Capítulo 12

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Al llegar a la habitación todos me miran extrañados, seguramente es porque tengo la ropa mojada. Me dirijo a mi cama cojo una camiseta negra y unos vaqueros grises, me encierro en el baño y salgo cambiado.

Christina se me acerca.

-¿Porqué estabas mojado?

-Un pequeño accidente.- no logro reprimir una sonrisa.

- Mmm....está bien- dice Christina con un poco de incredulidad.

Ya que estoy arreglado me dirijo al hospital y entro a la habitación de Tris.

-Hola- dice-. El médico dijo que mañana me dan de alta.

-Eso es bueno- digo sonriendo.

Me acerco a su cama y le doy un beso rápido.

Me alejo, y ella me mira, como si necesitara más. Acerca una de sus manos a mi rostro y lo empieza a acariciar.

Quiero besarla, necesito besarla.

Acerco mis labios a los suyos, la beso lentamente, muevo mi boca sobre la suya y le deslizo una mano bajo el borde de su camiseta; no me detiene, aunque se que debería ya que empiezo a perder el control, deja escapar un débil suspiro. Aprieto mi mano contra su espalda y la jalo hacia mí, entonces le recorro lentamente la columna con la punta de mis dedos. La camiseta se le sube, empiezo a besarle el cuello entonces me agarra de un hombro para que seguramente no pierda el equilibrio. Tengo su camiseta enrollada en el brazo y nuestros besos rayan la desesperación.

-Tobias...-dice sobre mi mejilla- aquí no...

Rápidamente me retiro, ella se baja la camiseta, se acomoda el cabello y se vuelve a recostar en la camilla.

Son las ocho y media y no he desayunado y supongo que ella tampoco.

-¿Ya desayunaste? -le pregunto.

-No.

-¿Qué quieres? Voy a ir a la cafetería por algo de comer ya que tampoco yo he desayunado.

-No se, traeme una tarta.

-Ya vuelvo- le digo entonces salgo de la habitación.

Al llegar a la cafetería no hay fila, pido dos tartas, café y un yogurt, llevo todo en una bandeja.

Entro a la habitación y cierro la puerta, acerco la mesita y le pongo la tarta y el yogurt con una cuchara, para que pueda comer y yo me siento en el sillón de al lado para acompañarla.

-¿Qué hiciste mientras estuve en coma?- me pregunta.

-Resumidamente, dormir, visitarte- digo suspirando- y vagar por el departamento.

No me responde simplemente se limita a mirarme a los ojos, como si no supiera que decir.

Al terminar de desayunar boté los envases y llevé la bandeja a la cafetería, luego volví a su habitación.

- ¿Me puedes ayudar a levantar?- anuncia.

-Claro- le digo, coloco una mano detrás de su espalda y otra en el cuello, cuando está del todo sentada la ayudo a pararse y la llevo al sillón. Me siento a su lado y le paso un brazo sobre los hombros.

Me doy cuenta de que se me queda mirando la clavícula, entonces decido preguntar.

-¿Qué me miras?

Noto como se tensa bajo mi brazo, y veo también como se soroja a causa de mi pregunta.

-Nada!- responde a la defensiva.

No logro reprimir una sonrisa.

-Esta bien, te creo.

Nos recostamos en el sillón, hemos estado toda la tarde así, hablando, basándonos y, al final, durmiendo.

Lo primero que veo al despertarme, todavía en el sofá de la habitación, son los pájaros que vuelan encima de su clavícula.

Alargo una mano y la acaricio los tatuajes con la punta de los dedos. Ella abre los ojos.

Me hecha un brazo por encima y se impulsa sobre los cojines para quedar justo contra mí, cálida, suave y amoldable.

-Hola- le digo.

-¿Qué hora es?

La aprieto contra mí, con la mano en su cadera. Tiene los ojos muy abiertos, alerta, a pesar de acabar de abrirlos. Le beso la mejilla, la mandíbula y el cuello, donde me demoro unos segundos. Ella me rodea la cintura con fuerza y me susurra al oído.

Voy a perder el control en cinco, cuatro, tres...

-Tobias- susurra-. Odio tener que decirlo pero...creo que no es el lugar indicado.

-Que importa- respondo sobre su hombro, y le beso el primer tatuaje muy despacio.

-¡Claro que no, si importa!

Me dejo caer de espaldas sobre los cojines y siento frío al no tener su cuerpo paralelo al mío.

-¡Está bien!- digo.

-¿Qué hora es?-vuelve a preguntar.

-No lo se...

Miro en mi reloj y me doy cuenta de que es la una de la tarde.

-Es la una.

-Gracias- susurra y me da un tierno beso.

-¿Te traigo el almuerzo?

-No, quédate, mejor se lo pedimos a alguna enfermera.

-Está bien.

Alternative Final ALLEGIANTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora