Morir en medio de la nada definitivamente no entraba en sus planes, tal vez estaría conforme si fuera en una épica batalla entre el bien y el mal, con dos enormes ejércitos, de un lado uno de valientes soldados en brillantes armaduras y del otro uno de monstruos y horribles abominaciones, o quizá en feroz pelea con algún enemigo prácticamente invencible en defensa de un pequeño o una mujer inocentes, pero no así, arrastrada por la voraz corriente de un río enfurecido y todo porque tenía demasiada prisa como para dar un rodeo en busca de un vado o para esperar a que la crecida amainara y le permitiera cruzar al otro lado.
Pero no sólo era la falta de gloria que había en una muerte como aquella, era también el hecho de que Cyan había conseguido información valiosa al infiltrarse en el palacio del MHagg OThouçç.
A primera vista, el gran templo-fortaleza de MHagg PAlaç parecía inexpugnable, sin embargo, con ayuda de uno de sus contactos en UHrb ZAmarggduç, capital del Principado de Houçç, y un bien colocado soborno, la rubia guerrera había podido colarse a la cocina disfrazada como una de las esclavas, y luego, otro soborno y un hermoso vestido (robado) le habían abierto las puertas del Gran Salón, donde la crema y nata de Houçç y la realeza de por lo menos otros tres reinos se reunieron para el gran baile que celebraba el compromiso de boda de la sobrina del MHagg.
Acercarse a la sala donde el MHagg, su Archihechicero y la Suprema Sacerdotiza se reunieron con ciertos "agentes" e intermediarios que buscaban involucrar a uno de los más poderosos reinos de Phantasya en un turbio negocio había sido considerablemente más difícil, sobre todo porque había involucrado un ministro ebrio, un descarado coqueteo que rayaba en el exhibicionismo, una recamara vacía y una poción adquirida en el mercado verde de UHrb ZAmarggduç de manos de un herbolario mudo de dudosa reputación, ávidos bolsillos y frágil memoria.
Información importante, excesivamente difícil de obtener y demasiado valiosa para perderla y sobre todo por semejante estupidez.
No tenía más remedio, tenía que luchar, la corriente ya había arrastrado su caballo y a ella se le agotaba la fuerza; su ropa mojada y sus armas pesaban una tonelada, y eso que ya había perdido su daga en su precipitada fuga del castillo del MHagg, pero no estaba dispuesta a perder su espada, la apreciaba demasiado, juntas habían pasado por infinidad de cosas, como aquella vez en el Ducado de Kre z'Eloijn cuando despachó a tres piratas que pensaron que la linda chica que había entrado en la taberna sería una presa fácil.
De modo que no, perder su espada no era una opción, pero no podía seguir luchando contra la corriente con tanto peso, de modo que se dejó arrastrar un corto trecho y con un par (de cientos) de brazadas logró alcanzar una enorme roca que sobresalía en medio del agua. El golpe fue verdaderamente brutal, tanto que sacó de sus pulmones hasta la última bocanada del preciado aire, sin embargo, el truco funcionó y pudo encaramarse en la roca el tiempo suficiente para quitarse toda la ropa, desde las botas hasta la bandana que le apartaba la dorada melena de los ojos, todo con excepción del relicario en forma de corazón que su padre le había regalado cuando era pequeña.
Tal vez era cierto eso que dicen de que toda tu vida pasa frente a tus ojos cuando estás a punto de morir ya que en un destello de menos de un segundo, toda aquella escena se repitió en su mente con asombrosa claridad: su padre, quien la había cuidado solo tras la muerte de su madre, le extendió el objeto más delicado que Cyan había visto en toda su vida, el color dorado resplandeció ante la luz del fuego en la modesta casita de la familia D'Rella en el Reino de Wünderlant, luego, las manos de su progenitor volvieron a tomar la joya, pero sólo para colocarla en el esbelto cuello de la pequeña, incluso pudo volver a sentir el frío de la delicada cadena al contacto con su piel y, casi de inmediato, la calidez de los brazos de su padre, cuando lo abrazó emocionada por el hermoso obsequio.
Una pequeña ola que casi la sumerge y de la que logró salir tosiendo con desesperación le hizo recordar que no podía distraerse con sentimentalismos, por lo menos no en aquel momento, tenía que concentrar cada gramo de su fuerza y de su voluntad si quería llegar al otro lado del río, sobre todo porque ya no podía seguir aferrándose a la resbaladiza roca.
Con un esfuerzo sobrehumano y trazando en su mente una diagonal imaginaria que tendría que recorrer desde su roca hasta la otra orilla, la esbelta joven se dejó llevar por la corriente, sabía que era inútil luchar contra semejante fuerza, pero tenía la esperanza de que si transigía con ella y nadaba con la suficiente fuerza como para redirigir el impulso del agua, además de mantener la cabeza fuera de ella el mayor tiempo posible, podría alcanzar a salvo la ribera.
Sintió como si hubiera estado nadando durante horas, sin embargo, cuando, más tarde, reconsideró los hechos, se dio cuenta de que habían sido sólo unos minutos, como quiera que fuera, el esfuerzo rindió sus frutos y pese a la gran cantidad de magullones que le dejaron los escombros arrastrados por la crecida, logró alcanzar una fangosa playa en la otra orilla, donde se desplomó por el esfuerzo.
Cuando, una hora más tarde, por fin pudo levantarse, Cyan se encaminó hacia una cueva que había visto en el viaje de ida; por experiencia bien sabía que en la nueva Phantasya cualquier cueva podía ser peligrosa, podía ser el refugio de alguno de los monstruos que, desde el Gran Hechizo, rondaban las ahora inhóspitas tierras, o podía ser un portal que la enviara a algún lugar de Haedisyon o de EttonyhTattze-rohp o, peor aún, a algún otro mundo, sin embargo, ya nada le importaba, todo lo que quería era un lugar donde resguardarse de la infernal tormenta que todavía azotaba aquella región; al otro día (si podía llegar al otro día) se encaminaría a un pueblo cercano y tomaría prestada (o robaría) algo de ropa, el camino a Thrauumlant era largo y no era conveniente andar desnuda todo el trayecto.
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Phantasya. El camino de Cyan
FantasyHuérfana, esclava, guerrera, ángel guardián o demonio de venganza; eso y más ha sido Cyan D'Rella en un mundo que se desgarra desde sus cimientos, víctima de fuerzas oscuras que amenazan la existencia misma de una tierra que solía ser una utopía, pe...