Capítulo 9

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CAPÍTULO 9

Ya hacían dos semanas desde lo de Ivan… (Tres desde lo la historia de Artemisa)

Durante dos días había estado evadiendo a Ivan, a Annabeth, y a casi todos en realidad.

Excepto a Clarisse. En cuanto a Nico, bueno a él no se lo veía por ningún lado, sea lo que fuere en lo que andaba ese chico era su problema, y tal vez de Quirón también.

El problema era Thalia. Las cazadoras seguían en el campamento, y no se irían hasta que ella se los ordenase. Así que convivía con la mirada taladrante de Thalia, esperando por una respuesta que no obtendría todavía. No de mí, al menos.

Al tercer día‘’caí’’, por así decirlo, en los brazos de Ivan gracias a Clarisse.

Estaba, como no, practicando. Era algo rutinario, hacía lo mismo casi todos los días. Me levantaba, salía a correr, volvía para el desayuno, Percy me ayudaba a mejorar en el manejo de la espada (no lo necesitaba porque no me gustaba usarla, pero era por si acaso.); él era muy bueno, y también uno de los pocos que no necesitaba evitar; almuerzo, Kayla me mostraba como manejarme como cazadora (aunque no lo fuera), arquería con Clarisse, Will o algunos otros hijos de Apolo, volvía a la cabaña, descansaba y cenaba. Hacía mi vida; quizá debería haber intentado ser más del campamento y no tanto yo, pero no podía.

En fin, ese día estaba mientras practicaba (algo que no necesitaba, solo me ayudaba a concentrarme en otra cosa que no fuera yo.), Clarisse empezó a hablarme de repente de Ivan:

-¿Qué te traes con O’Conner?

-¿Ese es su apellido? –sí, ese era un detalle que no me había percatado en preguntar.

-Como si no lo supieras. Vamos, se que a mi hermanastro le gustas, se le nota en toda su tonta cara. Y a ti te gusta él, así que no entiendo por qué no están juntos aún.

-Nunca he dicho que me gustara.

-Eres como Annabeth.

Me giré hacia ella, para hablarle de frente.

-¿Y desde cuando te importan a ti estos temas? No eres propensa  a hablar de chicos. ¿Te estás juntando con Drew, Clarisse?

-Cierra el pico. Esa niñata tonta es insufrible. No merece ser jefa de cabaña, ha echado por la borda el buen trabajo de su antigua jefa.

El tono de su voz era lúgubre; no quise preguntarle quién fue la antigua jefa de la cabaña de Afrodita. Por lo que sabía de este lugar debió ser alguien que había muerto en la batalla contra Cronos; no sabía todos los detalles, pero sí que se perdieron muchas vidas tanto del bando enemigo como del Campamento Mestizo.

Esa chica de la que Clarisse hablaba, debió ser una buena persona, y supongo que no era tonta como algunas otras en la cabaña de la diosa del amor.

Me pregunté que había echo a Clarisse convertirse en amiga de una hija de Afrodita…

-¿Piensas decir algo o te quedarás mirando el horizonte nada más? –preguntó Clarisse.

Esa era su manera de sacarme de mis pensamientos. Lo que también me hizo preguntarme por qué le caía bien a Clarisse.

-No tengo nada que decir de eso. No pasa nada entre él y yo.

-Eso dices tú.

Le sonreí. Clarisse no era nada tonta, eso seguro.

La Flecha de la DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora