15 de Enero, dos días antes de ser amazona.
Sentía como los rayos del sol chocaban en mis ojos, siendo obligada a abrir los ojos; me gustaría que las noches sean más largas y lentas para poder dormir mas, me destapo y con pereza me levanto. Me acerco al pequeño closet que tengo en frente de mi cama, lo abro y bueno no tengo tanta ropa, apenas tengo dos vestidos viejos y muy largos que parece ser vestido de abuela, y dos pares de zapatos negros; de ahí saco uno de los vestidos (Rosa desteñido) y un par de zapatos, lo dejo en una esquina de la cama y me acerco al espejo, me veo fatal, tengo unas grandes ojeras y mi cabello parece un nido de pájaros y aparte esta grasoso, busco por algunos cajones que están bajo mi cama. No tengo maquillaje para tapar estas ojeras, creo que tendré que salir así, con los dedos de mi mano empiezo a pasarlo por mi largo cabello, hago lo mismo una y otra vez como una peineta. Ya arreglado mi cabello me acerco a la cama, me quito mi ropa para dormir y me coloco el vestido, después los zapatos, me acerco de nuevo al closet y busco algún chaleco de lana (Azul).
-Hermana ¿Cuánto te falta? –Dice la dulce voz de mi hermana pequeña.
-Solo me coloco un chaleco y salgo.
-Está bien.
Me coloque el chaleco y me vuelvo a ver en el espejo, parezco abuela... En definitiva hoy lavare toda mi ropa, me bañare, ordenare mi habitación y haré la comida. Salgo de la habitación y me encamino hacia la puerta que dirige hacia la calle.
-Espera, toma –Mi hermana traía una bufanda de color azul al igual que mi chaleco de lana –Estamos cerca de otoño y está empezando a hacer frió, y yo no quiero que te resfríes.
-Gracias –Tomo la bufanda y me la coloco en el cuello, no me la apretó tanto y tampoco la dejo tan suelta –Iré a comprar algo de comida, vuelvo rápido.
-Cuídate.
-Por mientras hecha a hervir un poco de agua y ordena la mesa.
-Si –Dicho eso ella corre a la cocina.
Sonrió, tomo la manija de la puerta y le doy la vuelta para que esta se abriera la puerta, salgo y cierro la puerta; siento la fría brisa de casi otoño que choca por mi rostro y hace que mi cabello se eleve, tomo mi chaleco y lo apretó un poco para no sentir tanto frió, me encamino hacia las calles vacías del pueblo, pareciera como si yo fuera la única persona que vive en este pueblo. Mientras camino miro las demás casas, son pequeñas y bastantes viejas. Tienen varias grietas algunas tienen ventanas rotas así que hay clavaron unas tablas.
Ahora no sé cómo estarán las casas en Atenas de seguro están mejor que las de acá, pero igual era mejor venir acá para así no nos pasaran nada a mi hermana y a mí. Ya estando en frente de la tienda de comida toco la puerta y espero a que alguien abra, mientras esperaba sentía unos pasos metálicos acercarse a mí pero no le tome mucha importancia. Al fin la dueña del lugar abre, una joven de veinte años más o menos, un rostro angelical, cabello corto y de color castaño, tiene un buen cuerpo y tiene un vientre de cuatro o cinco meses.-Hola, tan temprano –Dice sonriendo.
-Típico de mí, madrugar.
-Eres tan positiva con todo, espera ya traigo tus cosas –Vuelve a entrar al pequeño lugar, no paso más de cincuenta segundos y ella volvió a asomarse por la puerta aunque en su mano izquierda tenía una bolsa.
-No hagas tanto esfuerzo –Tomo la bolsa -¿Tu esposo no te ayuda?
-Ahora está durmiendo, mas tarde me ayudara –Sonríe.
-A veces pienso que él se aprovecha mucho de que seas muy trabajadora y él sea un flojo -Digo algo molesta –Si fuera tú lo mandaría a la mierda.
-Estoy de acuerdo con la chica –Dice una voz masculina, atrás de mí.
-Oh señor Milo, ya le traigo sus cosas –Vuelve a entrar.
Me doy la vuelta y había dos hombres con armadura dorada, uno tenía el cabello azul y el otro tenía el cabello azul marino.
-¿Y usted quien es señorita? –Dice el chico de cabello azul.
-Tenle más respeto Milo –Dice el otro chico –Disculpe la actitud de mi compañero, soy Camus mucho gusto señorita –Toma mi mano y le da un beso.
-Yo soy Milo –Se cruza de brazos y mira el cielo.
-Mucho gusto, yo soy Angeles –Sonrió.
La dueña del lugar vuelve a asomarse por la puerta y le entrega una bolsa a Milo.
-Gracias –Dice Milo sacando de la bolsa una manzana.
-Oh me tengo que ir, adiós nos vemos luego –Digo dándoles la espalda y empezando a caminar.
Di unos cuantos pasos y de ahí escuche de los tres un "Adiós", camino a paso rápido para llegar luego a casa. Solo unos diez pasos más y ya estaré en la puerta de mi casa, ya hay toco la puerta y me abre mi hermana.
Entro y voy hacia la cocina, la mesa estaba ordenada y aun no hervía el agua. De la bolsa saco un poco de pan y un poco de queso; lo dejo en el medio de la mesa.-Te demoraste mucho –Dice mi hermana en tono de regaño.
-Perdón, es que conocí a unas personas y le daba un poco de concejos a ella.
-¿A quiénes? –Me interroga mientras tomaba una silla y se sienta.
-A un tal Milo y Camus –Digo haciendo lo mismo que ella.
-¿Caballeros de Athena?
-No lo sé, tenían armaduras doradas pero no quise preguntar mas para venirme luego a casa y no preocuparte tanto.
-Para eso tienes la boca, para hablar y preguntar.
-Ya, a la otra les preguntare...
-Narra Camus:
Milo y yo nos encaminábamos hacia el santuario.
-¿Crees que sea ella? –Me pregunta.
-Tal vez, mañana hay que conocerla más, a la misma hora y llevaremos otro caballero sí.
-Bueno –Dice el colocando sus manos sobre la cabeza.
Continuara...
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¿Es necesario ser amazona?
FanfictionAngeles una chica supuestamente normal, vive en Rodorio junto con su hermana menor la única familia que tiene. Pero no sabe lo que es en el fondo y cual es su verdadero poder...