El comienzo

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A partir de entonces mi marido siempre acudía aquel bar y cuando se dignaba a explicarme algo me decía que aquel bar lo llevaba un chico que era muy simpático, yo sinceramente apenas lo escuchaba pero empecé a  atar cabos y pensé que ese mismo chico podía ser con el que topé hacía unos días. Sentí que mi estomago se cerraba y esa misma tarde con la escusa de que Raúl estaba dentro del bar decidí entrar. Lo que me temía era él, otra vez todo iba a cámara lenta y mi cuerpo no me pertenecía. El estaba petrificado con los ojos muy abiertos y una sonrisa picarona. Como no , desapareció la magia cuando Raúl abrió la boca,- mira Héctor esta es mi mujer y mis dos hijos. Yo solo supe sonreir y él sin ninguna vergüenza me repaso de arriba a abajo y con su desparpajo dijo,- dios!! Que suerte la tuya ,una mujer así no te la tropiezas todos los días.
Pensé que me desmayaba!!
A partir de ese día mi marido invitaba a veces a Hector a cenar a mi casa y como no, yo me ponía super nerviosa incluso le llegué a pedir a mi marido que no lo invitara más, pero como se hacía lo que él decía yo a callar.
Cada vez que pasaba por delante del bar para ir a casa no había día que no saliera a la puerta y con esa gracia que dios le ha dado me decía siempre un piropo, nunca fue ofensivo siempre me decía lo guapa que estaba y que cuando yo pasaba era la mejor hora del día.
Mi hijo siempre en el parque me traía una flor y yo me la ponía a un lado de la cabeza en el pelo, enseguida me di cuenta que a Héctor le chiflaba. Su cara al verme pasar era pura perversión, y eso a mi me hacía sentir como nunca por fín alguien me veía como mujer ,me hacía sentir especial y yo estaba en una nube.

Lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora