El intenso calor de la feroz temporada de estío en Wünderlant las había obligado a hacer un alto en el camino, que aprovecharon para comer a la sombra de uno de los escasos árboles en aquellas extensas praderas.
-¿Ya encontraste algo?- Blange dio una voraz mordida a un trozo de la carne seca que sus amigos los thuarfs les habían obsequiado para el camino.
-No, todavía nada- respondió Cyan sin despegar la vista de una de las cartas que le habían "comprado" a Grol-f y que éste, a su vez, había robado de una de las casas de La Madrastra, por encargo de Blange.
-¿Y crees que haya algo?-
-No lo sé, espero que sí- respondió la rubia con la muy remota esperanza de que en alguno de aquellos amarillentos papeles se encontrara una pista del paradero de su padre.
-Lamento que hayas tenido que dejar a tus amigos- Cyan levantó la vista por un momento para mirar a su compañera, quien ya comenzaba a guardar los utensilios de cocina.
-No te preocupes, ése era el plan desde el principio ¿no?-
Blange y los Nueve Thuarfs, sus eternos amigos y protectores, habían pasado el último año y medio vigilando estrechamente cada uno de los burdeles de La Madrastra, en espera de que ésta regresara y trajera con ella el cofre donde celosamente guardaba, entre otras cosas, las cartas del padre de Cyan.
-Además, de todos modos ya necesitaba un cambio de aires-
Pero no era sólo eso, ambas sabían que no pasaría mucho tiempo antes de que La Madrastra averiguara quién le había robado las cartas y el papel que Blange había jugado en ello, después de todo, los knomms no se caracterizaban precisamente por su valentía y mucho menos por su lealtad.
-¿Crees que estarán bien?- la rubia volvió a su lectura.
-Claro que sí, ni siquiera La Madrastra se atrevería a meterse con ellos-
Pese a la amplia sonrisa que esbozaba, la hermosa pelinegra no pudo evitar que un ligero tono de preocupación se filtrara a través de su cristalina voz, pues aunque los Nueve Thuarfs eran una fuerza respetada y reconocida en el bajo mundo de Coeur Rouge, La Madrastra no dejaba de ser la segunda persona más poderosa en Wünderlant, sólo por debajo de la mismísima Kwinn O'Jartz.
Una ligera brisa comenzó a soplar en los confines de aquella extensa sabana, señal de que la tarde comenzaba a caer y de que, para ellas, era tiempo de reemprender el camino.
Aunque el sol apenas había bajado un poco, era suficiente como para permitirles una marcha razonablemente cómoda a lo largo de aquel polvoriento sendero.
-¿Y ahora qué piensas hacer?- los ojos de Cyan parecían fijos en el horizonte, sin embargo, Blange sabía que, en realidad, escudriñaban cada detalle del camino, en busca de cualquier señal de peligro.
-No lo sé, viajar un poco... tal vez. Siempre he querido conocer Âmaor-iod (capital de Îotup-ìa) dicen que es bonito... ¿ya no necesitas ayuda? Yo podría... -
-Tal vez- atajó la rubia -pero ya no me debes nada, tu deuda está pagada y con creces-
-No sabía que llevabas la cuenta- su amplia sonrisa desmintió la actitud "ofendida" que la chica había adoptado.
-O podrías volver a tu casa, conozco un clan oruku que podría ayudarte a cruzar Kalasa har-Agob...-
-No- esta vez fue el turno de Blange de interrumpir a su amiga -no gracias, ya no hay nada para mí en Kre z'Eloijn-
Aquello no era exactamente cierto, pero Cyan sabía que no tenía caso discutirlo, si a la chica se le había metido en la cabeza ayudarla, no habría poder humano (o elvian... o tdwarvan... o faerian) que pudiera disuadirla.
-O podrías ir a visitar a Nemahureru-
La sola mención del nombre de Nemahureru-more-noviyo, la "Hechicera de los sueños" o "La bella que sueña", hizo que a la chica le brillarán los ojos, aunque trató de disimularlo.
-¿Y ver cómo va con tu encargo? mmm... tal vez-
Un sereno silencio acompañó su camino por un largo rato y la tarde ya mediaba cuando las jóvenes llegaron a una encrucijada.
-Adiós y suerte-
Blange se estiró tanto como pudo sobre el caballo para darle un efusivo abrazo a su amiga, quien en esta ocasión lo aceptó y lo devolvió gustosa.
-Hasta pronto y que Morrigan despeje tu camino- contestó Cyan con una sonrisa.
-Te espero en casa de Nemahu'- dijo Blange, quien, antes de que la rubia pudiera reemprender su camino hacia el sur, ya no soportó más la curiosidad y tuvo que preguntar -¿Y tú qué vas a hacer?-
-Tengo que volver-
Algo en el tono de la rubia hizo que un escalofrío recorriera la espalda de la heredera de la Casa s'Niege.
-¿A dónde?-
-A casa-
Blange sabía que su amiga no había estado en su aldea en 12 años, desde el día en que las Rhedd Krds habían ido a recolectar los impuestos que el duro invierno les había impedido reunir, el mismo día en que la vida de Cyan D'Rella había cambiado para siempre.
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Phantasya. El camino de Cyan
FantasyHuérfana, esclava, guerrera, ángel guardián o demonio de venganza; eso y más ha sido Cyan D'Rella en un mundo que se desgarra desde sus cimientos, víctima de fuerzas oscuras que amenazan la existencia misma de una tierra que solía ser una utopía, pe...