Enseñandole los dientes.

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Conseguí que aceptarán a Eva en una escuela de peluquería, yo pagaría sus estudios ya que con Raúl no contaba para nada, a Tony le compré un coche y pobre lloraba de felicidad. El negocio iba bien, sacaba para pagar y para un sueldo digno para mí. Tony encontró un trabajo donde lo formaban y podría montar su propia empresa más adelante, yo empecé a buscar a alguien para que trabajará conmigo en el bar, había ratos de mucho trabajo y sola no podía llevar cocina y barra. Mi hija Eva me habló de una amiga suya y le dije que viniera hacer una prueba.
Vino Isa, la amiga de mi hija hacer la prueba y la verdad la chica me caía bien, estuvimos hablando y le expliqué lo que necesitaba y ella estaba encantada era mayor que Eva, tenia la edad de mi hijo. Empezó a trabajar y se llevaba bien con la clientela, con el tiempo ella me contó que en su casa tenía problemas económicos graves y que se quería ir de su casa, yo intentaba darle buenos consejos, no sé porque Héctor siempre me decía que esa chica no le gustaba yo le decía que era buena chica. Cuando llevaba un par de meses trabajando conmigo me enteré por mi hija que Isa y Tony tonteaban y se veían a escondidas, por mí no había problema yo no impediría que fueran novios, así que hablé con Tony.
— Tony, tu y Isa teneis algo?
— Jo! Mama no se te escapa nada. Sí nos estamos conociendo y me gusta.

Yo sabía que mi hijo estaba hecho un don Juan así que le advertí.

—Tony, si vas en serio con ella por mi perfecto pero no juegues con ella, es buena chica y me enfadaria contigo.
—No mamá, me gusta de verdad y voy en serio de verdad. Gracias por aceptarla.
—Si tu eres felíz yo tambien cariño.
Isa al día siguiente al entrar a trabajar me dio un abrazo, y me dio las gracias y me prometió ser buena con mi hijo.
Por mí no había problema aunque Héctor siempre me comentaba que no confiara en ella.
Mi relación con Héctor estaba como siempre, buscábamos momentos para vernos a solas y todo iba bien. Un día llegó Raúl diciendo que le cambiaban el turno y que ahora iría siempre de mañana, vaya faena ahora Héctor y yo lo tendríamos peor para estar a solas. Tocaba escaparse del bar por las tardes, mi hijo e Isa nos cubrían.
Fue pasando el tiempo, la relación de Tony e Isa iba bien y por otro lado Eva sacaba sus estudios adelante. Un día Isa vino con mala cara y llorando, le pregunté que sucedía y me explicó que no podía seguir en su casa que no soportaba la situación , a mí me supo muy mal y le ofrecí mi casa, —Isa, yo no quiero que abandones tu casa pero si la situación es tan complicada pues mi casa está abierta para ti.
—Muchas gracias! Hablaré con Tony y si a él le parece bien yo encantada.

A Héctor no le hizo ninguna gracia la notícia, el se llevaba bien con ella pero me decía que no confiaba en ella.
Raúl cuando se lo expliqué su contestación fue de bomba. —Lo que faltaba, ahora también le traes a sus p---s  a tu hijo!

Preferí marcharme sin contestarle, este hombre debía tener un problema con el sexo femenino todas eramos
p---s para él.
Isa trajo sus cosas a casa, tenía muy poca ropa y la guardó en la habitación de Tony, allí le instalé una cama para ella, y después de colocar todo me la llevé a comprarle ropa, me daba cosa ver como mis hijas tenían de todo y ella apenas tenía tres bragas. Me dio las gracias mil veces y me decía que para ella estaba siendo como una madre. Yo de verla felíz para mí era bastante. Mi hija Eva le cogió celos, lo noté de seguida, y hablé con ella. —Eva, que te pasa con Isa?
—Pues que era mi amiga y en poco tiempo ya es mi cuñada, trabaja con mi madre y vive en mi casa, que va a ser lo siguiente?
—Eva, Isa trabaja bien, quiere a tu hermano y vive en casa porque en la suya tenía muchos problemas. Pero mi hija eres tú.
—Sí sí, está es muy lista, y con el tiempo la veremos ser como es realmente y te digo que no te gustará.

Yo pensé que era cosas de crias y que mi hija siempre que alguien se acercaba a mí ella lo pasaba mal.
Isa con mi hija María se portaba muy bien y María la quería mucho, eso tampoco le hacía gracia a Eva. Yo ya le explicaba que la unión que tenía ella con María era inigualable.
Llegó el verano y María ya tenia ocho años, Raúl me dijo que ese verano se quería llevar a Maria a su pueblo a pasar las vacaciones, yo en principio le dije que no pero con los días cambiaría de opinión. Los padres de Héctor estaban reformando una vivienda y Héctor se pasaba los días allí trabajando, me llamó el primer día para decirme que no podía venir a vernos por que estaban de obras, yo le advertí— Espero que vengas mañana, María pregunta por ti, y otra cosa como no vengas se la dejo a Raúl todo el mes de vacaciones así que tu mismo.
—María, mañana iré, y ni se te ocurra hacer eso, yo no puedo estar sin verla un mes.
—Bueno estás advertido, tu veras que haces.
Yo sabía que su madre lo tenía bien pillado, pero os juro que cumpliría mi palabra y dejaría a María irse de vacaciones.
Héctor estuvo cuatro días sin venir y sin llamar. Ya os podeis hacer una idea como estaba yo. Esa mañana María se iba a Murcia con Raúl. Así estaban las cosas, esa noche Héctor no aparecía y yo quedé con mi amiga Lola y su marido Rubén y nos fuimos por la noche a cenar a Barcelona y después al casino, Lola todo el rato me decía, —María vamonos, seguro que Héctor está en tu puerta esperandote,se va enfadar.
— Que se aguante, alomejor ni viene, y yo no me voy a esperar a ver que quiere hacer con su vida.
Llegamos a mi casa a las cuatro de la mañana y Héctor estaba metido en el coche esperando.

Lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora