...

Impossible (Screamau y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora