Un día a la vez

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Al despertar esa mañana, me doy cuenta que no estoy en casa. Mi vida no es la misma ni volverá a serlo, ahora es más díficil.

Me pongo de pie y veo a la servidumbre caminar de un lado a otro, limpiar y ordenan. Es que nunca se detienen.

-Kylie, porfavor, no hagas ninguna estupidez, te estaré monitoreando- Kim me abraza y acomoda mis cabellos. -Arregláte un poco, sal. Respira aire puro- me dice y yo asiento con lágrimas. -Prometo volver pronto, te quiero- susurra y me da un beso en la cabeza, se va caminando y regreso a mi a habitación, eso que adorna mi vientre es tan extraño para mi. No quiero tocarlo y no lo hago, se que está ahí pero no lo hago, no quiero.

Tomo una ducha, pongo espuma sobre mi cuello. Rodeo todo con una toalla, me pongo unos pantalones negros y una camiseta olgada. No quiero estar incómoda.

-Srita Kylie, su almuerzo está listo- dice una chica de cabello castaño, se dirije a mi y baja la vista.

-Por que no me miras a la cara, no soy la reina de Inglaterra- le digo y levanto su mentón al pasar, entro a la cocina y tomo un vaso de agua, costumbre antes de comer.

Me siento sola en la mesa, la servidumbre está en otro lado, pero me siento tan sola que ni hambre tengo. Me parece escuchar a Kim regañarme.

Camino sin zapatos y salgo hacía la playa, todo está tan tranquilo, solo se escucha el sonido de las olas, hay seguridad por algunas esquinas. Nada de que preocuparse, tomo asiento en la arena, sin saber que hacer, me dedico a mirar el horizonte bajo los rayos del sol.

-Hola- escucho a alguien detrás de mi, volteo instintivamente. Es un chico. -Eres una de las vecinas- pregunta y y asiento.

-Se supone- le respondo sin ganas de hablar.

-No eres de muchas palabras- se sienta a una distancia considerable. -Que te trae a está isla tan... diferente a ala vida de la ciudad- pregunta y lo miro, se nota que es caribeño, latinoamericano.

-Como sabes que soy de la "capital"- pregunto y él se encoge de hombros.

-Tu cabello está bien cuidado, no estás quemada o bronceada del sol. Tu cuerpo lo grita por todas partes incluidas tus uñas- dice y me sorprendo.

-Sueles acosar así a todas las personas que conoces- le pregunto dirigiendome con más atención a él. -Me llamo Kylie- le comento, agarro arena en mis manos.

-Felipe- se presenta. -Vivo en la otra casa, la azul. Somos pescadores- me dice y yo asiento.

-Interesante- comento y él asiente. -Yo estaba estudiando en casa, pero una cosa la llevo a la otra y ahora estoy aquí, con esto en mi- le comento, señalo mi vientre.

-Oh vaya, felicidades- dice y me sonríe sinceramente. -Que nombre le pondrás- pregunta y yo le sonrío.

-Aún no lo he pensado. No quiero quédarmelo- le digo y él ladea la cabeza. -Soy libre de hacer lo que quiera, además. Quiero seguir con mis estudios- él sonríe de medio lado.

-Te comprendo, te comprendo- dice y suspira. -No soy quien para criticar, pero tu tienes la desición de todo- me reconforta.

-Si llegará a quedármelo, seguiría la tradición y le pondría Kassiah- le digo pensante, me pongo de pie. -Gusto en conocerte Felipe, pero debo ir a desempacar, pasa luego. Con pescado- argumento y él asiente.

-Te llevaré el mejor pescado del día- asegura y yo asiento, me despido con la mano y entro a la casa.

Al volver a darme una ducha, me siento cansada. Camino a la cama en ropa interior y me quedo dormida en un momento, la almohada huele diferente y sé que la han cambiado hoy al igual que las sábanas, mi ropa sucia está limpia y la poca ropa que traje está ordenada.

-Sabes "alimaña", te daré en adopción. No te haré pasar por todo esto de ser una famosa, cuando sea el momento volverás a mi. Pero no te quiero ahora...-



No me arrepiento...+16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora