Y llegó la notícia.

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Una vez todo aclarado entre nosotros, nuestras vidas continuaron como siempre, a mí en el negocio me iba muy bien, me daba para pagar gastos y sacar un sueldo normalito para mis hijos y para mí. Raúl seguía como siempre ,haciendo su vida y de vez en cuando fastidiando la mía, pero yo no volví a callar sobre todo cuando los ataques eran hacia mí hijo, no entenderé nunca como se puede odiar a un hijo y menos desde pequeño. Mis encuentros con Héctor eran épicos, siempre fuimos a más.
La gente cuchichiaba de nosotros pero nos daba igual, incluso hubo alguno que se atrevió a decirmelo en la cara, -María se os ve el plumero a ti y a Héctor.
Será este desgraciado! Pero la gente se toma unas cofianzas que yo alucino.
-Pues mira si se ve el plumero o no, a ti ni te va ni te viene, tu vigila tu casa que tienes bastante trabajo para pasar el plumero.
Ala! Ahí lo llevas, eso les pasa por chafarderos.
De vez en cuando la família de Héctor nos invitaba a pasar los domingos en el terreno de ellos. Nosotros aceptabamos, los niños disfrutaban muchísimo,a Raúl le encantaba ir, porque la verdad se portaban muy bien con él, y yo la verdad estaba a gusto su família te lo ponía todo muy fácil , eran cariñosos y muy
simpáticos, sus hermanas me aceptaban muy bien y me hacían sentir una más, y con Rocío su hermana tenía mucha confianza, un día la pobre estaba muy sería y yo le pregunté que qué le pasaba, ella me llevó a solas y me dijo -María quiero que sepas que yo las veces que mi madre me a preguntado cosas de ti y de mi hermano yo no le he podido mentir, y te prometo que nunca a sido con mala intención, yo no estoy de acuerdo con vuestra relación pero nunca os haría daño, y sentiría mucho perderte como amiga pero te lo tengo que decir, a mí Raúl me da pena es buen hombre y muy agradable y esto que hacéis está mal.
-Mira Rocío, yo te voy a querer siempre pase lo que pase para mí eres un cielo, Raúl no es tan bueno como lo veis, él sabe muy bien lo que hay entre tu hermano y yo , pero prefiere mirar para otro lado, sé que le has tenido que contar cosas a tu madre pero lo entiendo, ella es tu madre y yo una amiga, y también entiendo que si ves a tu madre pasarlo mal pues tengas tus miedos, pero te prometo que yo no me aprovecho de tu hermano, nos amamos con locura y entendemos que los demás no lo entendáis pero seguiremos nuestro camino hasta que ya no nos queden fuerzas.
-Lo sé María, mi hermano está loco por ti, y mi miedo era que tu le hicieras daño pero veo que te mueres por él, de veras no veo con buenos ojos esto , pero prometo respetar y no juzgar.
-Gracias guapisima.
Me sentó muy bien esa conversación , yo a esa niña la quería muchísimo y no quería meterla en este lío nuestro.
La madre de Héctor me trataba bien, ya no me decía cosas a escondidas, parece ser que desde que me dijo lo de la prima Héctor le diría algo porque las cosas estaban más tranquilas, yo tenía claro que seguía sin aceptar la relación, pero lo comprendía, que madre querría este lío para la vida de su hijo.
Los meses pasaban y yo no me quedaba embarazada, Héctor estaba preocupado, decía que sí era culpa de él,  que fuera al médico que algo no iba bien. Yo lo tranquilizaba, diciendole que a veces eso pasaba y había que esperar. Fueron pasando los meses y llegó el verano, yo con la escusa de tener el kiosco y que no podía cerrar en verano porque era cuando más trabajo iba a tener, me libré de tener que ir al pueblo de Raúl de vacaciones, eso sí el se fue el mes entero de agosto, no sabéis que alegría, yo me quedé trabajando y con mis niños. Pasamos un verano diez, de vez en cuando hacíamos excursiones con Héctor nos llevaba a coger ranas, a pescar y nos enseñaba sitios preciosos. En alguna ocasión incluso nos llevó a ver a mi família cosa que mi madre se ponía loca de contenta, Héctor conoció a todos mis hermanos y lo aceptaron genial. Era un ambiente sano, no había que medir las palabras para que nadie se ofendiera, y Héctor se los metió en el bote, tenía ese don.
Ya terminaba el verano y todo empezó como siempre, trabajo , niños, encuentros nocturnos con Héctor y soportar las rabietas de Raúl. Asi pasaron los meses, llegó navidad y yo seguía sin estar embarazada cosa que Héctor lo llevaba fatal. Pasamos las navidades como las anteriores pero Héctor cuando en su casa la fiesta decaía se venía donde estuvieramos nosotros y así aprovechaba para vernos. A Raúl no le hacía nada de gracia pero no se atrevía abrir la boca yo se que era cobarde y nunca se enfrentaría a ningun hombre el solo me insultaba a mí. Llegó reyes y mis niños lo pasaron genial, ese día Héctor estuvo en nuestra casa todo el día vino con nosotros a ver las carrozas de reyes y después les entregamos todos los regalos a los niños, Raúl donde estaba? Pues de juerga con sus amigotes.
Los niños gritaban locos de contentos con los regalos, ese año Héctor me había ayudado a comprarlos y estaba tan contentos como ellos. Al final los críos cayeron rendidos en sus camas, yo los miraba y no podía creer como habían crecido, mi niño ya tenia diez años y mi niña seis. Héctor al ver como los miraba me dijo, -Están grandes, ya sabrás cuidar a un bebé despues de tantos años?
-Hay cosas que a una madre no se le olvida nunca.
Aprovechó para hacerme el amor de una manera tan dulce que yo creía estar en el cielo. Después me dejó acostada y se despidió.
Raúl apareció al día siguiente con un pestazo a alcohol y a mujer barata, lo hice meterse en la ducha y después lo metí en la cama. Ese día ya empezó el colegio así que retome mi vida otra vez. Al día siguiente me desperté para hacer frente a mi jornada laboral pero al levantarme de la cama todo me daba vueltas, llegué al lavabo como pude y empecé a vomitar como si no hubiera un mañana. Que mal me encontraba, pensé ostras! Seguro ya estoy embarazada. No le dije nada a nadie, hice todo como cada día , niños al colegio y yo a mi negocio, cada vez me encontaba peor pero aguantaba, cuando vino mi amiga Luci por la tarde, se quedó allí y yo le dije que iba hacer un recado, mi hija me vio y quiso venir. Fuimos a una farmacia de confianza y le expliqué al dueño lo que me pasaba, no había nadie allí. Me dio un predictor y me dijo que si quería hacermelo allí en su lavabo que podía pasar, pobre hombre como me vería de mal. Así lo hice, salí con el predictor y mi hija y yo esperabamos en el almacen de la farmacia a ver que decía aquel aparato. Salieron dos rayitas y avisé al hombre, lo miró y me dijo -Enhorabuena María estás embarazada.
Yo empecé a llorar como una loca, mi hija y el hombre me miraban asustados y mi hija le decía, -Ves por tu culpa llora, que le has dicho? Se lo diré a mi amigo Héctor y vendrá a regañarte, a mi mamá no le hagas llorar!
Pobrecilla, ya me estaba haciendo reir, -Eva mi vida, este señor no tiene la culpa, es que mamá tiene un bebé en la barriga pero este señor no me ha hecho nada.
Ya se quedó mas tranquila, y le hice prometer que no diría nada. Nos fuimos a cerrar el kiosco y después a casa, yo no podía comer nada, me encontraba fatal, hasta Raúl me miro antes de irse a trabajar y me dijo -Vaya mierda de cara tienes deberías mirartelo.
Que agradable es el muchacho. Se fue y me estiré en el sofá a esperar a Héctor, cuando llegó se asustó. -Mi niña, que te pasa? Haces mala cara.
Empecé a llorar otra vez, no se si eran las hormonas pero no podía controlarlo.
Él me tranquilizaba y me abrazaba. Estaba muy preocupado.
-Héctor me encuentro mal, pero es porque estoy embarazada.
Esa imagen no se me olvidará jamás, empezaron a caerle lágrimas por la cara y me abrazo fuerte.
-Mi vida, soy el hombre más felíz, gracias. Cuidaré de ti y de ese bebé hasta que me muera. No sabes que regalo me has hecho.
Me preguntó como me sentía , si había ido al medico, y cuando le dije que no había comido en todo el día, su cara cambió.
-María se que me dijiste que tus embarazos eran complicados pero ahora no estás sola y yo te voy a cuidar, así que ahora mismo te preparé algo y después a dormir, si ves que no puedes atender el kiosco como siempre diselo a Luci y ella estará encantada de ir.
Y así lo hizo me preparó una tortilla y un poco de pan con tómate. Me sento genial, y me dormí.

Lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora