Capítulo 21

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Ardía como el infierno. ¿Era este el precio por mi sacrificio? Salvé a un desconocido y a dos de los hijos de Ares y mi recompensa es arder hasta mi último aliento.

¿Sacrificio?

No. En el fondo sabía que no era un sacrificio. Nunca lo fue. Ahora entendía, o quizá siempre lo hice, que desde el momento en que nací estaba destinada a esto. Mi muerte solo se prolongo diecisiete años más, es todo.

La quemazón era insoportable. Aunque hubiese intentado resistirme a ella, ignorarla como lo había estado haciendo, me habría sido imposible. Desde el momento en pronuncié las palabras que sacaron Ivan de ese estado, apenas abrió sus ojos caí rendida. No había podido si quiera decirle algo antes de que el mundo se me viniera encima. Y tal vez nunca pueda hacerlo.

No sé dónde estoy. No sé si aún sigo viva. Solo hay negrura y ese ardor que nunca se va. ¿Así se siente morir? No es como lo imaginé. De hecho, lo único positivo de morir era que dejaría de sentirme como una antorcha humana por dentro. Y resulta no ser así. Tal vez este es mi infierno; con la maldición de Afrodita atormentándome incluso muerta. Si así era, entonces ella era una perra. Una gran y maldita perra. No es como si hubiera pensado distinto antes; la consideraba una perra estando viva, o consciente. Ahora la considero la reina de las perras. Y lo peor es, que ella bien lo debe saber y disfruta con eso. Después de todo es su juego. Sin importar como termine esto, Afrodita gana al final...

El dolor comenzó a disminuir...No, no, más bien era como si algo lo estuviera conteniendo. En lugar de aumentar más, se volvió constante. ¿Significa eso que...hasta aquí llegué? Realmente...¿realmente estoy muriendo? Bueno, al menos soy capaz de soportar este límite de la maldición. Tal vez mi muerte no sería tan dolorosa al final. Solo desearía poder despedirme...De Tim, Clarisse y Chris, de Bea, de las cazadoras y Thalia. Nico...había hablado con él, de Nico si pude despedirme al menos. Pero sobre todo, deseaba poder despedirme de Ivan como lo hice con Nico.

Antes de caer inconsciente, recuerdo haberle dicho algo, pero no era suficiente.

Ivan PoV.

Se estaba muriendo. Finalmente moría.

Recuerdo haberle prometido que haría hasta lo imposible por salvarla. Y ahora la veo reposando en una camilla con la frente perlada de sudor, retorciéndose cada tanto, gimiendo, sufriendo. Esa maldición la estaba matando de dentro hacia fuera. La estaba calcinando. No duraría mucho más así.

Un día entero sufriendo, cada minuto que pasaba se la veía más débil. Más pálida de lo que ya era. <<Es. Todavía es. No ha muerto, idiota. Aún no la has perdido.>> Tenía la piel pálida de...de un muerto. Y no solo eso, había algo en ella...cada vez luchaba con más fuerza no por que estuviera más débil, era más como si se estuviera abandonando. Abandonando a la maldición de Afrodita. Ella solo se estaba alejando.

Allison salvó mi vida solo para morir después.

Lo más triste era que en el fondo ella sabía que terminaría así.

No recuerdo mucho de cuando desperté, pero un segundo antes de hacerlo recuerdo haber oído una voz. Una voz que creí que no volvería a escuchar, su voz. ''Voy a extrañarte'', había dicho. Apenas más que un susurro. Después de eso, todo se volvió negro y de alguna forma, aparecimos en la enfermería del Olimpo. Había varias opciones para saber como llegamos aquí: Artemisa, Apolo, Zeus incluso...Solo Apolo había echo acto de presencia y no dijo nada al respecto.

Apreté los puños. Tenía que hacer algo. Alguien tenía que hacer algo. Ella no podía morir sin más, no después de haber salvado las vidas que salvó. Hades no la alejaría de mí, no tenía derecho a reclamarla, aún no era su momento. << ¿Y si lo es? ¿Y si siempre lo fue?>> No, no. Aún no.

La Flecha de la DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora