Capitulo 4:

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18 de Enero

Mañana

No pude dormir, estando tan preocupada por mi hermana... toda la noche mire la ventana, ¿Por qué y cómo llegue aquí? No pudo haber sido otra chica, en la tarde los caballeros se presentaron dijeron a que constelación correspondían todo, después hice galletas para todos y en menos de cinco minutos se las habían comido todas; en la hora de dormir Afrodita me mostro mi habitación, y al lado derecho de mi cama hay una gran ventana que deja ver un hermoso paisaje pero creo que fue bueno no dormir ya que en la noche mientras todos dormían hubo una tormenta eléctrica, para mi es algo maravilloso ya que en estas partes no es común que se vea este tipo de fenómenos, ahora sigue lloviendo pero no hay ningún relámpago ni truenos. Aun seguía con mi armadura debo acostumbrarme lo más rápido posible... tengo miedo a que me pase algo, tengo miedo... Me recuesto en la cama y miro el techo, siento que alguien abre la puerta.

-Angeles –Dice Afrodita.

-¿Si? –Pregunto aun mirando el techo y escuchando las gotas caer por el techo.

-¿Cómo dormiste? –Dice acercándose a la cama y sentándose en una esquina.

-No pude dormir, toda la noche me quede viendo la tormenta eléctrica mientras pensaba –Aun miro el techo.

-Entonces sería mejor que le diga a los chicos que no entrenaras hoy.

-No, tengo que entrenar para no ser una molestia para ustedes en un futuro.

-¿Segura?

-Si –Dejo de mirar el techo y me levanto de la cama.

Ya levantada Afrodita igual se levanta.

-No hagas tanto esfuerzo en el entrenamiento, cuando volvamos quiero que duermas.

Asiento y vuelvo a mirar hacia afuera de la ventana, cada vez la lluvia es más fuerte al igual que el viento. Si ya llego otoño, después se pondrá más feo el clima en invierno.

-¿Nos vamos? –Interroga Afrodita saliendo de la habitación.

-Si ya voy –Digo corriendo para salir junto con Afrodita.

-Narra Roxan.

Maldito Aiacos, no puedo detenerlo... va a incendiar el pueblo ¿Para qué rayos me convertí en amazona? Tengo que salvar a todas esas personas inocentes pero ¿Dónde estoy? Estoy mal herida, no sé donde estoy, lo único que veo son arboles, camino por todas partes; miro el cielo y ya había dejado de llover pero no se ha despejado, después empieza a pasar una gran nube de humo... no puede ser. Corro en dirección de donde proviene el humo y si era el pueblo incendiándose, llegue tarde... no se ven personas, todos están muertos...

-Llegas tarde –Dice una voz familiar pero a la vez es bastante dulce.

-¿Athena? –Pregunto dándome la vuelta.

-Tu hermana ya es amazona de Piscis, después te enfrentaras contra ella –Dice la diosa –Ahora tiene que creer que estas muerta.

-Entiendo, ¿los caballeros dorados no saben de mi existencia? –La miro.

-No, creen que Angeles es la única amazona dorada.

-¿La pelea será a muerte?

-Lamentablemente sí, no quiero que sea a muerte pero son ordenes del patriarca.

-Si yo muero quiero que usted le diga algo importante a mi hermana –Me saco la máscara.

-Lo que sea –Dice.

-Yo quiero que le diga, que aunque este muerta siempre estaré a su lado –La miro a los ojos y le sonrió.

-Se lo diré –Dice la diosa mirándome.

-Gracias –Me coloco la máscara y camino hacia la salida del pueblo –Sera mejor que se vaya, los caballeros vienen –Camino.

-Narra Angeles.

Intentaba de correr hacia el pueblo pero Mascara de Muerte y Afrodita me estaban sujetando. Creo que lo mejor sería no darle tanta importancia a lo que pasa lejos de aquí...
Dejo de moverme y doy un largo suspiro.

-Quiero volver –Digo bajando la cabeza.

-¿A dónde? –Pregunta Afrodita.

-Al templo, quiero descansar...

Continuara...


¿Es necesario ser amazona?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora