Capítulo 1.6 Aeropuertos yo y yo.

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Doblamos la esquina tosiendo bastante, el humo se apoderaba de las sala de embarque por las ventanas. Mi pierna derecha me dolía bastante pero aún más la garganta, no encontrábamos a papá aún, y para ser sincera yo no me imagino a mi misma criando a Max, sería una mezcla extraña entre Daniel el travieso, Eduardo manos tijera y todos los niños de 12 en casa.

-Max, estoy muy cansada de correr, y mi pierna me duele bastante después de que me pisotearan, que te parece si ¿¡nos tomamos un descansito!?- Mis ojos pardos brillaban con la luz del atardecer pero aun casi y mi cara dulce de torta empalagosa, parecía no convencerlo.

-¿Te volviste loca Laura? ¿Tuviste una conexión espectral con Pinocho y te dijo que no era necesario que corriéramos a salvar nuestras vidas de unos monstruos que estaban incendiando el aeropuerto, solo porque él te prometió que llegaría para salvarnos acuchillando a todo el que se le atravesase en medio con su nariz de madera asesina? ¿O tal vez pensaste que si nos agachábamos o nos metíamos en una maleta no nos verían y contarían hasta 10 como en el escondite? Debemos encontrar a papá! Además el tiene el bolso, y en el bolso esta mi tablet y los chocolates que llevamos para mamá, y ¡yo no podre soportar tener que ir a tu entierro sin llorar mientras como chocolate!- Giró su cabeza enfurecido dándome la espalda, hay que reconocerlo, imaginación no le hace falta, si hubiera perdido a su osito de peluche ya tendría un ejército de amigos imaginarios con quienes jugar

- Te puedes sentar un minuto si quieres...- contestó en voz muy baja, soltándose de mí mano.

A unos pocos metros estaba una cinta transportadora de maletas y a falta de sillas me senté allí. Acto seguido la luz parecía haber regresado, regresado no solo ella, cada vez podía sentir a los Humanimales más cerca pero el avión, el único avión que quedaba parecía no poder despegar todavía ¿ Entonces para que tanta prisa? Todo parecía tan repentinamente tranquilo, no había tanta gente en esta sala, el sol se ocultaba, la luz había vuelto y por lo menos aquí aún no había cadáveres en el suelo, solamente maletas y maletas...

Traté de cerrar mis ojos por un momento y pude sentir como Max chocaba sus dientes con rabia pensando... Nos van a matar... Nos van a matar tantas veces que ni cenizas quedarán de nosotros. Me da igual, solamente quería dormir, pero abrí los ojos para no preocuparlo. Automáticamente se levanto a buscar a papá, ¿Cómo nos iríamos sin él? Comenzó a caminar gritando su nombre, mientras arrastraba su mano por el borde de la cinta transportadora. Lentamente iba dándole la vuelta, y yo comencé a mirar a mi alrededor. La angustia seguía presente, el miedo se veía en sus caras, parecía que valoraban mucho sus vidas como para apartarse de ellas entre comillas, para siempre. ¿Por qué será que le tenemos tanto miedo a la muerte? no lo se, pero cada vez que estamos cerca perdemos el control, o al revés, tratamos de arreglar cosas, siendo algo que nunca fuimos y ¿Para qué? Simplemente para justificarnos que somos buenos, que hicimos siempre lo correcto y que increíblemente hipócritas somos negándonos nuestra propia realidad, nuestra propia existencia...

Mi cabeza rozó el respaldar y mis ojos se volvieron a cerrar muy lentamente... el sueño podía más conmigo que mis pensamientos filosóficos existenciales....cuando abrí los ojos...!Dios mío estaba dando vueltas sin moverme¡ ¡Max!- La cinta transportadora estaba en movimiento y no me había dado cuenta

- Lo siento fue sin querer- por lo que veo pulso el botón de encendido y comenzaron a salir maletas pero yo cada vez me acercaba más a la rampa por donde salían y tenía miedo de caerme, por estúpido que parezca, pero irónicamente puse un pie fuera y me baje como si nada, una vez estuve de pie miré hacía la cinta y las maletas, y la verdad, iba a unos 2 km/ h y !yo sentía que me iba a explotar la cabeza de lo rápido que iba! Después de sentirme tan estúpida me di cuenta que todo comenzaba a andar mucho más rápido parecía que regresaba a la realidad, y esta realidad comenzaba a asustarme. Me giré impulsivamente hacía el avión pero la obscuridad no me dejaba ver del todo bien, cerré levemente mis ojos para avistarlo y parecía que comenzaba a moverse... no puede ser...! Max vamos a perder el avión!- Él se detuvo en seco, dejó de mirar hacía las maletas y me miró fijamente desde donde estaba, miré a sus manos, me acabo de dar cuenta de que el estaba buscando... estaba revisando las maletas... ¿Para qué? Había registrado tres él mismo y de pronto otro estruendo horrible sonó en la parte alta de las escaleras, todos los presentes retrocedimos a mirar, era una puerta, había salido volando desde el tercer piso y calló muy cerca de nosotros que estamos en la planta baja, y esa puerta sola no se pudo haber movido, el pánico comenzó a entrar de nuevo en mi cuerpo, ahora sí que es verdad, están aquí y no se irán.

-¿Que estás haciendo con esas maletas, loco?- No podía parar de echarme la culpa por avernos quedado aquí sentados y comencé a correr hacia él para sacarnos de allí como fuese

-Se me ocurrió que podrían tener medicinas para tu pierna, o comida, o alguna arma para defendernos, aunque se que esta prohibido entrar portando armas en el bolso, asumí ir hasta la oficina de policías y conseguí esto- No me lo puedo creer, mi hermano el inmaduro había tramado todo este plan de dejarme dormir, encender la máquina transportadora, abrir maletas para buscar medicinas y ¿También consiguió un arma? El comenzó a llorar pues la forma en la que le había preguntado fue bastante chillona y desesperadamente histérica

- Está bien no llores, pero debemos irnos, debemos irnos ya- Mire sus ojos, estaban inevitablemente más grandes y brillantes y no pude evitar dejarlo tranquilo para que terminase lo que estaba haciendo

- Necesito que me ayudes Laura- sus cejas se levantaron implorándome clamor, y no pude resistirme a su persuasión y decidí, por muy loco que pareciera, por muy cerca que estuvieran los Humanimales y por muy lejos que estuviera papá hacerle caso

- ¿Qué puedo hacer? ¿Qué buscas?-Nuestra mirada conspiradora fue interrumpida por otra caída, pero no precisamente de una puerta, habían lanzado a una señora de unos 40 años desde el tercer piso, y si antes había vivido en carne viva la adrenalina, esta vez hasta la sangre me salpico el corazón. Mis ojos se abrieron impresionados por aquel salto obligado y mis manos comenzaron a temblar

- Necesito que busques medicinas, las que sean, me da miedo que no encontremos a papá, pero más miedo me da que le halla pasado algo y que no podamos curarlo, además para ser sincero tengo mucha hambre, ya fui a revisar, pero en este piso no hay cafetería- No pude evitar reírme, sonreí por un momento pero debía seguir buscando aunque se me cayesen las manos de los nervios.

En la siguiente maleta encontramos lo que parecía una caja pequeña de medicinas, como una especie de botiquín, pero no podíamos abrirlo, acto seguido alguien me empujó y caí casi encima de Max y junto a nosotros de deslizo la pistola en el piso, y un señor la miró fijamente aterrado por un momento, pero estaba consciente de que debía seguir corriendo el también, pues con una pistola no podría ni siquiera ralentizar su avance. Le dí la mano, y los dos nos levantamos del suelo, yo con más dificultad para caminar, y la brecha de mi frente en un paulatino pero continuo sangrado

- Max lo siento pero debemos seguir adelante, no tenemos como abrir este botiquín pero para cuando lo hagamos estaremos tan " enfermos" que eso no nos hará ningún efecto- Max miró decepcionado al suelo, me dio pena no saber que había en ese botiquín, pero ya estaban en el segundo piso y yo no tenía pensado quedarme a presentarme, sobretodo después de haber corrido tanto. Recogí la pistola del suelo, nos tomamos de las manos y corrimos hacia la puerta de vidrio más cercano, solo espero que el único avión que quedaba no hubiese despegado.

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ACTUALIZADO Y EDITADO

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