Capítulo 9

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Me levanto de la camilla,beso su frente, y me voy a la cafetería para buscar algo de comer. Al llegar como algo rápido y me dirijo a la habitación.

Al llegar a la habitación encuentro a Cara y a Christina que hablan con una persona que no conozco, no se muy bien de que hablan pero me acerco a escuchar.

-Hola- digo interrumpiendo la conversación, todos se giran a verme.

-Cuatro, estas listo?- me dice Cara.

-Eso creo- respondo.

-Buenas tardes Tobias, mi nombre es Karen, soy su piloto.-dice- Como podrán ver hoy van a montar en avión, siempre que estén en el avión se deben sentar en las sillas y abrocharse el cinturón mientras el avión despega o mientras aterriza, pero no tienen que preocuparse ya que los aviones son muy seguros y hay posibilidades de una en un millón de que nos estrellemos.

El oír eso me calma un poco

Me recuesto en la pared mientras Karen me da algunas indicaciones para el vuelo, al principio la escucho pero al cabo de un rato mi mente se concentra en que pensaría Tris de saber que hago esto por ella, Tal vez estaría orgullosa... como me gustaría que estuviera aquí conmigo.

Karen para de hablar, creo que es porque se dió cuenta de que no le prestaba la suficiente atención.

-Es hora de abordar- dice Karen.

- Claro- digo con la voz temblorosa.

Sinceramente no me gusta la idea de montarme a un avión, la idea sólo me causa náuseas, sin embargo esto le gustaría a Tris.

El avión es más grande de lo que pensé, las escaleras metálicas que bajan hasta el asfalto chirrían bajo cada una de mis pisadas. El avión es de color blanco plateado. Justo bajo las alas hay un cilindro enorme con paletas que giran en su interior. Me imagino que las paletas me succionan y me escupen por el otro lado, y me estremezco un poco

-¿Cómo puede flotar algo tan grande?- pregunta Cara detrás de mi.

Dentro del avión hay muchas filas de asientos cubiertos de tela azul desgarrada y deshilachada. Elijo una en la parte delantera junto a una ventana. Las sillas son un poco incómodas. Christina se sienta a mi lado.

-Calma, no es tan malo Cuatro- me dice Christina, para calmarme un poco.

El avión empieza a retroceder, y me sorprende la fluidez con la que se mueve, como si ya flotaramos en el suelo. Después gira y se desliza por el asfalto, en el que han pintado docenas de líneas y símbolos. Cuanto más nos alejamos del complejo, más deprisa me late el corazón. Entonces la voz de Karen habla por un intercomunicador:

-Prepárense para el despegue.


Me agarro a los reposabrazos cuando el avión se pone en movimiento, siento como todo se revuelve en mi interior. El impulso me empuja contra la silla esquelética y la vista por la ventana se convierte en un borrón de color. Entonces lo siento: la propulsión, el ascenso del aparato, y veo que el suelo se estira bajo nosotros y todo se hace más pequeño. Siento el corazón en mi garganta y empiezo a respirar aceleradamente. Trato de relajarme.

-Luego te vas a dar cuenta de que no es tan malo.-dice Christina.

-Creo que con esto es suficiente- digo suspirando.

-Recuerda que es por Tris que lo estás haciendo.

-Ojalá estuviera aquí, la extraño.

-Lo, sé. Esto ha sido duro para todos, el afrontar lo que en este momento le está sucediendo es difícil de asimilar.

Nos quedamos en silencio y yo escucho únicamente el ruido que hacen las turbinas.

- Por favor, abrochense los cinturones- anuncia Karen- prepárense para el aterrizaje, gracias por su atención.

El avión desciende lentamente, al principio siento como si estallaran mis oídos, pero cuando tocamos el suelo el dolor se detiene.

Bajo rápidamente las escaleras, no quiero pasar ni un minuto más en ese aparato. Me dirijo a la habitación, al llegar encuentro a Caleb sentado en una cama, paso por su lado y me recuesto en la mía. Miro fijamente el techo y empiezo a pensar en ella. Recuerdo la vez en la que estábamos en una de las rocas que quedaba en el abismo, recuerdo cuando acerqué mis labios a los suyos, cuando nos miramos a los ojos, cuando la volví a besar ya mucho más seguro, pero eso no me bastó en ese momento. La apreté contra mi y la besé con más intensidad, en ese momento ella cobró vida y me rodeó con sus brazos, recuerdo cuando la dejé a su habitación y al salir no dejaba de sonreír como un idiota.

Alternative Final ALLEGIANTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora