Capítulo 12

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He aquí nuestro medio de transporte: una furgoneta con el eslogan ‘’Delphi Strawberry Service’’ (Servicio de Fresas Delphi). Chris dijo que era el nombre encubierto del Campamento Mestizo, aunque claro si tenía algo de verdad. Cultivaban fresas para cubrir los gastos. No me malentiendan, no me estoy quejando. Simplemente creo que no es una buena idea viajar en la furgoneta del campamento, a pesar de que dijeron que también las utilizaban para las misiones. Y tampoco me quejo de Argos. Pero, vamos ¿acaso no es un poco bastante obvio la furgoneta? Puedo no ser una experta en esto de ‘’nuevo mundo’’ pero si ya han usado las furgonetas múltiples veces entonces esto es como gritarles a los monstruos ‘’ ¡Hey! ¡Aquí estamos!’’, una clara señal de blanco fácil.

-Esto es una mala idea. –murmuré.

-Ya deja de preocuparte. No es como si nos fuéramos a morir.

<<Ustedes no>>, quise decir pero me lo pensé mejor y me callé.

 -Entonces… ¿Nuestro destino?

-Por el momento, nuestra parada es en el aeropuerto de Manhattan.

-¿Y luego?

-Lo sabrás cuando lleguemos.

Lo miré exasperada. No hacia falta tanto misterio. De hecho, necesitaba saber.  Necesitaba, y mucho, saber el lugar dónde podría estar Ivan. Porque tener un indicio es mejor que no saber nada en absoluto. Me daba esperanza. Aunque sé que Quirón dijo que lo mantendría con vida, necesitaba creer que estaría a salvo pronto. Y eso solo pasaría si lo encontraba y lo alejaba de ella. Lo que es inútil, la verdad. Considerando que yo no era nada más que una mortal al lado de una diosa. Una diosa que comenzaba a fastidiarme demasiado. Y una de sus hijas no se quedaba atrás. ¿Cuál era el propósito de esto? ¿Qué ganaba ella? Demasiados cabos sueltos…Artemisa, Afrodita, Apolo…algo en esta misión no encaja para nada.

Pasábamos el túnel de Queens, me pareció extraño que después de vivir aquí toda mi vida jamás había conocido mucho de mi ciudad. Sí, me había escapado incontables veces del orfanato (o Casa Hogar, como lo llamaban), pero nunca había ido más allá de Central Park. Siempre tenía como punto de guía el Empire State, ya que el orfanato estaba a unas calles de ahí, pero se me daba muy fácil perderme así que, en fin, mi vida giraba en torno a un edificio viejo (bueno, quizá no tan viejo), lleno de niños correteando por ahí, jugando como los hermanos que se sentían que eran. Y lo eran, en parte.

Apenas pasaron un par de cuadras después del túnel, que lo sentí. Era como si una ola me golpeara, como si de repente fuera conciente de algo que antes no era capaz de percibir. Por un momento creí que me transformaría, no había controlado muy bien eso la última vez. Pero esto se sentía…diferente. No es que haya tenido mucha práctica con mi transformación de loba pero el cuerpo, mi cuerpo, recordaría esas cosas, ¿no es así? Me puse de pie, y camine hasta el asiento del conductor, lo que fue una decisión muy estúpida de mi parte porque A-Pude simplemente haber gritado que parara y ya. ; y B-Mi cabeza palpitaba demasiado.

No estaba segura si el dolor de cabeza se debía a algo ‘’normal’’ o tenía que ver con mi cuerpo maldito, o esta nueva ‘’cosa’’, lo que sea que fuese. Pero de algo estaba muy segura, necesitaba bajar del autobús en este instante.

Vagamente pude escuchar a Chris decir que aún no llegábamos al aeropuerto. Estuve a punto de apoyar una mano sobre el hombre de Argos pero no me pareció buena idea, incluso así media mareada como estaba, porque el tipo tenía, bueno ustedes saben, ojos por todo el cuerpo. Por ser así resultaba bastante intimidante.

-Argos. Detente.

-¿Qué es? ¿Monstruos? –preguntó Clarisse. Apenas si negué con la cabeza.

La Flecha de la DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora