Me levanté de la cama, inclinándome ligeramente hacia la derecha, me puse mis zapatos y salimos al balcón a ver la luna. Hoy parece que hay un eclipse, aunque no sé muy bien qué es lo que pasará, por lo qué he oído deberíamos ver la luna de color rojo. Mi madre por supuesto preparó la comida, tequeños y tortilla, para picar y eso... supongo que se le da bien. Max tenía puesto su abrigo, digo su abrigo porque parece que no tuviese otro, es tan predecible que se qué cuando empiece la secundaria lo seguirá usando y si no engorda, capaz y a la universidad lo lleva, aunque sea como bufanda. Me arrecuesto en el borde del balcón con mi padre y me pregunto ¿por qué será que las familias llegadas a cierto punto..? No sé es extraño, es como si los espacios comunes desaparecieran y todo el mundo viviese encerrado en una cueva sin querer ver a nadie. Tal vez soy la única que quiere seguir en la sala, compartir de vez en cuando, pero sinceramente odio mi cuarto, y no es porque no sea cómodo o agradable, simplemente siento claustrofóbica allí adentro, bueno a la vista está después de el sueñecito que tuve, pero es extraño toda esta situación, mamá cada vez esta como más callada, papá más cansado y Max y yo mas... aleja-dos ¿tal vez? Supongo que es lo que pasa cuando comienzas a crecer, pero a pesar de todo creo que no somos la única familia del planeta que vive esto. ! Nuestra cultura es estúpida!
Hacemos cuartos para encerrarnos a nosotros mismos de los demás, hacemos salas para visitas que nunca llegan y cuando llegan solo queremos aparentar ser quienes no somos, con decoraciones ostento-sas, o con limpieza, pulcritud y orden, cuando en realidad sabemos que odiamos limpiar; una sociedad en la que hacemos tendederos de ropa teniendo secadora, baños tan pequeños que al secarnos después de una dicha no podemos mover los brazos, espejos para reconciliarnos con nuestro ego, recordarnos cuanto nos queremos y odiarnos cuando la vanidad no nos apremia; sofás incomodísimos que es tan allí por que se ven "bien", recuerdos de sitios que visitamos, pero nunca fotos enmarcadas que verdadera-mente si valen la pena, cuadros de quien sabe que de donde no se sabe donde, que parecen haber sido pintados por el mismo hombre los últimos 100 años y haber sido regalados en la plaza algún día de mudanza, costumbre como cenas en familia, donde "no se ve la televisión" pero si las noticias y donde no se habla de música ni de cine pero si de la vida del vecino; ordenadores para usar word, y neveras para guardar hambre; televisores para dejar de pensar, de pensar en algo sur valga la pena como la vida misma, teléfonos para olvidarnos de que somos humanos y que vivimos vidas de carne y hueso, bajillas para servir la envidia en tazas, cucharadas o rebanadas, mesas de noche que parece que durante el día se van a pasear, los zapatos de la escuela, lo de deporte, los de salir, los de gala, los de andar por casa para dormir, los de andar por casa para limpiar, si es que limpias, los que te regalo tu abuela que nunca te pones al lado de los viejos que te pones para ir al monte o a pintar, los que tienes por tener que no recuerdas ni cuándo ni dónde los compraste, los de verano para estar fresquito, los de invierno para la lluvia, y los que ya no te quedan... todos ellos estratégicamente situados debajo de la gaveta de cables que abres una vez al año para cerciorarte de que nadie está viviendo allí, ¿pero de donde salen tantos cables?
Supongo que demasiadas cosas tienen sentido pero...miro hacia el cielo...! No puede ser! Se fue otra vez la luz....
Voy a la cocina a por algunas velas mientras Max se queda con papá en el balcón- ¿Mamá donde están las velas?- Se da la vuelta e intuitivamente intenta recordar donde las dejó con su mano en la barbilla- Creo... y si no estoy equivocada... que están en la última gaveta de la cocina- ¡Ah sí! No lo recordaba, en la cocina también hay una de esas gavetas que abres una vez al año y ya recuerdo para que. Al abrir-la, comencé a tocar hasta que sentí la rugosidad de las velas, pero solo quedaban dos, así que no nos quedaba otra que estar todos en el mismo sitio, al fin, irónicamente se tenía que ir la luz para que nos comunicáramos.
Coloque las dos velas en un candelabro para exteriores y me lo lleve conmigo al balcón -listo, ¿ y mamá?- Max y papá se reían a escondidas, y no sabía porque- ¿qué pasa bobos? -Papá se puso serio después de escuchar cómo me refería a él y me puso esa mirada de... así no Laura, así no, vamos respe-tando, pero Max seguía riéndose- Es que.... jajajaja te pareces a E.T con ese candelabro ¿te presto la bicicleta? Si quieres puedo ser Eliot jajaja- Mis ojos se entrecerraron tal cual como si pudiese matar con una mirada, pero ese chiste me dio mucha risa- estaba en el baño ¿de qué se ríen?- Salió mamá de la sala y miré a Max - De que Max tiene dos años con la bicicleta y aún no sabe montarla jajaja- bajo la cabeza frunciendo el ceño, era evidente en la atmósfera el amor fraternal- ¿Parece que ya comienza el eclipse?- preguntó mamá, se acercó y me abrazo mientras mirábamos al cielo- ¿por qué será que somos tan curiosos?- Mi padre soltó esa pequeña carcajada casi imperceptible que a veces me regala cuando hago un comentario o una pregunta -¿De dónde sacas esas preguntas?- Me dice - No lo se, es como si solo pudiésemos admirar las cosas cuando cambian, cuando se transforman en algo especial, como el mundial de futbol, nadie ve fútbol hasta que es el mundial, o... los libros, nadie se arriesga a leer un libro hasta que todo el mundo lo conoce y cree que está garantizado no perder su tiempo en él, lo que digo es... ¿Por qué solo nos reunimos a ver la luna cuando hay un eclipse o cuando esta llena? o... ¿Por qué solo nos reunimos como una verdadera familia cuando no hay distracciones que nos dejen pensar realmente en nuestras propias vidas?- Mi madre después de aquella pregunta miro sutilmente al suelo, cabizbaja- Cariño veras... tu padre y yo, estos últimos meses.... bueno... nos vamos a divorciar.
Sentí como mi corazón caía por aquel precipicio de mi sueño, como si de pronto, estuviera de nuevo en aquella tubería sin salida, y la única opción que tuviera, fuese chocar fuertemente con el suelo.
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