Cindy.

Capítulo 5

No se porque razón me he recordado a mi pasado, todo ha vuelto a mi mente como si hubiese sucedido ayer, lo que pensé se reflejaba en los ojos de Dick.

-Vamos se que puedes contarme eso y más, anímate a desahogarte conmigo sin miedo, no te lastimaré ni mucho  menos juzgare.-Me dirigí a el.

Dick, tenía algo en común conmigo, más que físicamente internamente, algo del corazón, que salía de tu mas mínimo sentimiento, era sensible, tanto que podía una picada de abeja hacerlo llorar por semanas.

Los seres humanos aveces no confiamos en las personas porque nos han fallado tantas veces, que tememos a que vuelva a suceder una vez mas.

-Prefiero no hablar de esto, ya es un poco tarde quizás debamos ir cada quien a su cama, digo, dormir a la hora correcta es bueno para la salud.-Contestó.

Me parecía atractiva tu elocuente mirada de Dick sobre mis pechos, ya recién salía del baño de haberme cambiado y puesto mi pijama, en esa casa la noche era silenciosa, casi ni sonaba un grillo.

En momentos los recuerdos comenzaron a llegar a mi mente, la violación, el maltrato que recibía de mi madre, la perdida de Coraline, la llegaba a los Estado Unidos sin un plan en especifico y concreto...

2:00 a.m. Sentí como me frotaba sobre mis bragas una mano, una mano suave, débil, tan sensible como una seda. La respiración de alguien cerca de mi cuello acelerada a millón, la tensión que recurría mis ojos llenos de oscuridad, definitivamente alguien se había pasado a mi cama y tenía una compañía.

-Vamos, ¿acaso no te gusta?.-Susurraba alguien. Seguido de introducir sus escurridizas manos de seda en mis bragas una y otra vez.

Mis pechos estaban descubiertos, mi pijama podría jurar que estaba en el suelo, me gustaba lo que estaba sintiendo, una sensación bonita y a la vez sensual, podía notar que es persona quería mas de mí, tenía sed de mis besos y de mi cuerpo, como que si llevase años deseándome tener en sus manos y que al fin lo conseguía, introdujo sus dedos en mi parte sexual, hacia movimientos que me causaban agrado, sentido de placer, besaba con ansias de mas mis labios, mientras apretaba mis pechos, llegue a tener varios orgasmos, pero nada fuera de lo normal.

-¡¡¡¿QUIÉN ERES?!!!.-Pregunté mientras gemía de placer.Yo estaba bastante loca para preguntarselo luego de varios minutos de repetir este momento.

Me tomo por el pelo susurrándome al oído: ''Eres mía, tan mía''... Temía que una voz tan sexy y seductora fuera la de Dick, pero al parecer si era el. Me empujo contra el espaldar de madera de la cama, introduciéndose en mis partes intimas, besando y tocando cada extremidad de mí. Esa era mi fantasía sexual por mucho tiempo, quería que un hombre me hiciera suya, por mas de que ya no fuer virgen... Pero que lo hiciera de una manera loca, atractiva, que fuera distinta.

-Toma, ten, bebe esto, nos llevará a la locura.-Dijo aquella voz seductora. Dándome unas píldoras.

Pensé, ¿debería hacerle caso a este chico cuyo nombre no estoy segura de conocer?

-Vamos Dick, di que eres tu.-Le dije.

-No importa quien sea, te llevare a las estrellas, solo tomatelas, deprisa.-Contestó insistiendo.

Entre tanta oscuridad, no podía ver nada, agarre las dos píldoras y las introducí en mi boca, dejándolas caer por mi sistema digestivo.

Comencé a experimentar mareos, ganas de tener sexo sin parar, deseo de ingerir alcohol, sentía que el mundo daba vueltas a pesar de que no podía ver absolutamente nada. Era droga lo que el me había dado, ahorita no importaba quien haya sido o lo que haya ingerido, solo quería continuar en lo que estábamos ese chico y yo.

Vamos Cindy, eres la mejor en la cama, eres toda una perra afortunada de estar hoy conmigo aquí, revolcándonos mientras chupas mi pija, eres toda una diosa, vamos, dame mas.-Fue lo último que escuche esa noche.

A despertar dormilones, tomen el desayuno que esta en la mesa, ya sabes Dick quedas a cargo de la casa, iré ya sabes a que, estaré en la calle 14 del callejón.-Gritaba Peter.

Me dolía mi cabeza, como si me hubiesen caído a golpes, me dolía mi parte intima, y mis pezones estaban todos mordisqueados, sin duda alguna fue la travesura de anoche, voltee a mirar a Dick, el estaba durmiendo tan profundo como un bebé, y todo parecía estar bajo control, como si nada hubiese sucedido, mi ropa estaba impecable, la cama estaba tendida, el estaba intacto. Quedé con la duda de saber quien era, pero en fin, fue una noche inolvidable para mí y estoy segura que para ese chico que estuvo entre mis bragas, también la disfrutó tanto como yo.