El nacimiento.

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Antes de entrar a quirófano ya habían llegado ellos y los hicieron pasar para que nos pudiéramos despedir. Mi sorpresa fue que Raúl vino con ellos.
—María hija, sé fuerte y no te rindas, veras que bebé más bonito vas a tener. Yo te espero aquí , los niños estan atendidos por Luci, así que tú vuelve con mi nietecito. Vale mi vida?
—Sí ,mamá tranquila que vuelvo, sabes que tú me hiciste dura y no me rindo facilmente, pero mamá mis hijos por favor, solo te pido que no los dejes nunca.
—María ,no digas eso, tu madre y yo estaremos aquí para esos niños pero ellos te necesitan a ti, y yo también asi que te espero.
—Gracias Héctor, no sabes lo felíz que me hace irme a quirófano sabiendo que tú estas aquí. Prometí volver y lo haré.
—María, sé que no me creeras, pero te deseo un buen parto, y que todo salga bien.
—Gracias Raúl, espero que así sea, pero si a mi me pasa algo, solo te pido que hagas lo mejor para nuestros hijos, y tú se felíz.
Ya vino el camillero y me separaron de ellos. Mi cuerpo temblaba muchísimo, una vez en quirofano mi doctor me tranquilizaba, me pusieron la epidural y me tumbaron, me llenaron de cables y aparatos y empezó la operación. Noté un vacío muy grande y el médico me dijo, ya tenemos a tu niña aquí ,es preciosa y muy grande, a mi me caían lágrimas de felicidad pero de pronto empecé a encontrarme muy mal, los médicos corrían y sentí a mi doctor decirme, —María estás sangrando muchisimo, te van a sedar y te vamos a poner sangre, tú tranquila estás en buenas manos. Ya no sé más, me dormí, cuando quise despertar no podía ,mis ojos se cerraban, notaba mi cuerpo débil, y yo quería gritar que donde estaba mi bebé. Llegué a pensar que había muerto y ya no podría ver a mi niña, pero una enfermera empezó hablarme y entendí que debía despertar.
—María venga despierta, sé que cuesta y que estas débil pero estás con nosotros, no quieres ver a tú niña?
Yo empecé abrir los ojos y le sonreía, cuando ya pude hablar aunque débilmente —Y mi hija? Está bien? Está sana?
—Sí María, es una niña de cuatro kilos doscientos gramos, es preciosa, tiene el pelo negro pero sus cejas y sus pestañas son rubitas, así que seguro se pondrá rubia. Está sana, está claro que se alimentó bien.
—Sí su padre a sido muy insistente con la comida.
Me prepararon para llevarme a la habitación pero primero vino el doctor hablar conmigo.
—María, menudo susto nos has dado, tuviste un sangrado muy complicado y tuvimos que correr, y aquí estás, eres una persona muy fuerte, sin tú permiso te hemos hecho una ligadura de trompas, para mí está a muy claro que no debes arriesgarte más, no se si te entusiasma la idea pero decidimos que era lo mejor en tu caso. A!! Les he explicado todo a tus familiares, tu marido dijo que hicieramos lo que fuera conveniente, y otra cosa el chico que ha venido contigo a todas las visitas se nos ha desmayado cuando les dijimos que ya había nacido la niña y que estaba sanisima.
Este hombre, es un caso perdido, ya sabía yo que no aguantaría de pie, ji ji ji ji..
—Gracias doctor, a sido usted un angel, me ha salvado la vida, y por la ligadura de trompas ha hecho lo mejor. Muchisimas gracias. El verdadero papá de la criatura es ese chico que se ha desmayado doctor, a usted no le voy a mentir.
— Lo sé María, cuando veas la cara de tu hija, verás que es evidente.
Madre mía!! Que es igualita a Héctor! Ahora sí que la gente ya hablará a gusto.
Me subieron a la habitación ya más recuperada, estaban allí los dos esperandome.
—María , que niña mas bonita, es gordita, con pelo moreno y ojos claritos. Ahora la traeran y la podrás ver. —Sí por dios!! Quiero verla ya , mamá , diles que la traigan por favor.
Se acercó Raúl hacia mí. —María enhorabuena, has tenido una niña preciosa y salieron a pedirme permiso para hacerte transfusiones y la ligadura yo les dije que lo que fuera mejor para ti y la niña. Espero que te recuperes pronto y puedas volver con los niños, yo ahora me voy a inscribirla en el registro.
—Gracias Raúl, lo he pasado mal pero he vuelto, se lo prometí a Tony. Y por favor la niña se llama Paula.
—De acuerdo. Adios.
—Mamá donde está Héctor?
— Mira hija, que hombre este. Nos ha dado un susto. Cuando salieron diciendo que había sido una niña y que ahora luchaban por salvarte ,se desmayó. Se lo llevaron a una sala y cuando ya salió medio bien, no se ha separado de las enfermeras se creé que se la van a quitar. Así que ahora vendrá.
— Ay !! Mamá no me hagas reír, este hombre está loco.
A los cinco minutos se abrió la puerta y Héctor entro con Paula en brazos. Yo no pude contener mis lágrimas y él tampoco. —Toma mi vida, nuestra niña. Nunca podré agradecerte lo que has hecho por mí, eres la mejor.
Mi niña, es preciosa, morenita de pelo y las cejas y las pestañas son rubitas, sus ojos son preciosos, todavía no sé el color pero serán claros como yo y su padre. Es idéntica a Héctor, son clones. Y es gordita, parece de anuncio. Claro soy su madre que quereis?
Vineron dos enfermeras y me estuvieron poniendo calmantes, ellas me decían que hacia tiempo que no veían un bebé tan bonito, que era preciosa. Yo super agradecida, estaba orgullosisima de mi bebé.
Héctor estuvo a mi lado todo el tiempo, mi madre volvio a casa con mis hijos, y allí no paraban de venir visitas, sobre todo familiares de Héctor, se tomaron muy en serio que esa niña también era de ellos.
Al día siguiente Héctor me trajo a mis niños. Y yo no podía ser más felíz, mi hija estaba entusiasmada y me pedía que me fuera a casa con su bebé. Mi hijo no podía parar de sonreír y se acercó a mí y en el oído me dijo. —Sabía que cumplirias tu promesa, y a demás me das una hermana preciosa igualita a su super papi.
Mi niño, ya era un hombrecito y se daba cuenta de todo, espero que el día de mañana fuera felíz y encontrará un amor tan grande como el nuestro.
Los días pasaban y Héctor me dijo que no se movería de mi lado, que sus padres ya lo habían organizado todo para que el pudiera estar conmigo, Raúl no apareció más por allí, pero el cuarto día de estar allí, Héctor entró muy enfadado en la habitación y se negaba a explicarlo, tuve que amenazarlo con que si no me lo contaba me levantaría y lo averiguaria por mi cuenta.
—Nada  María, que el imbécil ese de Raúl, fue e inscribió a la niña con el nombre de María y no el de Paula! Joder!, no hay problema en que sea tu nombre es que ya tengo que tragar en que lleve sus apellidos y va y le pone lo que le da la gana, sabiendo que tú y yo habiamos decidido que seria Paula, si es que siempre tiene que dar la última estocada, estoy seguro que vino ese día para ver si te morias y le salio mal.
—Héctor tranquilizate, tienes toda la razón pero bueno dentro de lo peor esto es lo de menos, yo se lo aclararé, pero cariño no sufras más, él lo hace  por fastidiar no le des ese gusto.
Tenía toda la razón para ponerse así, a demás ya a todos les habiamos dicho que su nombre era Paula, y el muy cínico lo hizo para molestar. Menos mal que fue María porque si le llega a poner Rigoberta lo mato.
El quinto día me daban el alta , pero un rato antes llegaron los padres de Héctor a la habitación.

Lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora